Pocos días antes que Benedicto XVI, emprenda su visita a l Reino Unido. Ha visitado Londres el número dos de la Iglesia ortodoxa rusa, el metropolita Hilarion de Volokolamsk, presidente del Departamento para las relaciones eclesiásticas del Patriarcado de Moscú.
Al encontrarse el jueves 9 de septiembre, en el Lambeth Palace, con el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, primado de la Comunión Anglicana, Hilarion ha allanado el camino al Papa, que se encontrará con Williams el 17 de septiembre.
De hecho, tanto en el coloquio privado con el primado anglicano como en la sucesiva conferencia en el Nikæan Club, Hilarion expresó con expresiones muy ratzingerianas su lectura de la condición actual del cristianismo en el mundo:
“Todas las versiones actuales del cristianismo – dijo – pueden ser divididas en dos grandes grupos principales: tradicional y liberal. Hoy la distancia no es tanto entre los ortodoxos y los católicos, o entre los católicos y los protestantes, sino, más bien, entre los tradicionalistas y los liberales.”
Lógicamente, a estas manifestaciones, son muchos los que creen que en esto puede estar el cisma de la Iglesia en nuestra era. Como bien manifiesta el Sr. D. Luis Fernando Pérez Bustamante en su blog http://infocatolica.com/blog/coradcor.php/1009131018-hilarion-explica-donde-esta-e
Y la verdad sea dicha no va nada de descaminado el Sr. D. Luis Fernando. Por que este es el ambiente que se vive cada vez más en nuestra Iglesia. Motivado, porque creen, que la Iglesia sacramentalista de tiempos pasados ha dado más feligresía, que las posturas de la Iglesia del Concilio Vaticano II.
Pero a esto tengo que añadir, que uno que comulga con “ conservadores “ y “ progresistas “, que si existe un problema es más por la parte “ conservadora “ que por la “ progresista “. Y esto, es debido desde mi punto de vista a que los “ conservadores “ suelen ser muy dogmáticos, y esto desde mi punto de vista los ciega a ver el Evangelio a la luz de los signos de los tiempos. Porque el dogmático auténtico, lo que en realidad hace es despreciar a todo el que no piensa como él y a todo el que se atreve a decir lo que disiente de lo que él piensa y habla.
Sólo el que no es dogmático puede ir por la vida respetando, aceptando, escuchando y, en definitiva, siendo buena persona. Quienes practican el dogmatismo son siempre gente peligrosa.
Por eso, Jesús no pertenecio al Templo de Jerusaen por que en primer lugar no pertenecía a la clase sacerdotal y en segundo lugar no fue una persona dogmática como los fariseos y los letrados.
Esto lo podemos evitar si pensamos como Pablo nos recuerda, ya no somos griegos ni romanos, ni esclavos ni libres, sino que somos todos en Cristo.
lunes, 13 de septiembre de 2010
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