domingo, 25 de diciembre de 2016

EVANGELIO DEL DÍA DE NAVIDAD. 25 DE DICIEMBRE.



Evangelio según San Juan 1, 1-18.

“En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La palabra era luz verdadera, que alumbraba a todo hombre. Al mundo vino y en el mundo estaba; el mundo hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de dios. Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: " Éste es de quien dije: el que viene detrás de mí, porque existía antes que yo". Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia: porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer”.

COMENTARIO.-

Cuatro ideas centrales:

- "La Palabra era Dios". Una "palabra" es signo que "comunica" una idea, un conocimiento. El Dios, que se muestra al mundo con el nacimiento de Jesús, es "comunicación" y "donación" de la realidad misma de Dios (Castillo).
Dios se cambia, de la grandeza de los cielos, a la bajeza de nacer en un pesebre.

- "Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros". La encarnación de Dios en Jesús significa que Dios se despoja de todo su poder y autoridad. Dios se humanizo en Jesús, se hizo hombre despojándose de poderes y dignidades. Por lo tanto, la Palabra, es futuro y esperanza, no en el poder, sino en la dignificación de lo humano.

- "A Dios nadie lo ha visto jamás". Dios está fuera de nuestro conocimiento. lo que nosotros podemos conocer de Dios es lo que se nos ha revelado en Jesús, en ese niño que nació despojado de todo. La grandeza de Dios está en la grandeza de este niño, que no tiene otra grandeza que la de ser humano.

- "Vino a su propia casa, pero los suyos no lo recibieron”. Es la otra parte que no podemos ignorar cuando contemplamos el misterio de la encarnación. Con todos los siglos de preparación para su venida, el hijo de Dios sufrió el rechazo.

El aspecto histórico de Jesús, no lo podemos pasar por alto tan fácilmente. La dimensión humana de Jesús arranca, entonces, con lo que celebramos hoy, y se va extendiendo hasta la cruz. Ese es el camino que recorreremos también con él durante este año litúrgico que habíamos inaugurado con el adviento. 

DIFUNDID EL EVANGELIO.PÁSALO.


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FELIZ NAVIDAD




Celebramos el nacimiento de Cristo, en la historia de la humanidad. Que en esta navidad, descubramos no solamente la divinidad de Cristo, sino también en Cristo la HUMANIZACIÓN DE DIOS. 

Que este nacimiento, os llene de PAZ, AMOR Y BIEN a ti y a todos los tuyos.



sábado, 24 de diciembre de 2016

EVANGELIO DE LA MISA DE MEDIANOCHE DEL DÍA DE NAVIDAD



Evangelio según San Lucas 2, 1-14

En aquel tiempo salió un decreto del emperador Augusto, ordenando hacer un censo del mundo entero. Este fue el primer censo que se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a inscribirse, cada cual a su ciudad. También José, que era de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret en Galilea a la ciudad de David, que se llama Belén, para inscribirse con su esposa María, que estaba encinta. Y mientras estaban allí le llegó el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. Y un ángel del Señor se le presentó, la gloria del Señor los envolvió de claridad y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: " No temáis, os traigo la buena noticia, la gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre". De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababan a Dios, diciendo: " Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama”.

COMENTARIO.-

No podemos afirmar que Jesús naciera en Belén, según los últimos estudios. Lo más probable es que todos estos hechos, se utilizarán para justificar que Jesús nació en la ciudad del rey David (Belén).

Pero lo que interesa, en este relato, no son los datos históricos, sino el mensaje religioso.

El tema de los pastores suele ser utilizado por los cristianos católicos para ponderar lo mucho que Dios ama la pobreza y lo importante que es la pobreza. Lo cual es una solemne tontería. Porque la pobreza es una cosa horrible, es mala, es causa de indecibles sufrimientos, es humillante y es la expresión más dolorosa de las desigualdades que ensucian y pudren la convivencia social.

