sábado, 30 de marzo de 2013

EVANGELIO DOMINGO 31 DE MARZO 2013. DOMINGO DE RESURRECCIÓN.


Evangelio según San Juan 20,1-9

"El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro, y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y les dijo:"Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro, se adelantó y llegó primero al sepulcro y asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro. Vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que Él había de resucitar de entre los muertos".

COMENTARIO.-

Celebramos la Resurrección de Jesús. Los especialistas en el estudio de los evangelios discuten si los relatos que cuentan las apariciones del Resucitado, tienen valor histórico. La Iglesia cree firmemente que Jesús venció la muerte y fue resucitado. Lógicamente no se duda de la fe en la Resurrección. Es claro que nuestra fe se basa en el testimonio que nos dejaron los discípulos de Jesús y que las primeras comunidades fueron transmitiendo; y fue la experiencia cierta de que Jesús resucitó. Pero lo que si es verdad es que las experiencias fueron distintas, pues para Marcos y Mateo las apariciones se sitúan en Galilea, mientras que para Lucas en Jerusalén. En Marcos las mujeres tienen miedo, en Mateo y Lucas se alegran y van a contarlo a los discípulos.

La resurrección, significa que Jesús es el gran argumento, que el cristiano ofrece a la humanidad, para mostrar que la vida es más fuerte que la muerte. La resurrección, es cuando nosotros confesamos que somos seguidores de Jesús y nuestro destino no es la muerte, sino la vida y, la vida en el mundo que nos ha tocado vivir, en la medida que hacemos felices a todos los que nos rodean.

Porque nunca deberíamos olvidar que la resurrección en la otra vida, comienza en esta. Ya que existen personas que por ser fieles a sus creencias en la eternidad, menosprecian otras creencias, menosprecian a las personas, y crean en su alrededor una vida totalmente deshumanizada, olvidándose que, en el Resucitado nació la humanización de Dios.

La eternidad comienza cuando humanizamos a Dios en esta vida y no cuando solamente divinizamos a Jesús en la otra vida.

Celebramos la Resurrección de Jesús; nos identificamos, creemos, nos alegramos y necesitamos de ella recordando a San Pablo: “si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana también nuestra fe” (1 Co. 15, 14).

JESUCRISTO HA RESUCITADO. EMPEZEMOS A SER TESTIGOS DE LA ESPERANZA QUE HEMOS RECIBIDO.

FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN.

DIFUNDID EL EVANGELIO, DONDE SE RECOGE LA ESPERANZA QUE HEMOS RECIBIDO.PÁSALO.

viernes, 29 de marzo de 2013

REFLEXIÓN AL EVANGELIO DEL VIERNES SANTO 29 DE MARZO 2013. LA PASION DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.


El Evangelio que leemos el Viernes Santo nos narra la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan 18,1–19,42. Al ser un texto muy extenso, no puedo reproducirlo por lo que sólo dejo una breve reflexión.

REFLEXIÓN.-

Cuando leemos la pasión de Jesús, nos encontramos ante una gran dificultad de interpretación. Pues leído el texto fuera de nuestra fe, lo que se narra en él, es la crucifixión de un hombre. Acto que, en el entorno romano, era destinado a los rebeldes y desacatadores de las leyes romanas. Castigo que además de su crueldad, reflejaba la más humillante y discriminación del ser humano. Pero por el contrario, desde la fe cristiana, lo que se narra en el evangelio que sucedió, se interpreta como un acontecimiento sagrado y divino que, es predicado como un triunfo y una devoción.

De lo dicho se sigue que la muerte de Jesús no se puede entender desde la religión; porque no fue un acto religioso, sino la ejecución de un condenado por la autoridad civil. Ni se entiende desde la devoción, porque un crucificado no es una imagen de piedad, sino el símbolo más fuerte de la exclusión social. Tampoco se entiende desde la política, porque Jesús no fue un subversivo nacionalista, sino que acabó así su vida por fidelidad al designio del Padre del cielo. La muerte de Jesús sólo se puede comprender como exponente cumbre de la lucha por la libertad, es decir, la lucha por la humanización que supera la deshumanización.

DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO

jueves, 28 de marzo de 2013

EVANGELIO DEL JUEVES SANTO. JUEVES 28 DE MARZO 2013


Evangelio según San Juan 13,1-15.

Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.
Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo,
sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios,
se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura.
Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.
Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: "¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?".
Jesús le respondió: "No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás".
"No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!". Jesús le respondió: "Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte".
"Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!".
Jesús le dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos".
El sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: "No todos ustedes están limpios".
Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?
Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy.
Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.
Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.

REFLEXIÓN.-

No existe en todo el Nuevo Testamento una introducción a cualquier capítulo tan impresionante como la que Juan nos presenta hoy en este texto evangélico. Lo que impresiona es, en primer lugar donde transcurre todo, en una cena. En la cual es sabido por parte de Jesús la traición que le llevará a la muerte. En segundo lugar la conciencia del deber, es la “hora de pasar de este mundo al Padre”. En tercer lugar la confianza en el Padre, pues Jesús sabía su origen, su destino, que Dios lo había puesto todo en sus manos. Y por último la gran experiencia del amor. Amar hasta el extremo de morir.

 Jesús antes de partir de esta vida, quiere que sus discípulos comprendan, con un gesto simbólico, lo que significa su misión: el lavatorio de los pies es la expresión del compromiso por el servicio a la comunidad que se le ha encargado. Es muy significativo que en el lugar en que los evangelios sinópticos colocan la última cena, Juan, sin decir una palabra sobre esta cena, describe el signo del amor y del servicio, porque cuando había llegado la hora, en el momento en que su misión termina, Jesús quiere demostrar su compromiso definitivo con la humanidad por medio del servicio.

No celebramos la ceremonia del lavatorio de los pies simplemente para recordar un episodio interesante y conmovedor de la vida de Jesús, sino para reconocer en una expresión sacramental la única manera posible de ser discípulos del Maestro, la de ser servidores.

Este fue el mandato que Jesús dejo para esa Iglesia que nacerá después en Pentecostés “lo que yo he hecho, hacedlo vosotros”.  Es decir, en la Iglesia no puede haber otra forma de mandato, que el servicio.  Jesús no solamente lo dice, si no que lo hace. Por eso, en la Iglesia ni se enseña ni se manda si previamente no se hace lo que se enseña.

