sábado, 28 de junio de 2014

EVANGELIO DOMINGO 29 DE JUNIO 2014. SOLEMNIDAD DE LOS APÓSTOLES PEDRO Y PABLO.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesárea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: « ¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

COMENTARIO.-

Este acontecimiento que nos narra el evangelio de este domingo, es recogido también por los evangelistas Marcos 8, 27-30 y Lucas 19, 18-24, en el caminar de Jesús con los discípulos por las aldeas de Cesárea de Filipo. Lucas, en cambio, lo centra después del relato conocido como la multiplicación de los panes y en un momento de oración de Jesús. Otra diferencia de este pasaje evangélico entre los tres evangelistas, es que mientras en Mateo Y Marcos, se recoge la reprimenda de Jesús a Pedro cuando éste se opone al anuncio de la pasión de Jesús, en Lucas esto queda omitido.

¿Pero que quisieron recoger los evangelistas en estos textos? Que a Jesús, en verdad no le importaba lo que dijeran o pensaran los demás de él. Si no lo que le importaba era, que es lo que sus discípulos pensaban de él, " Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Por qué en función de su respuesta, él podría comprobar si sus discípulos estaban dispuestos a seguirlo y entendía su misión. Jesús era consciente, de que el solo no podría construir el Reino de Dios, de que el Reino se debe de construir moviendo pequeñas comunidades y no grandes masas. Ahora bien, Jesús como buen amigo, les advierte, que la construcción del Reino, les llevará a enfrentamientos y padecimientos con ciertos sectores de la sociedad.

Los apóstoles escucharon de Jesús la pregunta: " Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?  Hoy nosotros debemos seguir aceptando esa pregunta, con el objeto de confesar nuestra fe en él al igual que Pedro lo hizo en nombre de todos los discípulos. Pues de esta manera, podremos hacer vivo a Jesucristo como salvador e instaurador del Reino de Dios en la tierra.

¿OCUPA JESÚS REALMENTE EL CENTRO DE NUESTRA VIDA?

Hoy en la solemnidad de los apóstoles San Pedro y San Pablo, quisiera reflexionar sobre sus sucesores a lo largo de la historia de la Iglesia que han sido los Papas y los Obispos.

A nada más que, demos un breve repaso de los Evangelios, podemos observar, que Jesús nunca habló de la Iglesia y mucho menos de su organización y jerarquía. Lo más que podemos decir es que, al anunciar el Reino de Dios, " puso el comienzo " de lo que después de Pentecostés empezó a ser la Iglesia ( Conc. Vat II: LG 5 ).

Es verdad, que Pedro tuvo un puesto más destacado entre los apóstoles y en la comunidad primitiva de Jerusalén. Este puesto, con el paso de los tiempos fue ocupado por el Obispo de Roma, llegando a ocupar el puesto más relevante de la Iglesia universal, - el Papado -. El cual, es lógico como fuente de unidad de todas las Iglesias locales, pero no como concentración de poder pleno organizativo de la Iglesia. Y la prueba la hemos tenido últimamente en las Iglesias de España, con los recientes nombramientos episcopales, los cuales han dado lugar a una serie de reacciones y protestas dentro del Pueblo de Dios.

Por eso recordando la mejor tradición de la Iglesia, de los Santos Padres y del magisterio pontificio, ellos nos deberían hacernos pensar para el futuro. Pues, yo creo que los futuros nombramientos de Obispos, estarán cada vez más llamados a la elección por su comunidad. El Papa San Celestino I dijo: < Nadie sea dado como obispo a quienes no lo quieran >. El Papa San León dijo: < El que ha de estar al frente de todos debe ser elegido por todos > ( Cuaderno 166 de CiJ ). Juan Pablo II pidió, repetidas veces, a los Obispos y teólogos de todo el mundo, que colaborasen en la búsqueda de formas de ejercer el " ministerio de Pedro " que sean más coherentes con lo que Dios quiere para su Iglesia y también para hacer viable el diálogo entre cristianos y con otras religiones ( JM Castillo ).

