Evangelio según san Lucas
13, 1-9.
En una ocasión, se
presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió
Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó:
- « ¿Pensáis que esos
galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os
digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos
dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más
culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os
convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola:
- «Uno tenía una higuera
plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
“Ya ves: tres años llevo
viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala.
¿Para qué va a ocupar
terreno en balde?”
Pero el viñador contestó:
“Señor, déjala todavía este
año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la
cortas”.»
COMENTARIO.-
Según el evangelio de Lucas,
Jesús pronunció un relato breve y claro, una pequeña parábola sobre una
«higuera estéril». Con ella quiso, despertar la actitud pasiva de quienes le
escuchaban.
Posiblemente, si el
evangelista no hubiera recogido esta parábola y Jesús se encontrase
personalmente entre nosotros y nos la contara, tendríamos que ver, si despierta
en nosotros ésa actitud que Jesús quería llevar a cabo a los que le rodeaban.
Esta parábola despierta en nosotros los siguientes interrogantes: ¿Para qué una
higuera sin higos? ¿Para qué una vida estéril y sin creatividad? ¿Para qué un
cristianismo sin seguimiento práctico a Cristo?
Este acontecimiento, podemos
considerarlo como una parábola abierta a la realidad de la Iglesia, que nos ha
llamado y nos debe conducir a una reacción. ¿Para qué una Iglesia sin
dedicación al reino de Dios? ¿Para qué preocuparnos tanto de «ocupar» un lugar
importante en la sociedad, si no introducimos fuerza transformadora con
nuestras vidas? ¿Para qué hablar de las «raíces cristianas» de Europa, si no es
posible ver los «frutos cristianos» de los seguidores de Jesús? ¿El próximo
papa podrá, inaugurar una nueva primavera para la Iglesia?
En este año que dedicamos a la MISERICORDIA , también esta parábola nos lleva a preguntarnos:
¿Para qué una religión que no cambia nuestros corazones? ¿Para qué un culto sin
conversión y una práctica que nos tranquiliza y confirma en nuestro bienestar?
EMPIEZA SIENDO FÉRTIL
DIFUNDIENDO EL EVANGELIO. PÁSALO.