sábado, 27 de abril de 2013

EVANGELIO DOMINGO 28 DE ABRIL 2013. QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO DE PASCUA


Evangelio según san Juan 13, 31-33a. 34-35

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús:
- «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Sí Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará.
Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros.
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»


COMENTARIO.-

En el recorrido de este tiempo Pascual camino hacia la Ascensión del Señor y la venida del Espíritu Santo, la liturgia nos ha ido enseñando los distintos lugares, donde podemos encontrar al Señor  Resucitado, la Eucaristía, la comunidad de discípulos, como deben ser los pastores de esa comunidad. Pues bien, el Evangelio de este domingo nos llevar a descubrir la verdadera presencial del Señor en la comunidad de creyentes en Él.

El evangelista Juan,  nos recoge en este evangelio que la comunidad de los seguidores de Jesús, tendrá que ser una comunidad “de amigos”, porque así los ha querido Jesús: “vosotros sois mis amigos”; “ya nos os llamo siervos, a vosotros os he llamado amigos”. La comunidad de Jesús será una comunidad de amistad. Y este será el verdadero gesto de los que, formamos parte de la comunidad de los seguidores de Jesús. Porque, la amistad promueve la igualdad, la reciprocidad y el apoyo mutuo. La amistad promueve lo que nos une, no lo que nos diferencia. Nadie está por encima de nadie. Ningún amigo es superior a otro. Se respetan las diferencias, pero se cuida la cercanía y la relación.

La comunidad cristiana posiblemente a lo largo de la historia ha abusado muchísimo del término amor, no sabiendo aplicarlo, ya que para aplicarlo debemos de aprender el amor de Jesús.

Una comunidad basada en la «amistad cristiana» enriquecería y trasformaría hoy más que nunca a la Iglesia de Jesús. Por eso, el posible camino emprendido por el Papa Francisco, en sus gestos de cercanía, servicio, entrega, preferencia por los necesitados, puede ser un nuevo revulsivo a esa Iglesia que parece que se va diluyendo entre nosotros.  Hemos de recordar aquella famosa frase de Tertuliano  cuando informaba de los cristianos a las autoridades civiles y decía: “Mirad cómo se quieren, hasta el punto de dar la vida unos por otros”

¿Cómo es posible que nuestro cristianismo haya cambiado tanto?

AMÉMONOS CÓMO JESÚS NOS AMÓ.

DIFUNDID EL EVANGELIO COMO SEMILLA DE AMOR. PÁSALO.

viernes, 26 de abril de 2013

EL DINERO LE HA GANADO LA PARTIDA A DIOS


¿Dónde está la raíz de la crisis económica que estamos padeciendo? Se dice que la explicación de este desastre radica en la codicia de los grandes capitalistas del mundo. Y es verdad. Desde el punto y hora que, desde que la economía mundial se ha organizado en lo que hoy conocemos como GLOBALIZADA, es decir que, los gestores de fondos económicos, bancos, empresas multinacionales o simplemente los millones de inversores individuales, pueden transferir cantidades enormes de capital de un lado del mundo al otro apretando el ratón de su ordenador, provocando estos desbarajustes que estamos viendo y viviendo.

¿Quiere decir esto que el hombre de hoy en día es más codicioso que antes?. No creo que eso sea así. Porque hombres codiciosos siempre los ha habido, por todas partes, desde que el hombre es hombre. Lo que pasa es que en estos momentos, se dan las condiciones propicias para que la codicia de unos cuantos haya tenido la fuerza tan necesaria para desestabilizarnos a todos.
Y, ¿Por qué esto?. Pues desde mi punto de vista desde dos factores fundamentales. En primer lugar porque no ha existido una legislación y un derecho de ámbito mundial con el poder y las garantías necesarias para impedir que ocurriera lo que ha ocurrido.
Y en segundo lugar, desde que el hombre se aparta de su verdadera conciencia del bien humano que es Dios, abandona el amor a los demás. De aquí, que Jesús nos decía que, no se pueden servir a dos señores a Dios y al dinero.
Mientras sigamos pensando que lo mío es mío y que la ganancia es lo que importa, podemos estar seguros de que no salimos de la crisis. Y cuando levantemos cabeza, antes o después nos volveremos a hundirnos, y no por que el hombre es el animal que suele caer dos veces en la misma piedra; si no porque nuevamente habremos olvidado el mensaje que Jesús nos deja en el evangelio del próximo domingo. “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros”.