En la Liturgia de hoy, conmemoramos también la institución de la Eucaristía. Hecho que nos permitirá más tarde reconocer a Jesús en el partir el pan. Compartir el pan es aceptarnos como hermanos. Compartir el pan es compartir la vida. Compartir el pan es compartir la entrega. Dejamos que Jesús nos dé su vida para poder, nosotros también, entregar nuestra vida dentro de este proyecto loco de Dios. Compartir el pan es comprometernos con el hermano concreto: con el que participa de la misma vida de Jesús en la eucaristía y con los hermanos solos, con los que sufren, los preferidos de Dios a los que Jesús se entrega cada día en cada eucaristía y en cada hombre y cada mujer que se compromete.

QUE TE RECONOZCAN A TI, COMO A JESÚS; EN EL COMPARTIR EL PAN.

DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.

miércoles, 27 de marzo de 2013

ZARPAMOS HACIA LA PASCUA. REFLEXIONES PARA EL TRIDUO SANTO.


ZARPAMOS HACIA LA PASCUA, HACIA LA ALEGRÍA.

En estos días no debemos de vivir el sufrimiento y el dolor. Al revés estos días nos deben de ayudar a encontrar y descubrir esos sentimientos de Cristo, hacia la humanidad. Encontrar los sentimientos de Cristo, es ver el drama del hombre, que actuando como tal, se rebajo hasta la muerte y muerte de cruz. Tener los mismos sentimientos, es abrazarnos a la cruz de la vida, sabiendo defender el derecho a la vida; es abrazar la cruz que ya hace dos mil años proclamo todos los derechos de la humanidad; abrazar la cruz es defender la dignidad de todos los marginados; abrazar la cruz es defender la justicia, es dar de comer al hambriento y de beber al sediento, de vestir al desnudo y de llevar el consuelo al enfermo, es abrazar la cruz que lleva la felicidad, el amor y la paz que Jesús nos enseñas.

JUEVES SANTO. DESPLEGAMOS EL MANTEL DE LA MESA DEL AMOR

Todo ello, nos debe llevar al Jueves Santo donde celebraremos el día del Amor Fraterno y la institución de la Eucaristía. Como preámbulo a su primera Eucaristía Jesús lavó los pies a sus discípulos, como señal de que la mejor preparación de la Eucaristía es el servicio humilde y el perdón de los hermanos. Jesús explica que la ley del amor es la Eucaristía. Y es, en ella donde Jesús marca los afectos filiales al Padre y a los hermanos. Por eso cada Eucaristía para nosotros debe ser el compromiso de entregar nuestro propio cuerpo y nuestra sangre - nuestra persona y nuestra vida - por los mismos motivos que Él y con la misma fidelidad.

Compartir el pan es aceptarnos como hermanos.  Compartir el pan es compartir la vida. Compartir el pan es compartir la entrega.

VIERNES SANTO. CAMINAMOS CON LOS BRAZOS EXTENDIDOS.

El Viernes Santo, viviremos la muerte de Nuestro Señor en la Cruz; por eso en la liturgia de este día, la realizaremos en la adoración a la cruz. Donde todos seremos llamados a mirarla y adorarla, " MIRAD, MIRAD TODOS EL ARBOL DE LA CRUZ DONDE ESTUVO CLAVADA LA SALVACIÓN DEL MUNDO. VENID ADORARLA”.

 La cruz de Cristo nos enseña que no se trata de cerrar los ojos a la realidad negativa del mundo, sino que con los brazos extendidos de la cruz y con los ojos bien abiertos, estamos llamados a transformar la realidad del mundo.

Tener los brazos extendidos es  ver hoy la presencia sufriente de Cristo en los enfermos mal atendidos, en los jóvenes desesperados y maltratados por las drogas, en los ancianos ante la soledad, en las familias destrozadas donde los niños viven las mayores consecuencias, los pobres de espíritu y los pobres materiales, que no tienen pan, agua, casa. Estando junto a estas innumerables cruces actuales, es donde el sábado por la noche podremos encontrar al Resucitado en la vigilia pascual.

SÁBADO SANTO. CRISTO ESPERANZA DEL MUNDO.

El Sábado Santo representa en la vida cristiana esos momentos de vacío, de niebla, de oscuridad, donde la única salida es la espera, en definitiva la esperanza cristiana. Este vacío, soledad, dolor en el silencio y en la incomprensión.. nos está invitando a descubrir en nuestras vida el sentido fuerte de la confianza por encima de toda duda.

Pero llegada la media noche CRISTO RESUCITA Y EMPIEZA A NAVEGAR CON NOSTROS. CRISTO VIVE, CRISTO VIVE. Es el anuncio gozoso de la noche de Pascua: " ¿Por qué buscáis entre los muertos entre los muertos al que vive?". Jesús no es un mero recuerdo histórico, sino es una experiencia de fe. Es decir esta experiencia debe orientar nuestro comportamiento al hombre nuevo, que nace del bautismo, es vivir ahora como Cristo y comprometidos con su evangelio en la construcción del Reino de Dios que Él empezó.

Acudamos al encuentro con Jesús y con nuestros hermanos en la fe y que estas celebraciones litúrgicas, renovemos nuestra vida para ser constructores de una nueva sociedad marca por la solidaridad, la libertad y el respeto a todos los derechos de los hombres y mujeres.

sábado, 23 de marzo de 2013

EVANGELIO DOMINGO 24 DE MARZO DE 2013. DOMINGO DE RAMOS.


Evangelio según San Lucas 19, 28-40.

En  aquel tiempo, Jesús echó a andar delante, subiendo hacia Jerusalén.  Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte llamado de los Olivos mandó a dos discípulos diciéndoles: —Id a la aldea de en- frente: al entrar ella encontraréis un borrico atado, que nadie ha montado todavía. Desatadlo y traedlo, y si alguien os pregunta: « ¿Por qué lo desatáis?» contestadle: «El Señor lo necesita»   Ellos fueron y lo encontraron como les había dicho. Mientras des- ataban el borrico, los dueños les preguntaron: — ¿Por qué desatáis el borrico?  Ellos contestaron: —El Señor lo necesita. Se lo llevaron a Jesús, lo aparejaron con sus mantos, y le ayudaron a montar. Según iba avanzando la gente alfombraba el camino con los mantos. Y cuando se acercaba ya a la bajada del Monte de los Olivos, la masa de los discípulos, entusiasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los milagros que habían visto, diciendo: — ¡Bendito el que viene como Rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto. Algunos de entre la gente le dijeron: —Maestro, reprende a tus discípulos.  El replicó: —Os digo que si estos callan, gritarán las piedras. 