No se las dificultades que llevaría hoy en día la vuelta a la práctica de la Iglesia primitiva; creo que las mismas dificultades por la que pasaron en las diversas formas de elección. Lo cierto es, que si queremos seguidores de Jesús en la Iglesia Católica, esta deberá ser una Iglesia más cercana y abierta a sus feligreses y presidida por miembros realizados en la comunidad. El cual, no será valorado por su conocimiento, sino por su seguimiento en Jesucristo.

Los pasos aperturistas que el Papa Francisco, está llevando a cabo en el seno de la Iglesia, y sus revolucionarios discursos, empiezan a chirriar en sectores ultras de la Iglesia, como ya dije en el escrito anterior a este.

Lógicamente este espíritu aperturista, era esperado desde el inicio del Concilio Vaticano II, por un gran grupo de creyente y miembros de la Iglesia Católica.

Personalmente creo que el actuar del Papa es correcto, pero quizás deberíamos ir con más tranquilidad los demás miembros de la Iglesia. No digo tranquilidad en el actuar, sino tranquilidad en la euforia que veo en algunos, pues podemos caer en el error de mitificar al Papa Francisco. No lo mitifiquemos demasiado porque entonces caeremos en la tentación de poner en primer lugar mi propia ilusión particular y creer que la Iglesia se habrá renovado si se cumple lo que yo deseo.

Lo que creo, es que todos deberíamos intentar colaborar al máximo en estas direcciones, que el Papa nos va marcando y que todos llevamos presentes desde hace tiempo en nuestro caminar dentro de la Iglesia.

Pues no debemos olvidar el sabio refrán que dice “el bien no hace ruido y el ruido no hace bien”. Y digo esto porque vaya a quedar todo nada más que en ruido.

Que la solemnidad de los apóstoles Pedro y Pablo, nos hagan reflexionar con amor en la Iglesia, pues en ella hemos recibido el mensaje más grande de salvación y la cual nos acoge en la maduración de nuestra fe.

DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.


Felicidades a los Pedro y Pablo.

sábado, 21 de junio de 2014

EVANGELIO DOMINGO 22 DE JUNIO 2014. FESTIVIDAD DEL CORPUS CHRISTI

Evangelio según San Juan 6,51-58

En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que come de este pan vivirá siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo". Disputaban entonces los judíos entre sí:"¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?". Entonces Jesús les dijo: "Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre no tenéis vida en vosotros. El que como mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que como carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo; no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que como este pan vivirá para siempre".

COMENTARIO.-

Celebrar la eucaristía es revivir la última cena que Jesús celebró con sus discípulos la víspera de su ejecución. Ninguna explicación teológica, ninguna ordenación litúrgica, ninguna devoción interesada nos ha de alejar de la intención original de Jesús. ¿Cómo diseño él aquella cena? ¿Qué es lo que quería dejar grabado para siempre en sus discípulos? ¿Por qué y para qué debían seguir reviviendo una vez y otra vez aquella despedida inolvidable?

Jesús quiso que los suyos nunca olvidaran lo que había sido su vida: una entrega total al proyecto de Dios. Se lo dijo mientras les distribuía un trozo de pan a cada uno: «Esto es mi cuerpo; recordadme así: entregándome por vosotros hasta el final para haceros llegar la bendición de Dios». Celebrar la eucaristía es comulgar con Jesús para vivir cada día de manera más entregada, trabajando por un mundo más humano.

Jesús quería que los suyos se sintieran una comunidad. A los discípulos les tuvo que sorprender lo que Jesús hizo al final de la cena. En vez de beber cada uno de su copa, como era costumbre, Jesús les invitó a todos a beber de una sola: ¡la suya! Todos compartirían la «copa de salvación» bendecida por él. En ella veía Jesús algo nuevo: «Ésta es la nueva alianza en mi sangre». Celebrar la eucaristía es alimentar el vínculo que nos une entre nosotros y con Jesús.