sábado, 20 de abril de 2013

EVANGELIO DOMINGO 21 DE ABRIL 2012. CUARTO DOMINGO DE PASCUA.


Evangelio según san Juan 10, 27-30

En aquel tiempo, dijo Jesús: - «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.»

COMENTARIO.-

Para comprender bien este mensaje, es conveniente que nos situemos un poco. Este mensaje lo pronuncia Jesús en el contexto de la fiesta de la Dedicación, cuando Jesús se encuentra paseando por el pórtico de Salomón del Templo de Jerusalén. Allí es increpado por los judíos que le preguntaba si Él era el Mesías. Jesús le confirma que por sus obras ya lo deberían saber y creer, pero puesto que no creen por eso no son ovejas suyas, porque sus ovejas escuchan su voz, y ellas me siguen.

La respuesta de Jesús, fue apelar a sus “obras”, es decir a lo que hacía. Jesús no aduce ni a títulos, ni cargos, ni dignidades. Jesús apela a su vida, con lo cual Jesús estaba diciendo, que lo determinante en los hombres de la religión no es lo que dicen, sino lo que hacen. Ya que, la coherencia de la vida es lo que convence. Porque las cosas de Dios no se demuestran con argumentos y razones, sino con ejemplos de vida al servicio y felicidad de los demás.
La Iglesia escoge hoy en este cuarto domingo de Pascua, parte de ese texto evangélico para celebrar la fiesta del Buen Pastor.

Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, debemos de decir que las relaciones de los “pastores” con sus “fieles”, en la Iglesia, tiene su modelo tal como lo presenta Jesús en el evangelio. Es decir, una relación de transparencia, basada en el conocimiento y cercanía basada en el seguimiento. Nada, pues, de superioridad. Ni de dominación del pastor, ni sumisión de las ovejas. Esto ha de valer a todos los niveles, desde el Obispo de Roma, que ya da ejemplo de ello, hasta el último sacerdote o diácono.

Como dijo el Papa Francisco, el pastor huele a oveja, cuando se relaciona con sus ovejas, por eso, desde los palacios arzobispales muchos no pueden oler a ovejas.

Estamos llamados a vivir nuestras vidas en una respuesta generosa continua a aquel que nos dio la vida. Estar en presencia del Padre, compartiendo la misión de Cristo y dar testimonio del poder del Espíritu Santo, es lo que significa ser un verdadero seguidor del Buen Pastor.

La Iglesia celebra hoy también las 50 Jornadas Mundial de Oración por las Vocaciones, bajo el título. “¡CONFÍO EN TI!,LAS VOCACIONES, SIGNO DE LA ESPERANZA FUNDADA SOBRE LA FE”, pueden leer lo que escribí ayer.

JESÚS CONVENCIO DESDE LA CERCANIA. DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.

viernes, 19 de abril de 2013

L JORNADAS MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES.¡CONFÍO EN TI! LAS VOCACIONES, SIGNO DE LA ESPERANZA FUNDADA SOBRE LA FE.


El próximo domingo día 21 de abril dentro de la fiesta del Buen Pastor, la Iglesia celebra las 50 Jornadas Mundial de Oración por las Vocaciones, bajo el lema ¡CONFÍO EN TI! LAS VOCACIONES, SIGNO DE LA ESPERANZA FUNDADA SOBRE LA FE.