COMENTARIO.-

Este domingo como todo domingo celebramos el misterio Pascual completo: la muerte y Resurrección del Señor, pero la liturgia tiene dos acentos o enfoques: La entrada triunfal del señor como rey en Jerusalén y la Pasión del Señor.

Yo, he elegido para reflexionar este domingo, el texto evangélico en el que, se recoge la entrada de Jesús en Jerusalén, como el acontecimiento del inicio de la Pasión de Jesús, que comenzamos en este Domingo de Ramos y que viviremos durante toda esta semana santa.

El acontecimiento que nos narra Lucas en este texto, da la impresión de que, en realidad lo que aconteció fue una entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Pero, lejos de ese triunfalismo, Jesús posiblemente, lo que fuera, es acompañado de una gran multitud de personas que encontraban en Él, en su palabras y en sus gesto la defensa de la dignidad de persona que todos tenían, creyentes y no creyentes.

Por eso, lo más llamativo de este pasaje es “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”.  Como la aclamación del pueblo amenazado, acosado y en peligro, siendo Jesús para ellos plena esperanza.

Durante tiempos la entrada del vicario de Cristo en la tierra, ha estado llena de triunfalismo. El Papa Francisco, lejos de ese triunfalismo, está siendo aclamado por los miembros de la Iglesia, por sus palabras, gestos y defensa de la dignidad de las personas creyentes y no creyentes. El Papa Francisco nos recuerda con este estilo de vida, que en esta manifestación de la vida, JESÚS va delante de todos nosotros.

JESÚS VA DELANTE, VAYAMOS CON ALEGRÍA JUNTO A ÉL.

DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.

EL ENCUENTRO DEL SERVICIO. EL PAPA FRANCISCO Y BENEDICTO XVI


Hoy la Iglesia nos despierta con otro gran acontecimiento. El encuentro del Papa Francisco y el Papa emérito Benedicto XVI,  un gesto histórico e inédito de cohabitación de dos Papas en nuestra Iglesia del siglo XXI. Un acontecimiento que días posteriores analizaremos más detenidamente, pero que no quiero dejar de pasar, como un gesto que escenifica la continuidad y la discontinua entre los dos últimos Pontífices de la Iglesia católica.

Cuanto daríamos muchos, porque no decirlo, por estar sentado en medio de estos dos Papas. Entre el Papa intelectual Benedicto XVI, que supo poner en alerta de emergencia a toda la Iglesia, pero especialmente a la curia, con su valor histórico y valiente de su dimisión que, supuso y supondrá a lo largo ya de la historia de la Iglesia un antes y un después  y el Papa del “fin del mundo” ; o del fin de un estilo de Iglesia que , en su primera semana de pontificado deja ya entrever nuevos aire renovadores que, muchos miembros de esta Iglesia viene desde hace tiempo pidiendo a grandes voces.

Creo que, este debe de ser el valor del encuentro de hoy entre Francisco Y Benedicto el de dos miembros de la Iglesia que han puesto su vida verdaderamente al servicio de la Iglesia de Cristo, para el pesar de  muchos representantes de la "caverna" eclesial, mediática, social y política de la Iglesia.  

Mañana leeremos en la liturgia del domingo de ramos, el pasaje evangélico de la entrada de Jesús en Jerusalén. Estos dos Papas, nos quieren recordar hoy con su gesto de encuentro que Jesús era el que iba primero en esa entrada, que Jesús no se quedo atrás, si no que iba delante.

El Papa Francisco va delante, en este proceso de renovación eclesial que se vislumbra, no lo dejemos sólo, especialmente aquellos que durante años hemos reclamado nuevos aires. No se trata de una obediencia ciega a la figura papal como ha ocurrido anteriormente por esos grupos que han sido más papistas que el papa. Si ya fueron muchos los que, más o menos abiertamente, criticaron la renuncia de Benedicto XVI por "haberse bajado de la cruz", temen que la apertura que sugiere Bergoglio puede traicionar ciertos principios irrenunciables para ellos.

Hoy, se produce para mí en este encuentro entre estos Papas que,  el  verdadero poder de la Iglesia se encuentra en el servicio.

miércoles, 20 de marzo de 2013

HOMILIA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA DE INAGURACIÓN DE SU PONTIFICADO.


Hoy dejo en el blog, la homilía completa que el Papa Francisco pronuncio ayer en la eucaristía de inicio de su pontificado. Creo que es importante leer, pues se supone que en ella ha debido de marcar lo que será su línea de pontificado. La transcribo aquí, la homilía para que, siempre la podamos tener como referente para en estos días poder hacer un análisis.

Queridos hermanos y hermanas

Doy gracias al Señor por poder celebrar esta Santa Misa de comienzo del ministerio petrino en la solemnidad de san José, esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia universal: es una coincidencia muy rica de significado, y es también el onomástico de mí venerado Predecesor: le estamos cercanos con la oración, llena de afecto y gratitud.

Saludo con afecto a los hermanos Cardenales y Obispos, a los presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas y a todos los fieles laicos. Agradezco por su presencia a los representantes de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales, así como a los representantes de la comunidad judía y otras comunidades religiosas. Dirijo un cordial saludo a los Jefes de Estado y de Gobierno, a las delegaciones oficiales de tantos países del mundo y al Cuerpo Diplomático.

Hemos escuchado en el Evangelio que «José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer» (Mt 1,24). En estas palabras se encierra ya la misión que Dios confía a José, la de ser custodio. Custodio ¿de quién? De María y Jesús; pero es una custodia que se alarga luego a la Iglesia, como ha señalado el beato Juan Pablo II: «Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo» (Exhort. ap. Redemptoris Custos, 1).

¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción, con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad y total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos de la vida como los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús.