Es notorio, como los cristianos estamos abandonando la misa dominical, como estamos dejando que la misa " se pierda " sin que esto provoque ninguna reacción entre nosotros. Y la verdad, es que no lo entiendo, pues ¿ no es la eucaristía el centro de la vida cristiana ?. ¿ Cómo podemos permanecer pasivos, sin capacidad de tomar iniciativa alguna ?. ¿ Por qué la jerarquía permanece tan callada e inmóvil ?.

Por eso, en esta semana de abundantes actos " eucarísticos ", conciertos, pregones, exposiciones, etc... Yo quisiera plantear las siguientes preguntas:

- ¿No necesita la Iglesia una experiencia más viva de la Eucaristía, que la que ofrece la liturgia actual?

- ¿Es la liturgia que venimos repitiendo desde siglos la que mejor puede ayudar en estos tiempos a los creyentes a vivir lo que vivo Jesús, y recapitular para que vivió y murió?

- ¿Estamos seguros de estar haciendo hoy bien lo que Jesús quiso que hiciéramos en memoria suya?

Pues lógicamente, no puedo entender cómo podemos adorar al Santísimo Sacramento en la procesión del Corpus Christi y no participar de su fuente de adoración en la Eucaristía.

La Eucaristía hace memoria de Jesús, nosotros tenemos que hacer viva esa memoria.


CORPUS CHRISTI. LA EUCARISTÍA HACE MEMORIA DE JESÚS.

viernes, 20 de junio de 2014

"CONSTRUYENDO ESPACIOS DE ESPERANZAS" CÁRITAS. DÍA DE LA CARIDAD.

“Construyendo espacios de esperanza”. Con este motivador lema, la Confederación Cáritas en España celebra el próximo 22 de junio el Día de Caridad, una jornada que, como cada año, la Iglesia convoca en el marco de la festividad del Corpus Christi.

Restaurar los derechos de los más pobres.

En esta jornada, Cáritas invita a toda la sociedad a hacer posible la esperanza hoy. Para ello, la campaña institucional de Caridad 2014 quiere anunciar a todos que cada persona, cada familia, cada comunidad juegan un papel fundamental en la construcción de la sociedad y, sobre todo, en la construcción de espacios de esperanza, de vida, de novedad, de justicia y de fraternidad compartida para restaurar los derechos de las personas que viven en situación de pobreza y vulnerabilidad.

¿Cómo hacer posible hoy esa esperanza?

Las respuestas a esta pregunta pasan por cambiar nuestra mirada de la realidad para buscar y descubrir en nuestros entornos más cercanos las capacidades de las personas que están a nuestro alrededor, los tesoros escondidos en las personas vulnerables, en las que están al margen.

Para ello hace falta poner en marcha nuestras capacidades y actuar. Como señalan los responsables de la campaña de Cáritas, “tú puedes ser motor de oportunidades para ti y para otros, no esperes que otros cambien las reglas de juego y movilízate, despiértate, súmate y participa haciendo tuya la esperanza de quienes anhelan tener un espacio humano y digno en la sociedad”. Se trata de “reinventar, recrear, recuperar… de vivir con sencillez y construir junto con otros esperanza, para hacer posible nuevos espacios comunes de vida, de benevolencia, de justicia y de solidaridad”.

Actitudes creadoras de espacios de esperanza.

Hay formas concretas de “ser instrumentos de liberación y promoción de los pobres, de construir espacios que sean germen de un futuro distinto y generen esperanza”, explican también los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral Social en su Mensaje para el Día de Caridad.

¿Cuáles son esas actitudes capaces de crear espacios de esperanza en medio de una sociedad asfixiada por la crisis? El propio mensaje episcopal las identifica:

-       Cuando respondemos con gestos sencillos y cotidianos de solidaridad ante las necesidades de los hermanos y cambiamos nuestros hábitos alimentarios evitando el desperdicio de alimentos.

-       Cuando reconocemos la función social de la propiedad,  el destino universal de los bienes y defendemos los derechos de los más pobres aún a costa de renunciar los más favorecidos a algunos de sus derechos.

-       Cuando creamos una nueva mentalidad que nos lleva a pensar en términos de comunidad y a dar prioridad a la vida de todos sobre la apropiación indebida de los bienes por parte de algunos.