Se trata de una jornada que, nos invita a toda la comunidad eclesial a tomar conciencia de la necesidad de pedir al Señor, de promover y amparar las vocaciones sacerdotales y religiosas con la oración, así como la invitación a los jóvenes para que se animen a plantearse la vocación sacerdotal o religiosa, como una opción válida en su vida. Especialmente en estos momentos donde es frecuente escuchar voces de gran preocupación en la jerarquía eclesial y en ciertos sectores laicales; ante la tendencia a la baja en el número de seminaristas en los últimos años y de las futuras vocaciones en las distintas órdenes religiosas que forman nuestra Iglesia.

En la actualidad, la vocación se entiende como la llamada de Dios, para atender a una comunidad de cristianos. Mientras que, durante los primeros mil años de la vida de la Iglesia, la vocación se entendía como la llamada de la comunidad, que elegía de entre sus miembros al que consideraba más idóneo para educar en la fe a un grupo de cristianos. Esta manera de entender la vocación estaba tan clara entre los cristianos, que la condición indispensable, para que el obispo admitiera a un candidato a la ordenación para ejercer el ministerio, era no que el sujeto se ofreciera diciendo que Dios le llamaba, sino que se resistiera a ser ordenado, porque se consideraba indigno y sin cualidades para un servicio tan exigente.

Y para comprender un poco lo que quiero decir, traigo aquí una breve historia que ocurría en una parroquia.

Hace algunos años, durante la celebración de la Misa, un sacerdote estaba usando el rito penitencial para bendecir a la asamblea con agua bendita. Apenas comenzaba el rito cuando el sacerdote se dio cuenta que el sacramentario (el libro que se usa para las oraciones durante la liturgia, hoy conocido como el Nuevo Misal Romano), se había quedado en la sacristía. Sin decir una sola palabra, el sacerdote inmediatamente se fue a traer el libro de la sacristía.

Mientras tanto el pequeño monaguillo sin saber que era lo que le había sucedido al Sacerdote, tomó el recipiente con el agua bendita y se fue caminando por la nave central de la iglesia ¡bendiciendo y rociando a la asamblea con el agua bendita! La gente se sonreía y se persignaba y se consideraban bendecidos. Tal fue así que, cuando regresó el sacerdote, se rio y dijo: “Yo no pudiera haberlo hecho mejor”, y continuó con la celebración de la Misa, considerando también por digna y buena la bendición realizada por el monaguillo.

En esta historia de la vida real, nos damos cuenta de cómo un pequeño monaguillo vio la necesidad y se sintió llamado a responder y hacer algo al respecto. El niño había visto este rito litúrgico antes –aquel que nos recuerda nuestro bautismo – y estaba preparado para ser partícipe. En definitiva, en la Iglesia faltan sacerdotes o vocaciones ministeriales, porque las autoridades de la Iglesia han puesto unas condiciones que no permiten otra cosa, pues Jesús no impuso tantas condiciones, solamente le pidió a los discípulos que le siguieran. Tenemos lo que la Iglesia jerarca ha optado que tengamos.

No se trata de modernizarse, sino de actualizarse. Por eso, este día deberíamos dedicarlo a renovar el concepto primero de vocación y en segundo lugar dejarnos iluminar por el Espíritu Santo, para encontrar los caminos propios de los ministerios en la Iglesia de hoy.

Debemos aprovechar esta jornada, para dejarnos iluminar por el Espíritu Santo, y abrir nuestra mente y nuestro corazón a él y, hacer una lectura más profética de nuestro horizonte y preguntarnos:
- ¿ Qué caminos está tratando de abrir hoy Dios para encontrarse con sus hijos e hijas en esta sociedad ?.
- En función de estos caminos, ¿Qué vocaciones debemos abrir y fomentar?
- En este AÑO DE LA FE ¿ Qué llamadas está haciendo Dios a la Iglesia de hoy para transformar nuestra manera tradicional de pensar, vivir, celebrar y comunicar la fe, de modo que propiciemos su acción en la sociedad moderna ?.