¿Cómo vive José su vocación como custodio de María, de Jesús, de la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio; y eso es lo que Dios le pidió a David, como hemos escuchado en la primera Lectura: Dios no quiere una casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; y es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su Espíritu. Y José es «custodio» porque sabe escuchar a Dios, se deja guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más sensatas.

En él, queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios, con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación.

Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien.

En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre, y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de Dios. Y cuando el hombre falla en esta responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido.

Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen «Herodes» que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer. Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos «custodios» de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro. Pero, para «custodiar», también tenemos que cuidar de nosotros mismos.

Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura.

Y aquí añado entonces una ulterior anotación: el preocuparse, el custodiar, requiere bondad, pide ser vivido con ternura. En los Evangelios, san José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No debemos tener miedo de la bondad, de la ternura.

Hoy, junto a la fiesta de San José, celebramos el inicio del ministerio del nuevo Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, que comporta también un poder. Ciertamente, Jesucristo ha dado un poder a Pedro, pero ¿de qué poder se trata? A las tres preguntas de Jesús a Pedro sobre el amor, sigue la triple invitación: Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas. Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, de san José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la caridad: al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al encarcelado (cf. Mt 25,31-46). Sólo el que sirve con amor sabe custodiar.

En la segunda Lectura, san Pablo habla de Abraham, que «apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza» (Rm 4,18). Apoyado en la esperanza, contra toda esperanza. También hoy, ante tantos cúmulos de cielo gris, hemos de ver la luz de la esperanza y dar nosotros mismos esperanza. Custodiar la creación, cada hombre y cada mujer, con una mirada de ternura y de amor; es abrir un resquicio de luz en medio de tantas nubes; es llevar el calor de la esperanza.

Y, para el creyente, para nosotros los cristianos, como Abraham, como san José, la esperanza que llevamos tiene el horizonte de Dios, que se nos ha abierto en Cristo, está fundada sobre la roca que es Dios.

Custodiar a Jesús con María, custodiar toda la creación, custodiar a todos, especialmente a los más pobres, custodiarnos a nosotros mismos; he aquí un servicio que el Obispo de Roma está llamado a desempeñar, pero al que todos estamos llamados, para hacer brillar la estrella de la esperanza: protejamos con amor lo que Dios nos ha dado.

Imploro la intercesión de la Virgen María, de san José, de los Apóstoles san Pedro y san Pablo, de san Francisco, para que el Espíritu Santo acompañe mi ministerio, y a todos vosotros os digo: Orad por mí. Amen.

 

lunes, 18 de marzo de 2013

MAÑANA 19 DE MARZO, FESTIVIDAD DE SAN JOSÉ. DÍA DEL SEMINARIO.


Alrededor del día 19 de marzo, festividad de San José, se celebra el Día del Seminario, este año bajo el lema: “Sé de quién me he fiado”.

Se trata de una jornada que nos invita a toda la comunidad eclesial a tomar conciencia de la necesidad de pedir al Señor, promover y amparar las vocaciones sacerdotales con la oración, la invitación a los jóvenes para que se animen a plantearse la vocación sacerdotal como una opción válida.

Es frecuente escuchar voces de gran preocupación en la jerarquía eclesial y en ciertos sectores laicales; ante la tendencia a la baja en el número de seminaristas en los últimos años. En estas escalas se habla de que nos encontramos en un “otoño vocacional", que se achaca a la creciente secularización, al descenso demográfico, al descubrimiento de pecados por parte de sacerdotes y a la crisis moral.

Es verdad, que todo esto ha influido en la Iglesia. Y es lógico, pues no debemos de olvidar que es la Iglesia la que está en el Mundo y no el Mundo en la Iglesia. Pero, lo que yo creo, que verdaderamente ha influenciado la gran crisis de la Iglesia, no es la falta de sacerdotes, sino el abandono en la Iglesia del proyecto de Jesús. La Iglesia es un organismo vivo que ha de estar en continuo y permanente nacimiento, naciendo de Cristo en cada tiempo.

Y, así es reconocido, por Benedicto XVI en la entrevista que el periodista Peter Seewald, recogía en el libro " Luz del Mundo " . Benedicto XVI insiste en la necesidad de «definir de nuevo tanto la vocación de la Iglesia como su relación con la modernidad». Afirma que la «religiosidad tiene que regenerarse de nuevo en el contexto de la sociedad moderna para encontrar nuevas formas de expresión y comprensión». Insiste en que «hay que preguntarse siempre qué cosas, aunque hayan sido consideradas como esencialmente cristianas, eran en realidad sólo expresión de una época. Debemos regresar una y otra vez al Evangelio y a las palabras de la fe para ver qué es realmente lo esencial y qué se ha de modificar legítimamente con el cambio de los tiempos».

En definitiva, no se trata de modernizarse, sino de actualizarse. Por eso, este día deberíamos dedicarlo a renovar el concepto primero de vocación y en segundo lugar dejarnos iluminar por el Espíritu Santo, para encontrar los caminos propios de los ministerios en la Iglesia de hoy.

En la actualidad, la vocación se entiende como la llamada de Dios, para atender a una comunidad de cristianos. Mientras que, durante los primeros mil años de la vida de la Iglesia, la vocación se entendía como la llamada de la comunidad, que elegía de entre sus miembros al que consideraba más idóneo para educar en la fe a un grupo de cristianos. Esta manera de entender la vocación estaba tan clara entre los cristianos, que la condición indispensable, para que el obispo admitiera a un candidato a la ordenación para ejercer el ministerio, era no que el sujeto se ofreciera diciendo que Dios le llamaba, sino que se resistiera a ser ordenado, porque se consideraba indigno y sin cualidades para un servicio tan exigente.

En definitiva, en la Iglesia faltan curas porque las autoridades de la Iglesia han puesto unas condiciones que no permiten otra cosa. Tenemos lo que la Iglesia jerárgica ha optado que tengamos. En la Iglesia no tienen por qué faltar sacerdotes.

Por eso, esta jornada nos debe de ayudar a ver todas las vocaciones ministeriales existentes, y a las que van surgiendo en nuestras Iglesias, como el diaconado permanente, delegados de liturgias, (que Roma ha denominado a este tipo de oficio «celebración en domingo en ausencia o en espera de presbítero»). Sin olvidar que estas mismas órdenes ministeriales, deben estar abiertas a las mujeres. No debemos de olvidar que nuestros ministerios, cambiaron en unas circunstancias sociales, pues los apóstoles estaban casados, y los papas también tuvieron casados.