-       Cuando contribuimos a una economía al servicio del ser humano, no del dinero y el mercado, y rechazamos y denunciamos la economía de la exclusión y del descarte que mata.

-       Cuando apostamos por los más débiles, promovemos el desarrollo integral de los pobres y cooperamos para resolver las causas estructurales de la pobreza.


sábado, 14 de junio de 2014

EVANGELIO DOMINGO 15 DE JUNIO 2014. FESTIVIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD. JORNADA PRO ORANTIBUS

Evangelio según San Juan 3, 16-18

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para juzgar, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no será juzgado; el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

COMENTARIO.-

Hoy domingo celebramos el dogma de la Santísima Trinidad. Este dogma quedó fijado en el Iglesia el año 381, en el concilio primero de Constantinopla.

Si realizamos una lectura profunda de los Evangelios, podremos observar dos cosas. Primera; que en los evangelios no encontramos una definición de Dios. Solamente en la carta de Juan se nos dice que Dios es amor. Segunda que Jesús, no se ocupa de ofrecer una doctrina de Dios, como a lo largo de los tiempos los teólogos han llevado a cabo sobre el misterio de la Trinidad. He de recordar que solo al final de los evangelios de Marcos 16, 15-16 y Mateo 28, 18-20 se bautiza en el nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Que quiero decir con esto, que el contenido del misterio de la Trinidad, tal como quedó definido en los concilio de Nicea y Constantinopla, no está en el Nuevo Testamento. En él no se dice que existan tres personas divinas, unidas en un solo Dios.

En el Nuevo Testamento lo que aprendemos es la fe en Dios como Padre, en Jesús como Hijo, y en el Espíritu Santo. Lo que nosotros conocemos en los Evangelios es el Dios Padre de bondad amorosa. Este Padre se ha dado a conocer en un ser humano, Jesús, al que se le denomina el Hijo. Y finalmente, este Dios actúa en el mundo y en la historia en la fuerza del Espíritu Santo.

Nosotros en el Espíritu de Dios y en función de los signos de los tiempos debemos de marcar los caminos para seguir siendo fieles al Dios Padre de Jesús.

También hoy domingo y bajo el lema "EVANGELIZAMOS ORANDO” celebramos la Jornada Pro Orantibus, el Día de la Vida Consagrada Contemplativa.

El objetivo de esta Jornada es sensibilizar sobre el valor de la Vida Contemplativa, cuyos miembros se consagran enteramente a Dios por la oración, el trabajo y el silencio.

A lo largo de la historia de la Iglesia, el Pueblo de Dios, ha ido configurando una serie de carismas y espiritualidades en órdenes religiosas, cuyos miembros han deseado un objetivo común, dedicar formalmente su vida a Dios. Espiritualidades, que nacieron en una mentalidad, de un tiempo concreto y que posiblemente hoy en día, muchos no le encuentran sentido, ni comprenden.

Pero que con su existencia, nos invitan en primer lugar a reconocer el valor de la oración, que el mismo Jesús practicaba en las madrugadas o en las noches para ponerse a la escucha de cuanto le Padre le decía; y en segundo lugar nos invitan a la adoración eucarística, presencia real de Jesucristo en el sacramento.

Es verdad, que nuestros conventos están mermados en número y altos en la edad de las personas que los habitan. Esto nos hace pensar obsesionadamente en su futuro y pedimos a Dios nuevas vocaciones. Lo cual, me parece correcto. Pero creo, que también debemos aprovechar esta jornada para dejarnos iluminar por el Espíritu Santo, y hacer una lectura más profética de nuestro horizonte y preguntarnos:

- ¿Qué caminos está tratando de abrir hoy Dios para encontrarse con sus hijos e hijas en esta sociedad?

- ¿ Qué llamadas está haciendo Dios a la Iglesia de hoy para transformar nuestra manera tradicional de pensar, vivir, celebrar y comunicar la fe, de modo que propiciemos su acción en la sociedad moderna ?