Yo creo que, nuestra tarea no es ser fieles a una figura de Iglesia y a un estilo de cristianismo desarrollados en otros tiempos y para otra cultura. Lo que nos ha de preocupar es hacer posible hoy el nacimiento humilde de una Iglesia, capaz de actualizar en la sociedad moderna el espíritu y el proyecto de Jesús, como luz del mundo.

Pensemos en este AÑO DE LA FE que, Jesús es, el «regalo» que Dios ha hecho al mundo, no sólo a los cristianos. Estar en presencia del Padre, compartiendo la misión de Cristo y dar testimonio del poder del Espíritu Santo, es lo que significa ser un verdadero seguidor del Buen Pastor.


miércoles, 17 de abril de 2013

EL PAPA FRANCISCO Y EL CONCILIO VATICANO II


Lo normal y establecido es dejar un margen de 100 días a toda persona que toma posesión de un cargo de responsabilidad, para que durante esos días vaya marcando las directrices de lo que va hacer su mandato.

Pues bien he de confesar que estaba temiendo el cumplimiento de esos 100días, sin que el Papa Francisco, hiciera mención al Concilio Vaticano II y más aún cuando muchos sectores de la Iglesia lo equiparan a un nuevo Juan XXIII.

Pero hoy he perdido parte de ese miedo y de esa duda que tenía. Pues en la homilía de la misa que celebra cada mañana en la Casa de Santa Marta, el Papa Francisco empezó por felicitar a Benedicto XVI en su 86 cumpleaños, para pasar a hacer referencia al Concilio Vaticano II, afirmando que "fue una bella obra del Espíritu Santo", aunque hay quienes lo cuestionan.

Comentando el martirio de Esteban y el encuentro de Jesús con los discípulos en Emaús, el Papa observó: "Para decirlo claramente: el Espíritu Santo nos fastidia". "Porque nos mueve, nos hace caminar, impulsa a la Iglesia a avanzar. Y nosotros somos como Pedro en la Transfiguración: Ah, qué bueno estar así, todos juntos! Pero que no nos dé fastidio. Queremos que el Espíritu Santo se adormezca, queremos domesticar al Espíritu Santo", agregó.

Tras explicar que la "comodidad" atrae más que el movimiento que viene del Espíritu, el pontífice explicó que "esta tentación existe también hoy". "Un solo ejemplo -subrayó-, pensemos en el Concilio".

"El Concilio fue una bella obra del Espíritu Santo. Piensen en el papa Juan: parecía un párroco bueno y él fue obediente al Espíritu Santo e hizo aquello. Pero después de 50 años, ¿hemos hecho todo lo que nos dijo el Espíritu Santo en el Concilio? ¿En esa continuidad del crecimiento de la Iglesia que fue el Concilio? No", sostuvo.

"No queremos cambiar. Más aún, hay voces que quieren retroceder. Esto se llama ser testarudos, esto se llama querer domesticar al Espíritu Santo, esto se llama volverse tontos y lentos de corazón", dijo Francisco en la homilía.

Sucede lo mismo -agregó- "también en nuestra vida personal: "El Espíritu nos impulsa a tomar un camino más evangélico", pero nos resistimos. Finalmente, exhortó a "no oponer resistencia al Espíritu Santo. Es el Espíritu que nos hace libres, con esa libertad de los hijos de Dios".

La verdad, es que cada día me veo más confortado de la larga espera y lucha que hemos tenido pensando en otro tiempo de esperanza eclesial, los que en cierto momento nos hemos sentido desplazados, por decir que otra Iglesia era posible.

martes, 16 de abril de 2013

FELIZ CUMPLEAÑOS PAPA EMÉRITO BENEDICTO XVI.


Querido J.Ratzanguier, Papa Emérito Benedicto XVI, querido hermano en la fe, no quería terminar el día sin felicitarle en sus 86 cumpleaños.