Debemos aprovechar esta jornada también, para dejarnos iluminar por el Espíritu Santo, y abrir nuestra mente y nuestro corazón a él y, hacer una lectura más profética de nuestro horizonte y preguntarnos:

- ¿ Qué caminos está tratando de abrir hoy Dios para encontrarse con sus hijos e hijas en esta sociedad ?.

- ¿ Qué llamadas está haciendo Dios a la Iglesia de hoy para transformar nuestra manera tradicional de pensar, vivir, celebrar y comunicar la fe, de modo que propiciemos su acción en la sociedad moderna ?.

Por eso, nuestra tarea no es ser fieles a una figura de Iglesia y un estilo de cristianismo desarrollados en otros tiempos y para otra cultura. Lo que nos ha de preocupar es hacer posible hoy el nacimiento humilde de una Iglesia, capaz de actualizar en la sociedad moderna el espíritu y el proyecto de Jesús.

sábado, 16 de marzo de 2013

EVANGELIO DOMINGO 17 DE MARZO 2013. QUINTO DOMINGO DE CUARESMA.


Evangelio según San Juan 8, 1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: - «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?» Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: - «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra.» E inclinándose otra vez, siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer, en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: - «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?» Ella contestó: - «Ninguno, Señor.» Jesús dijo: - «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.»

COMENTARIO.-

Los hombres que llevan a la mujer sorprendida en adulterio, eran todos, ellos también adúlteros. Pues, cuando Jesús les dijo que quien no tuviera pecado, tirase la primera piedra, y al parecer nadie tiro ninguna piedra. Jesús les devolvió con la misma moneda a esos hombres. Todos sabían que eran culpables.

El Evangelio de este domingo, nos da mucho para reflexionar, desde el machismo criminal como consecuencia del observa miento de las leyes religiosas, hasta el estancamiento que la religión puede producir a veces en las personas, cuando estas pierden su libertad como consecuencias de las normas religiosas. Pues la religión, a veces, fomenta el puritanismo y la hipocresía, pues más vale muchas veces la buena imagen en asuntos sexuales, que la justicia social.

Por eso, debemos de recordar aquello que se dice: “que no hay un santo sin un pasado ni pecador sin un futuro”.

Hoy el Evangelio, nos invita a través de la palabra de Jesús a mirar hacia el futuro y no a refugiarnos en el pasado. Y mucho más, cuando comenzamos una nueva etapa en nuestra Iglesia, con el Papa Francisco.

Quizás, dentro de nuestra historia eclesial, a veces, hemos olvidado ser la Iglesia de los pobres, como nos ha recordado el Papa Francisco, siendo más consecuentes y vivientes con nuestras normas dogmaticas, que ser testigos de la esperanza que hemos recibido.

Por eso, hoy la palabra de Jesús, nos invita a mirar hacia el futuro y a la construcción de un mundo más justo, que es en definitiva la construcción del Reino de Dios, aquí en la tierra.

CON JESÚS, SÓLO QUEDA DECIR LA VERDAD.

CARTA AL PAPA, FRANCISCO.


Santidad

La verdad es que, he tardado varios días en escribirle desde que conocí su nombramiento como Papa de nuestra Iglesia. En primer lugar, porque me resulta extraño llamar a un Papa “Francisco” y más desde una tierra donde nosotros llamamos a los “Franciscos”, “Paco” y “Curro”. Pues la verdad sea dicha que, todos estábamos acostumbrados a otros nombres papales. Pero siendo sincero, nombre que me ha gustado, porque rompe la rutina y dice mucho en la historia de la Iglesia. También, estaba esperando a que Ud., nos dijera si ha elegido el nombre por San Francisco de Asís o San Francisco Javier, pues para mí, eso tiene una gran importancia, como ya le contare más adelante. Cuestión que, hoy ha quedado solventada en el encuentro que Ud., ha tenido con los periodistas que ha llevado la información del conclave.

También he querido dejar pasar unos días, para reposar un poco la euforia que nos supone a todos los católicos, el nombramiento de un nuevo Papa y para ver sus distintos discursos en estos días.

Santidad, es demasiado pronto para poder dar una respuesta segura a la pregunta que todos nos estamos haciendo y que muchos de mis conocidos me han preguntado  ¿será Ud. la solución que necesita la Iglesia en este momento?.

Quiero decir, que indiscutiblemente su presencia ante los ojos de todos los creyentes y no creyentes es de una persona sencilla, humilde, cercana, respetuosa y profundamente convencida del amor de Dios a la humanidad. Naturalidad que, se ve continuamente con su gran soltura fuera del protocolo vaticano. Esta forma de actuar de Ud., nos gusta, pues la verdad, estamos llenos de grandes teorías y  palabras que tienen cada vez menos fuerza para modificar la conductas de la personas y estamos faltos quizás de esos gestos que Ud., nos está dejando en estos días.

Pero también Santidad, esperaba ya en estos días algunas palabras que nos despejara un poco la gran inquietud de cambio que muchos esperamos en nuestra querida Iglesia. Y le digo esto, porque no he escuchado ningunas palabras que nos permitan ver si vamos a revivir el Concilio Vaticano II. Y le digo esto, porque el Concilio introdujo cambios profundos en cuestiones muy determinantes de la teología. Pero también es cierto que dejó prácticamente intacta la organización eclesiástica, como hemos podido ver a lo largo de estos cincuenta años. Y es que, cuando se trata de renovar una institución, no se trata de modificar determinadas ideas o ciertas teorías sino se trata de modificar su organización, de manera que quede muy clara su forma y estilo de gestionar el poder. No sé, si es por aquí también que eligió a San Francisco de Asís.  Ya que, Francisco de Asís, supo enfrentarse ante el poder más grande que los Papas han tenido en la historia de la Iglesia y de la humanidad en la figura de Inocencio III.

Estamos muy lejos de aquella “primavera eclesial” de la que se habló con tanto entusiasmo en los años sesenta. De aquel acontecimiento, no sólo religioso sino cultural, social, político, que despertó en todos los sectores sociales ilusión.