Mientras el Espíritu nos ilumina, hermanos nuestros han decidido dedicar su vida a la contemplación. Forman parte del Pueblo de Dios y por lo tanto es justo, que nosotros dediquemos el domingo a demás de comprender el Misterio de la Trinidad a orar en favor de ellos, como expresión de reconocimiento, estima y gratitud. Además de aprovechar el Domingo para visitar algún convento de clausura.

sábado, 7 de junio de 2014

EVANGELIO DOMINGO 8 DE JUNIO 2014. DOMINGO DE PENTECOTÉS.

Evangelio según San Juan 20, 19-23.

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. En esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “Paz a vosotros”. Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”.

COMENTARIO.-

En Pentecostés (ó Domingo de Pentecostés) se celebra el descenso del Espíritu Santo y el inicio de la actividad de la Iglesia, por ello también se le conoce como la celebración del Espíritu Santo.

Siete semanas son cincuenta días, de ahí el nombre de “Pentecostés” (= cincuenta) que recibió más tarde. La fiesta de Pentecostés es uno de los domingos más importantes del año, después de la Pascua. En el Antiguo Testamento era la fiesta de la cosecha y, posteriormente, los israelitas, la unieron a la Alianza en el Monte Sinaí, cincuenta días después de la salida de Egipto.

En el calendario cristiano con Pentecostés termina el tiempo pascual de los 50 días. Los cincuenta días pascuales y las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, forman una unidad. No son fiestas aisladas de acontecimientos ocurridos en el tiempo, son parte de un solo y único misterio.

Aunque durante mucho tiempo, debido a su importancia, esta fiesta fue llamada por el pueblo segunda Pascua, la liturgia actual de la Iglesia, si bien la mantiene como máxima solemnidad después de la festividad de Pascua, no pretende hacer un paralelo entre ambas, muy por el contrario, busca formar una unidad en donde se destaque Pentecostés como la conclusión de la cincuentena pascual. Vale decir como una fiesta de plenitud y no de inicio.

La fiesta de Pentecostés, es el segundo domingo más importante del año litúrgico en donde los cristianos tienen la oportunidad de vivir intensamente la relación existente entre la Resurrección de Cristo, su Ascensión y la venida del Espíritu Santo.

Tras la ida del Señor, el domingo pasado, los discípulos tienen miedo y se encuentran desconcertados. No son conscientes de la nueva buena que tienen en sus manos. Por eso, el Señor lo visita y les dice, vamos fuera de aquí. Id, a proclamar al mundo la buena noticia. Para ello, el Señor exhaló su aliento sobre ellos. Es decir, los creo de vida y les hizo ver, que ahora son ellos los que tienen que continuar la construcción del Reino de Dios, inspirados en su Espíritu.

Por eso decimos que es en Pentecostés, cuando nace la Iglesia. Es a partir de este momento, cuando los discípulos empiezan a organizarse, para poder llevar el mensaje de la buena nueva a todo el mundo. Como podemos ver Pentecostés, es la gran fiesta de la nueva creación y reconciliación.

Posiblemente, en estos momentos de nuestra vida eclesial; puede que necesitemos un pentecostés más que nunca. Iluminados por el Espíritu, necesitamos hacer una lectura más profética de nuestro horizonte y preguntarnos:

-¿Qué caminos está tratando de abrir hoy Dios para encontrarse con sus hijos e hijas en esta cultura moderna?

-¿Qué llamadas está haciendo Dios a la Iglesia de hoy para transformar nuestra manera tradicional de pensar, vivir, celebrar y comunicar la fe, de modo que propiciemos su acción en la sociedad moderna ?.

El Domingo de Pentecostés, la comunidad eclesial celebra también el día del Apostolado Seglar y de la Acción Católica.