Quisiera aprovechar esta ocasión, agradecerle con todo mi corazón el servicio que ha prestado a la Iglesia en estos momentos tan difíciles por los cuales está atravesando. Pero especialmente quiero darles las gracias, por la valentía con la cual ha afrontado su dimisión. Digo valentía, porque no me imagino lo que, esto habrá supuesto en ciertos círculos conservadores de la Iglesia que, tenían asumido que el Papa, siempre tendría que estar a su muerte, porque ese es el designio de Dios. Pero Ud. ha sido también recordar que:” "Después de examinar ante Dios reiteradamente su conciencia, ha llegado a la certeza de que sus fuerzas, debido a su avanzada edad, no se adecuan por más tiempo al ejercicio de mi Ministerio”.

Este gesto que, hasta hace pocos días no entraba en las mentes de muchos miembros de la Iglesia, sino solamente en algunos que eran clasificados por progresistas y destructores de la Iglesia y que por tanto había que marginar. Pues bien, este gesto de dimisión, ha demostrado claramente que el Pueblo de Dios, tiene su mente y su corazón más abierto a los signos de los tiempos que, esos fieles jerarcas de la Iglesia; pues han sabido aceptar y encajar su renuncia como un verdadero gesto de amor a Dios y a su pueblo.

Esto simplemente nos puede llevar a plantearnos que igual que el `pueblo sencillo ha encajado este acontecimiento, está preparado seguro para aceptar otros tanto que los signos de los tiempos están pidiendo, como la renovación al ministerio sacerdotal, con la libre opción al celibato, el sacerdocio femenino. La apertura ministerial a los laicos en la vida de la iglesia, lastrada por el absurdo poder concedido al ministerio del presbiterado, que permitan una renovada vida sacramental, tan necesaria en la vida de la Iglesia.

En este año que, tan acertadamente Ud., nos ha convocado para la maduración y afirmación de nuestra fe, - y que desgraciadamente no se está celebrando dentro de la comunidad eclesial-,  recogiendo sus palabras de ayer en su mensaje de despedida “renovación de la fe en Dios”, espero que está firme renovación de la fe en Dios, la hagamos desde la persona.

Muchas gracias por todo y que Dios le acompañe.

sábado, 13 de abril de 2013

EVANGELIO DOMINGO 14 DE ABRIL 2013. TERCER DOMINGO DE PASCUA.


Evangelio según San Juan (21,1-19):

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.» Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.» Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?» Ellos contestaron: «No.» Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.» Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger.» Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Vamos, almorzad.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.» Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Él le dice: «Pastorea mis ovejas.» Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.» Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

COMENTARIO.-

Pedro, vive nuevamente la experiencia de hace tres años. Cuando en el lago Galilea, pedro y su hermano Andrés, estaban echando la red. Y Jesús les dijo. “Veníos detrás de mí y os haré pescadores de hombres”. Ellos dejaron al instante las redes y le siguieron.(Mt. 4, 18-22)

El evangelista con la narración de este acontecimiento de la tercera aparición de Jesús en el lago, nos quiere recordar que los seguidores de Jesús y especialmente Pedro, estaban donde estaban; es decir, estaban donde Jesús los llamo por primera vez en la playa, pescando. Esto quiere decir, que todo ha vuelto a la rutina diaria, a su trabajo, amigos, familia.

¿Qué nos enseña este evangelio? Que Jesús, no es un mero recuerdo histórico, sino una experiencia de fe. Una experiencia de fe, que tiene que estar presente en la vida diaria de cada uno de nosotros, en nuestro trabajo, nuestra familia, nuestro grupo de amigo, nuestra comunidad, el grupo de creyentes, la Iglesia. Pero una experiencia que, tiene que nacer primeramente en nosotros de una forma individual. Como nació en Pedro, cuando Jesús le pregunta tres veces si le quiere de verdad. Si le quiere más que a los demás. Jesús no busca hombres sumisos: lo que le importa es que tengan un corazón sensible y bueno. Y esta es desde mi punto de vista la condición necesaria para ser “pastor” en la Iglesia.