Cierto es que según los grandes teólogos, los concilios , a lo largo de la historia de Iglesia, han tardado, por lo menos, cuarenta o cincuenta años en ser plenamente aceptados y hechos vida en la Iglesia. Este tiempo ha llegado, no solamente cronológicamente, si no físicamente. Y digo físicamente porque en Ud., creo que la mayoría de los miembros de la Iglesia, esperamos un Papa que, debe ser la explosión de esa primavera eclesial que nació hace 50 años. Un Papa, que sepa desarrollar y actualizar ese Concilio Vaticano II, si quiere que el mensaje de la Iglesia interese a la gente de este mundo. Si quiere que, la Iglesia encuentre su sitio en esta cultura y en esta sociedad. Ya que, debemos de reconocer que, últimamente  su mensaje interesa cada vez a menos, a las gentes de este mundo.

Un Papa que sepa resolver las cuestiones más urgentes que se presenta en la Iglesia actual. Especialmente el desarrollo de lo que en el Concilio hemos conocido como la “Eclesiología de comunión”. Temas como el papel de la mujer en la Iglesia, la participación de los seglares en algunas cuestiones como la responsabilidad ministerial, la práctica de los sacramentos y la esperanza ecuménica. Pero también en este mundo globalizado no solamente de ideas, sino de bienes, la Iglesia tiene que ser la voz de los últimos, de los que están sufriendo injustamente esta brutal crisis económica, la voz de la esperanza, de los pobres que Ud., han nombrado.

Santidad, el comienzo de su pontificado podemos decir que comienza con la Pascua de Resurrección que, celebraremos dentro de un par de semana. Una nueva Pascua, un nuevo paso de la muerte a la vida. Como diría Jon Sobrino, otra Iglesia es posible, otra Iglesia es necesaria.

En este año de Fe, Santidad ayúdenos y guíenos para seguir madurando junto a Ud.

Desde este rincón de mi clausura, le deseo que Dios le acompañe en su gran ministerio y sepa tenernos a todos en la unidad de Cristo, no desde la uniformidad, sino desde la comunidad de la pluralidad.

Saludos.

El gozo y la esperanza, las tristezas y angustias del hombre de nuestros días, sobre todo de los pobres y de toda clase de afligidos, son también gozo y esperanza, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo, y nada hay verdaderamente humano que no tenga resonancia en su corazón ( Gaudium et Spes, 1 ).

sábado, 9 de marzo de 2013

EVANGELIO DOMINGO 10 DE MARZO 2013. CUARTO DOMINGO DE CUARESMA.


Evangelio según san Lucas (15, 1-3.11-32).

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna." El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros." Se puso en camino a donde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado." Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: "Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud." Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: "Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado." El padre le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."»

COMENTARIO.-

El Evangelio de este domingo es muy extenso en su mensaje y en su exposición. El mensaje central de este pasaje Evangélico es: ¿CÓMO IMAGINA JESÚS A DIOS? Jesús transmite que Dios no mira a los pecadores como algo perdido para siempre, sino como algo muy querido, que por algunas circunstancias ha decidido coger otro camino.

Estamos continuamente pensando, en que nuestros templos están cada vez más vacío y que son cada vez menos los jóvenes que se acercan a la Iglesia. Y que desgraciadamente, también son muchos los que, estando muy comprometidos, han decidido salirse y dejarnos.
Pero, ¿cuál es nuestra postura? Vamos en busca de ellos, a ofrecerle el amor de Dios Padre, el amor de Jesús, sin tener en cuenta nada de lo que posiblemente haya pasado. O por el contrario nos dedicamos más a conservar lo que tenemos, con el miedo de perderlo, sin arriesgarnos en la búsqueda.

Por otro lado hemos pensado posiblemente, si iluminamos nuestras comunidades eclesiales con la luz del evangelio teniendo en cuenta los signos de los tiempos. Hemos pensado tal vez que deberíamos barrer y limpiar todas aquellas barreras que pueden separarnos de nuestros hermanos que se encuentran fuera de la comunidad. Barrer y limpiar con la luz encendida hasta convertir la comunidad en verdadero punto de encuentro.

Lo que sucede es que, con frecuencia, no estamos dispuestos a esto. Nos resulta incómodo salir a buscar la oveja perdida o barrer toda la casa para hallar una sola moneda. Nos parecemos al hijo mayor de la parábola que prefería la ausencia de su hermano y no vio con buenos ojos la acogida del padre. Aquel hijo mayor no aprendió lo fundamental. El saber perdonar y amar.

Si somos capaces de acoger a nuestros hermanos, como Dios Padre de Jesús nos acoge, estaremos abriendo nuevos horizontes.

Por eso, también debemos de pedir al Espíritu, para que en el próximo Cónclave actué sobre los Cardenales con el fin de elegir un Papa que, como el Padre del hijo de pródigo, se capaz de acoger por igual a todos los hijos de la Iglesia. Un Papa que sepa resolver las cuestiones más urgentes que se presenta en la Iglesia actual. Especialmente el desarrollo de lo que en el Concilio hemos conocido como la “Eclesiología de comunión”.

CONOCE A DIOS DE JESÚS. DIFUNDID EL EVANGELIO.PÁSALO.

viernes, 8 de marzo de 2013

DE UN CONCILIO, A UN CÓNCLAVE.



Hace 50 años hubo un Concilio llamado Vaticano II, hoy tenemos un Cónclave.

Posiblemente los acontecimientos tan acelerados que estamos viviendo, nos están llevando a sepultar en el olvido esos años transcurridos. Creo que, es un gran momento para que, toda la comunidad católica y especialmente los encargados de la elección del nuevo Papa nos preguntemos:” ¿Para qué ha servido el Concilio Vaticano II?, ¿A cambiado realmente la Iglesia?¿Lo que ha cambiado realmente es la institución eclesiástica o, más bien, lo que es muy distinto es la sociedad y la cultura?