Los obispos españoles de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, han publicado un mensaje para la celebración de este día, bajo el lema “La Christifideles laici a la luz de la Evangelii gaudium “ (La vocación y misión de los laicos a la luz de la Alegría del Evangelio)

Desde mi punto de vista, creo que para llevar a cabo, hoy en día, este apostolado debe de existir, en los seglares una gran exigencia de la corresponsabilidad, de la que el Concilio Vaticano II, nos habla.
La corresponsabilidad exige ir avanzando hacia una distribución adecuada de las tareas y responsabilidades en un clima de comunión y complementariedad. Todos, laicos y presbíteros, hemos de ir encontrando nuestro sitio en la comunidad eclesial. No se trata de promover a los laicos para que absorban tareas que son propias de los presbíteros. Ni tampoco de que los presbíteros lo sigan monopolizando todo, incluso lo que han de hacer los laicos. Corresponsabilidad no significa dejación por parte de los presbíteros, ni traspaso de responsabilidades propias a otros, sino distribución y animación adecuada de todos los Carismas.

Otra cosa, que quiero destacar, es que el apostolado seglar ha de estar en medio del mundo. Es lo que nos ha recordado el concilio Vaticano II: " La Iglesia está presente en el mundo y con él vive y obra”. Hemos de vivir nuestra adhesión y seguimiento a Cristo en medio de la sociedad. No podemos concebir nuestro apostolado desgajado del mundo, ajeno a los problemas e inquietudes de las gentes, insolidario con la suerte de los pueblos donde vive, sino inserto en los sufrimientos de las personas, compartiendo la vida de todos.


viernes, 6 de junio de 2014

VIVIR A DIOS DESDE DENTRO. Por José Antonio Pagola

Hace algunos años, el gran teólogo alemán, Karl Rahner, se atrevía a afirmar que el principal y más urgente problema de la Iglesia de nuestros tiempos es su “mediocridad espiritual”. Estas eran sus palabras: el verdadero problema de la Iglesia es “seguir tirando con una resignación y un tedio cada vez mayores por los caminos habituales de una mediocridad espiritual”.

El problema no ha hecho sino agravarse estas últimas décadas. De poco han servido los intentos de reforzar las instituciones, salvaguardar la liturgia o vigilar la ortodoxia. En el corazón de muchos cristianos se está apagando la experiencia interior de Dios.

La sociedad moderna ha apostado por “lo exterior”. Todo nos invita a vivir desde fuera. Todo nos presiona para movernos con prisa, sin apenas detenernos en nada ni en nadie. La paz ya no encuentra resquicios para penetrar hasta nuestro corazón. Vivimos casi siempre en la corteza de la vida. Se nos está olvidando lo que es saborear la vida desde dentro. Para ser humana, a nuestra vida le falta una dimensión esencial: la interioridad.

Es triste observar que tampoco en las comunidades cristianas sabemos cuidar y promover la vida interior. Muchos no saben lo que es el silencio del corazón, no se enseña a vivir la fe desde dentro. Privados de experiencia interior, sobrevivimos olvidando nuestra alma: escuchando palabras con los oídos y pronunciando oraciones con los labios, mientras nuestro corazón está ausente.

En la Iglesia se habla mucho de Dios, pero, ¿dónde y cuándo escuchamos los creyentes la presencia callada de Dios en lo más hondo del corazón? ¿Dónde y cuándo acogemos el Espíritu del Resucitado en nuestro interior? ¿Cuándo vivimos en comunión con el Misterio de Dios desde dentro?

Acoger al Espíritu de Dios quiere decir dejar de hablar solo con un Dios al que casi siempre colocamos lejos y fuera de nosotros, y aprender a escucharlo en el silencio del corazón. Dejar de pensar a Dios solo con la cabeza, y aprender a percibirlo en los más íntimo de nuestro ser.

Esta experiencia interior de Dios, real y concreta, transforma nuestra fe. Uno se sorprende de cómo ha podido vivir sin descubrirla antes. Ahora sabe por qué es posible creer incluso en una cultura secularizada. Ahora conoce una alegría interior nueva y diferente. Me parece muy difícil mantener por mucho tiempo la fe en Dios en medio de la agitación y frivolidad de la vida moderna, sin conocer, aunque sea de manera humilde y sencilla, alguna experiencia interior del Misterio de Dios.

José Antonio Pagola