Jesús, lo dejó muy claro al comer el pan nuevamente con ellos. Ese gesto de partir el pan, que Jesús nos dejó encargado que repitiéramos en su memoria, significa que Jesús estaba convencido de que la felicidad de la vida, no se obtiene mediante el boato y la pompa, sino en la intimidad y en la sencillez de la cercanía humana.

Prueba de ello es que los gestos sencillos, humildes, cercanos del Papa Francisco gustan a los seguidores de la Iglesia, como a los no seguidores de la Iglesia.

VIVE A JESÚS EN LAS COSAS SENCILLAS DE TU VIDA DIARIA.
DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.

viernes, 12 de abril de 2013

ENTRE LOS CREYENTES,¿QUÉ EXISTEN MÁS ADMIRADORES O SEGUIDORES?.


“Sígueme”, con esta expresión de Jesús  a Pedro,  termina el evangelio del próximo domingo. 

El viernes pasado, reflexionábamos que una cosa es  “lo que” se cree; y otra cosa es “en quién” se cree. Y aunque a simple vista parece lo mismo, pues no es lo mismo. “Lo que” se cree: se refiere a verdades, dogmas, normas, mandamientos, ritos, ceremonias… Es, por tanto, un acto intelectual esencialmente. “En quién” se cree: se refiere a personas. Que quiere decir esto, que tener fe en alguien, es fiarse de esa persona, es decir, confiar, ser fiel (tener fidelidad). Claro aquí la fe, ya no es esencialmente un acto intelectual, sino una experiencia, que nos lleva a tener confianza, a fiarnos y ser fiel.

Lo que, quiero decir con todo esto,  es que, no es lo mismo relacionarse con “verdades”, que relacionarse con “personas”. A las verdades se las acepta con la cabeza y la razón. A las personas se las acepta con el corazón y la vida.

Llevado este razonamiento a nuestra fe cristiana, debemos de deducir, que antes que la fidelidad a la “verdades” que enseñó Jesús, está la fidelidad a la vida que llevó Jesús. Es decir, que nuestra fidelidad, nuestra fe, no nos debe de llevar sólo a lo que dijo Jesús, sino, antes que eso, a la persona misma de Jesús, porque esta es la única manera de poder seguir a Jesús, conociendo la persona de Jesús. De lo contrario, descubriremos la admiración por Jesús, por lo que dijo.

Y esto es lo que verdaderamente existe hoy admiración por la persona de Jesús. Prueba de ello es que, la figura de Jesús, no fue solamente admirada por las gentes de su época, sino que ha sido admirada a todo lo largo de la historia. Hoy en día, también sigue siendo admirada, no solamente entre las personas mayores, sino entre las personas de todas las edades y especialmente entre los jóvenes. Ahora bien, la cuestión es saber, como podremos ver en el evangelio del próximo domingo, si Jesús lo que quiere es admiradores o seguidores. Lógicamente a nada más que hagamos esa breve lectura superficial de los Evangelios, deduciremos que Jesús lo que quiere son seguidores y no admiradores, como le dice a Pedro “Sígueme”.

La pregunta es obvia: ¿entre los creyentes de hoy en día, existen  más admiradores que seguidores, o viceversa?  Podemos decir, que posiblemente existan más admiradores que seguidores.

Y digo esto, porque la admiración, se queda en lo maravilloso del personaje, posiblemente en su divinidad y esto no requiere compromiso ninguno con Jesús. El seguimiento requiere un encuentro con lo humano para encontrar lo divino, es decir imitar a Jesús, vivir como Jesús y esto es ir en contra de muchos principios dogmáticos sociales y eclesiales.

Por eso, lo que hace más humano y construye el Reino de Dios en este mundo, son las personas que se parecen e intentan vivir como Jesús y no las gentes que sólo lo admiran y veneran.