Ante esta pregunta, posiblemente tengamos diversas opiniones. Pero yo que, soy hijo del concilio, pues nací en el mismo año del concilio, puedo afirmar desde mi compromiso en la fe de la Iglesia, que hemos perdido 50 años.
Digo esto porque, al igual que he crecido con el concilio, he crecido con el mundo donde el concilio tenía que haberse desarrollo. Y, puedo afirmar, desde este punto de vista que, la Iglesia no encuentra su sitio en esta cultura y en esta sociedad. Por eso, desde este punto de vista puedo también decir que, el Concilio Vaticano II es, para mucha gente, un hecho que pasó a la historia y que no representa gran cosa en la actualidad. En definitiva que, el Concilio es, para muchas gente de la Iglesia, el gran desconocido, incluso para aquellos que continuamente suelen nombrar el Concilio. Esto es lo que peor nos ha podido pasar. Porque esto refleja claramente que el hecho más importante de la Iglesia en el siglo XX  ha sido, para algunos el gran desconocido, para otros el gran olvidado y para la mayoría el gran incomprendido.

Con esta pequeña reflexión que siempre me gusta hacer, podemos ver que, estamos muy lejos de aquella “primavera eclesial” de la que se habló con tanto entusiasmo en los años sesenta. De aquel acontecimiento, no sólo religioso sino cultural, social, político, que despertó en todos los sectores sociales ilusión.

Cierto es que según los grandes teólogos, los concilios , a lo largo de la historia de Iglesia, han tardado, por lo menos, cuarenta o cincuenta años en ser plenamente aceptados y hechos vida en la Iglesia. Este tiempo ha llegado, no solamente cronológicamente, si no físicamente.
Dentro de pocos días, se elegirá al sucesor de Benedicto XVI, tendremos un nuevo Papa. Un Papa que, debe ser la explosión de esa primavera eclesial que nació hace 50 años. Un Papa, que sepa desarrollar y actualizar ese Concilio Vaticano II, si quiere que el mensaje de la Iglesia interese a la gente de este mundo. Si quiere que, la Iglesia encuentre su sitio en esta cultura y en esta sociedad. Ya que, debemos de reconocer que, últimamente  su mensaje interesa cada vez a menos, a las gentes de este mundo.

Un Papa que sepa resolver las cuestiones más urgentes que se presenta en la Iglesia actual. Especialmente el desarrollo de lo que en el Concilio hemos conocido como la “Eclesiología de comunión”. Temas como el papel de la mujer en la Iglesia, la participación de los seglares en algunas cuestiones como la responsabilidad ministerial, la práctica de los sacramentos y la esperanza ecuménica. Pero también en este mundo globalizado no solamente de ideas, si no de bienes, la Iglesia tiene que ser la voz de los últimos, de los que están sufriendo injustamente esta brutal crisis económica, la voz de la esperanza.

Por eso este Cónclave y el nuevo Papa que salga de él, ya que, coincidirá con la Pascua, una nueva Pascua, un nuevo paso de la muerte a la vida. Como diría Jon Sobrino, otra Iglesia es posible, otra Iglesia es necesaria.

El gozo y la esperanza, las tristezas y angustias del hombre de nuestros días, sobre todo de los pobres y de toda clase de afligidos, son también gozo y esperanza, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo, y nada hay verdaderamente humano que no tenga resonancia en su corazón ( Gaudium et Spes, 1 ).

lunes, 4 de marzo de 2013

LOS DIEZ MENSAJES MÁS REPRESENTATIVOS EN LA DESPEDIDA DE BENEDICTO XVI


«Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino». Es el lunes 11 de febrero y Benedicto XVI realiza el histórico anuncio: dejará el Pontificado el 28 de febrero a un sucesor más joven.

«Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos». Gesto de grandeza del Santo Padre en su mensaje de renuncia.

«Gracias a todos, especialmente a los fieles de la diócesis de Roma, en el momento en que me dispongo a terminar mi ministerio como sucesor de Pedro». El 18 de febrero, Miércoles de Ceniza, el Papa realiza su última ceremonia en la basílica de San Pedro.

«La verdad es bella. Y la verdad y la belleza caminan juntas. El sufrimiento y la corrupción son el mal de este mundo». Benedicto XVI continúa cumpliendo la agenda en la recta final de su Pontificado, despidiéndose de cuantos le han acompañado en estos casi ocho años en los que ha ocupado la Cátedra de Pedro. El 23 de febrero se dirige a la Curia para trasladarle su gratitud.

«Si Dios me pide esto, es para que pueda continuar sirviendo a la Iglesia con la misma dedicación y el mismo amor con que he tratado de hacerlo hasta ahora, pero de un modo más adecuado a mi edad y a mis fuerzas». El domingo 24 de febrero el Papa da la bendición a los fieles en su Ángelus final. Poco después envía su penúltimo tuit: «En este momento particular, os ruego que recéis por mí y por la Iglesia, confiando como siempre en la Providencia de Dios».

«No regreso a la vida privada ni abandono la Cruz». El Pontificado real de Benedicto XVI acaba el 27 de febrero con su última audiencia general en la plaza de San Pedro, donde se agolpan 150.000 personas.

«Ha habido momentos en los que las aguas estaban agitadas y el viento soplaba en contra, como en toda la historia de la Iglesia, y el Señor parecía dormir». En la citada audiencia recuerda los momentos difíciles en la barca de la Iglesia, donde nunca se sintió solo.

«Gracias por vuestro amor y cercanía. Que experimentéis siempre la alegría de tener a Cristo como el centro de vuestra vida». El último tuit del primer Papa de la historia en utilizar las redes sociales. Después, la cuenta @Pontifex queda con el encabezamiento «Sede Vacante».

«Entre vosotros está el futuro Papa, al que prometo reverencia y obediencia incondicionales». En la mañana del 28 de febrero el Santo Padre se despide de los cardenales con un entrañable discurso en el que, con la promesa de «obediencia», corta de raíz cualquier duda sobre el hecho de que hay un solo Papa al frente de la Iglesia.

«Soy un peregrino en la última etapa de su viaje en esta tierra». Un mensaje sencillo, pero cargado de una inmensa emoción, desde el balcón del palacio de Castel Gandolfo. Eran las 17.40 del 28 de febrero y el Papa se despedía así de sus fieles.

sábado, 2 de marzo de 2013

EVANGELIO DOMINGO 3 D3 MARZO DE 2013. TERCER DOMINGO DE CUARESMA

Evangelio según san Lucas 13, 1-9.
 