Nuestra fe será plena cuando seamos seguidores y no admiradores de Jesús.

sábado, 6 de abril de 2013

EVANGELIO DOMINGO 7 DE ABRIL 2013. SEGUNDO DOMINGO DE PASCUA


Evangelio según San Juan 20,19-31

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: " Paz a vosotros”. Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: " Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: " Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados, a quienes se los retengáis les quedan retenidos”. Tomás, uno de los doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: " Hemos visto al señor”. Pero él les contestó: " Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo”. A los ocho días, estaban otra vez los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: " Paz a vosotros”. Luego dijo a Tomás: " Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”. Contestó Tomás: " ¡Señor mío y Dios mío!” Jesús le dijo: " ¿ Por qué me has visto has creído ? Dichosos lo que crean sin haber visto”.
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre”.

COMENTARIO.-

¿Qué nos enseña este evangelio? Que Jesús no es un mero recuerdo histórico, sino una experiencia de fe. Una experiencia de fe que tiene que estar presente en la comunidad, en el grupo de creyentes, en la Iglesia. Pero una experiencia comunitaria que tiene que nacer primeramente en nosotros de una forma individual, como Tomás.

Por el oído entran las "verdades". Por los ojos y el tacto, vemos y palpamos los "hechos". Para Tomás y para el común de los mortales, tienen más credibilidad los hechos que vemos y palpamos, que las verdades que oímos. La desgracia es que, con frecuencia, la Iglesia y los cristianos le predicamos a la gente muchas teorías, que pueden ser verdades que a nosotros nos parecen absolutas, pero que a los ciudadanos no les convencen. El día que podamos enseñar nuestras manos, marcadas por el trabajo (como hizo Pablo: Hech 20,34) o por el sufrimiento (como hizo Jesús: Jn 20,27), ese día la gente de buena voluntad reconocerá en Jesús a su Señor y a su Dios.

Tomás pidió palpar las llagas. No se conformó con tocar las manos. En el Resucitado, Tomás seguía teniendo presente al Crucificado. Porque, para aquellos hombres, la gran dificultad para creer en la resurrección era precisamente la cruz y las llagas que dejó la cruz. Y es que, en aquella cultura, un crucificado tenía que ser un "maldito". Lo que representaba la mayor dificultad para ver en Jesús la presencia de Dios. Y la plenitud de la Vida, que es Dios.

El evangelista nos descubre la experiencia individual que cada uno debemos de tener, para llevarla a cabo en la comunidad, en la figura de Tomás, con el diálogo de Jesús y Tomás. Tomás había vivido con el Jesús histórico, es decir conocía todo el mensaje de Jesús, sus prodigios y su dolor. Y conociendo todo eso, no creía que Jesús estuviera presente. A los ocho días - dice el evangelio - Jesús le dice: " No seas incrédulo, sino creyente " y Tomás le contesta: " ¡Señor mío y Dios mío!”.

Estamos en el año de la FE, estamos nosotros como Tomás resistiéndonos a creer. Necesitamos nosotros palpar también las heridas de Jesús, para creer. Pues, palpar las llagas de Jesús después de la muerte es palpar la humanidad de Jesús en los que sufren y en los necesitados de este mundo.

NO SEAS INCRÉDULO, SINO CREYENTE. DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.

viernes, 5 de abril de 2013

LA FE DE JESÚS Y LA FE EN JESÚS. AÑO DE LA FE.


El Evangelio del próximo domingo, es un maravilloso texto que, nos puede ayudar a reflexionar muy claramente en el concepto de la FE, dentro de este año que la Iglesia nos llama a meditar y pensar en la FE.

La figura de Tomás podría ser la de mucho de nosotros, entre la duda y la fe. Por eso, lo primero que deberíamos tener claro, es una cosa. Y es que, una cosa es “lo que” se cree; y otra cosa es “en quién” se cree. Y aunque a simple vista parece lo mismo, pues no es lo mismo. “Lo que” se cree: se refiere a verdades, dogmas, normas, mandamientos, ritos, ceremonias… Es, por tanto, un acto intelectual esencialmente. “En quién” se cree: se refiere a personas. Que quiere decir esto, que tener fe en alguien, es fiarse de esa persona, es decir, confiar, ser fiel (tener fidelidad). Claro aquí la fe, ya no es esencialmente un acto intelectual, sino una experiencia, que nos lleva a tener confianza, a fiarnos y ser fiel.

Lo que, quiero decir con todo esto,  es que, no es lo mismo relacionarse con “verdades”, que relacionarse con “personas”. A las verdades se las acepta con la cabeza y la razón. A las personas se las acepta con el corazón y la vida.

Llevado este razonamiento a nuestra fe cristiana, debemos de deducir, que antes que la fidelidad a la “verdades” que enseñó Jesús, está la fidelidad a la vida que llevó Jesús. Es decir, que nuestra fidelidad, nuestra fe, no nos debe de llevar sólo a lo que dijo Jesús, sino, antes que eso, a la persona misma de Jesús.

Por todo esto se comprende que, en los evangelios, la fe se entiende como confianza en Jesús y como fidelidad hacia Jesús. Pero no sólo del Jesús Resucitado, si no que antes de nada, del Jesús, que recorrió los caminos y las aldeas de Galilea, y murió crucificado en Jerusalén. Es decir, que la fe cristiana no puede prescindir de la vida y de la historia de Jesús.
Así nos los demuestran y, nos lo resuelven los estudios teológicos.  Estos estudios, nos plantean que el problema que ha presentado la propagación de la fe cristiana, es que esa fe cristiana fue explicada, primero, por san Pablo (entre los años 50 al 55). Y mucho más tarde (entre los años 70 al 80) fue explicada por los evangelios. Y aquí, lógicamente empezó el dilema, ya que Pablo, no conoció al Jesús terreno. Pablo sólo conoció al Cristo Resucitado. Y, por consiguiente, explicó la fe, no como una experiencia que se refiere a algo que se vive en esta vida, sino como una experiencia que se refiere a verdades que trascienden de este mundo y tienen su centro en el otro mundo. Por eso, cuando Jesús les decía a los enfermos: "Tu fe te ha salvado", se refería obviamente a que la confianza y la fidelidad, que aquellas pobres gentes ponían a Jesús, las liberaba de sufrimientos, penas y otras desgracias de esta vida. Mientras que, cuando Pablo dice "estamos salvados por la fe", se refiere a la salvación sobrenatural y eterna, algo que trasciende este mundo. Pero además, la cuestión, se complica cuando caemos en la cuenta, de que Pablo presenta la fe como fe en Cristo crucificado, que sufrió y murió por nuestros pecados, y que así, con su pasión y su muerte, se constituyó en "sacrificio" de "expiación", que aplacó la ira de Dios contra los pecadores. Hasta el punto de que Pablo llega a decir que Dios "no perdonó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros" (Rom 8, 32). (JM Castillo).

A nada más que realicemos un reposado estudio de lo expuesto anteriormente, podemos concluir que, la fe que resulta de todo esto, es una fe que:

1.- Consiste en aceptar verdades que no podemos conocer porque no están a nuestro alcance.
 2.- Consiste en aceptar a un Dios que necesita el sufrimiento y la muerte de su propio Hijo, para perdonar a los que le ofenden.
3.- Consiste, por tanto, en creer lo que no podemos comprobar, ni demostrar, creer algo increíble, absurdo, que parece, más una patología mental, que una virtud o excelencia que merezca recompensa alguna.

Por todo esto, resulta evidente que, para comprender la fe cristiana, tenemos que empezar por la fe de Jesús y la fe en Jesús. Ya que de esta manera, es la única de que podamos conocer al Dios de Jesús, y por lo tanto comprender a Dios.