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús les contestó:
- « ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola:
- «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
“Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala.
¿Para qué va a ocupar terreno en balde?”
Pero el viñador contestó:
“Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas”.»
 
COMENTARIO.-
 
Según el evangelio de Lucas, Jesús pronunció un relato breve y claro, una pequeña parábola sobre una «higuera estéril». Con ella quiso, despertar la actitud pasiva de quienes le escuchaban.
 
Posiblemente, si el evangelista no hubiera recogido esta parábola y Jesús se encontrase personalmente entre nosotros y nos la contara, tendríamos que ver, si despierta en nosotros ésa actitud que Jesús quería llevar a cabo a los que le rodeaban. Esta parábola despierta en nosotros los siguientes interrogantes: ¿Para qué una higuera sin higos? ¿Para qué una vida estéril y sin creatividad? ¿Para qué un cristianismo sin seguimiento práctico a Cristo?.
 
Antes de ayer nuestra Iglesia vivió uno de los acontecimientos más importante de su era moderna, la renuncia al sillón de Pedro por el Papa Benedicto XVI. Este acontecimiento, podemos considerarlo como una parábola abierta a la realidad de la Iglesia, que nos ha llamado y nos debe conducir a una reacción. ¿Para qué una Iglesia sin dedicación al reino de Dios?. ¿Para qué preocuparnos tanto de «ocupar» un lugar importante en la sociedad, si no introducimos fuerza transformadora con nuestras vidas? ¿Para qué hablar de las «raíces cristianas» de Europa, si no es posible ver los «frutos cristianos» de los seguidores de Jesús?. ¿El próximo papa podrá, inaugurar una nueva primavera para la Iglesia?.
 
En este año que dedicamos a la maduración de nuestra fe, también esta parábola nos lleva a preguntarnos: ¿Para qué una religión que no cambia nuestros corazones? ¿Para qué un culto sin conversión y una práctica que nos tranquiliza y confirma en nuestro bienestar?

EMPIEZA SIENDO FÉRTIL DIFUNDIENDO EL EVANGELIO. PÁSALO.

viernes, 1 de marzo de 2013

¿POR QUÉ HOY LA IGLESIA INTERESA POCO A TAN POCA GENTE?


Desde que conocimos la dimisión de Benedicto XVI, me he encontrado con varias personas que, me han comentado que, a pesar de la novedad de la dimisión del Papa y la repercusión mediática -como se ha notado ampliamente desde las televisiones públicas – creen que la Iglesia interesa poco a las personas; es más ellos creen que el motivo, es que se está llegando al final del cristianismo.

Lógicamente, es un error, desde mi punto de vista de conceptos y de ideas, cuando afirmamos, que se está llegando al final del cristianismo. En tal caso, tendremos que afirmar, que se está llegando al final del cristianismo que se vive en la Iglesia Católica.

Me explico. Yo creo que los estudios y explicaciones teológicas de hoy en día, deben de ir encaminados, a distinguir dentro del cristianismo católico, lo que son los evangelios y lo que es una religión. Ya que el evangelio viene de Jesucristo. Pero la religión no viene de Jesucristo.

Jesús no ha fundado ninguna religión. No ha fundado ritos; no ha enseñado doctrinas; no creo ninguna Iglesia; nada de eso.

Jesús se dedicó a anunciar y a promover el reino de Dios, tal como, nos dice el Evangelio de la liturgia de hoy. Jesús lo que nos enseña, nos propone y nos llama, es a un cambio radical de toda la humanidad en todos sus aspectos. Un cambio, cuyos autores serán los pobres. Se dirige a los pobres pensando que solamente ellos son capaces de actuar con esa sinceridad, con esa autenticidad para promover un mundo nuevo. Estas son las enseñas los Evangelios.

La religión es una creación humana. En el caso del Catolicismo, de los Discípulos de Jesús y los Apóstoles y los Padres de la Iglesia. Que fueron los que establecen los dogmas, ritos y doctrinas de los que seguimos a Cristo, según sus enseñanzas.

Por eso creo Yo, que el cristianismo, no podrá desaparecer, ya que es una filosofía de entender la vida y construir un estilo de vida en este mundo, basado en las enseñanzas de Cristo, que fueron recogidas por sus Apóstoles en los Evangelios. Es decir, el cristianismo no es una religión, porque no tiene ritos, dogmas, doctrinas, sacerdotes ni templos. Lo que si puede desaparecer es la religión, que interpreta esa filosofía de vivida en un momento determinado de la humanidad.

Y esto queda muy claro en los Evangelios: " En aquel tiempo, Jesús decía: " ¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas”. Y añadió: " ¿A qué compararé el Reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta”.

Jesús nos enseña que el Reino de Dios, es la FUERZA DE LA TRANSFORMACIÓN. Cuando el grano de mostaza se funde con la tierra; y cuando la levadura se funde con la masa, entonces es cuando producen su fruto y causan su efecto. Que quiero decir con esto, que las religiones, tienen la tendencia a destacar su presencia en la sociedad, queriéndose situar por encima de las demás instituciones civiles, dictando sus normas. por qué consideran que lo " sagrado " como la última referencia a la que se tiene que subordinar " lo profano, lo civil, lo laico ". Lo que así se consigue, es lo que hemos conseguido, que las personas y las instituciones se separen de la religión, porque no consiente la dominación. En cambio, el mensaje evangélico lo que transmite es una transformación del ser humano en el amor de Dios.

POR ESO JESÚS QUIERE QUE EL CRISTIANISMO, SEA UN PRINCIPIO DE TRANSFORMACIÓN DESDE LA LIBERTAD, Y NO UN PRINCIPIO DE DOMINACION. POR ESTO LOS EVANGELIOS SIEMPRE EXISTIRAN, PORQUE ACUTAN COMO FUERZA TRANSFORMADORA, DESDE LA LIBERTAD. Y ESTA FUERZA, ES LO QUE PERMITIRÁ LA EXISTENCIA DEL CRISTIANISMO. POR ESTO, LA IGLESIA CATÓLICA, DEBEN DE VOLVER A LOS EVANGELIOS, SI QUIERE MANTENER SU PRESENCIA EN ESTE MUNDO. PERO LÓGICAMENTE DESDE LA TRANSFORMACIÓN Y NO DESDE LA DOMINACION.