Dios no quiere que haya pobreza. Ni puede querer que existan los pobres. Lo que Dios quiere es que todos los humanos seamos "iguales" en dignidad y derechos. Y, puesto que somos "diferentes" (unos más listos que otros, o más trabajadores que otros, o más honrados que otros...), es inevitable que se produzcan "desigualdades" sociales, culturales, económicas. Esto supuesto, el mensaje del Evangelio, al decir que los pastores fueron los primeros invitados para acercarse a Jesús, lo que nos viene a decir es que, puesto que las "diferencias" provocan tantas "desigualdades", Jesús considera que los primeros para él son los que están más abajo en la escala de las "diferencias". 

Próximamente veremos también como a Jesús lo visitarán también el otro extremo los reyes de oriente.


Jesús entra en la historia de la humanidad, para enseñarnos que Dios no es excluyente, sino amante del género humano. Porque Dios, en Jesús, se humanizó, se fundió en lo humano.

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FELIZ NAVIDAD





Celebramos el nacimiento de Cristo, en la historia de la humanidad. Que en esta navidad, descubramos no solamente la divinidad de Cristo, sino también en Cristo la HUMANIZACIÓN DE DIOS. 

Que este nacimiento, os llene de PAZ, AMOR Y BIEN a ti y a todos los tuyos.



sábado, 17 de diciembre de 2016

EVANGELIO DOMINGO 18 DE DICIEMBRE 2016. CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

Evangelio según San Mateo 1, 18-24

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: la madre de Jesús estaba desposada con José, y antes de vivir juntos resultó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era bueno y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero apenas había tomado esta resolución se le apareció en sueños un ángel del Señor, que le dijo: " José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados”. Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta: " Mirad, la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel (que significa " DIOS-CON-NOSOTROS “). Cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer”.

COMENTARIO.-

Como es bien sabido, el evangelio de Mateo y, por tanto este relato, se escribió unos cuarenta años después de los hechos que cuenta. Por tanto, cuando este texto se redactó, se sabía perfectamente lo que había sido la vida de Jesús, precisamente tal como la presenta Mateo. Por eso, el evangelio de Mateo empieza presentando la genealogía de Jesús, para continuar con el texto del evangelio de este domingo donde se nos narra el nacimiento de Jesús.

Los estudiosos de los evangelios, que han analizado detenidamente este relato, están generalmente de acuerdo en que no tenemos garantías históricas de que lo que aquí se cuenta sucedería realmente así. Primero, porque sólo el mismo José pudo ser quien relatase lo que le sucedió. Pero no hay trazas de semejante cosa, ya que los vecinos del pueblo tenían a Jesús por uno más (Mc 6, 1-6), incluso su familia pensaba de él que estaba loco (Mc 3, 21). Además, si es que efectivamente José pensaba que María estaba encienta, tenía que haberla denunciado, precisamente porque eso es lo que, en aquella religión, tenía que hacer un hombre “justo” (Deut 22, 23-27).

Entonces, ¿qué quiere enseñar este relato? La enseñanza religiosa, que aquí se pretende transmitir, es que Jesús no fue un hombre cualquier, sino un hombre enteramente singular, único, que vino a este mundo por la intervención del Espíritu de Dios. Y que, por tanto, era Hijo de Dios, título que en las culturas del S.I se daba a quienes llevaban a cabo una misión extraordinaria.

Por lo que dice el texto de este evangelio, la misión de Jesús fue la “salvación de los pecados”. Se puede discutir la idea que se tenía entonces sobre el pecado. En todo caso, hablar de “pecado” es hablar de “maldad”, que daña, que causa sufrimiento, que ofende. La tarea de Jesús es, por tanto, remediar tanta maldad y tanto dolor, tanta ofensa y tanta desgracia, como a diario vemos que nos causamos unos a otros. Pero, más importante que esto, es lo que el texto dice al final: Jesús es el “Emmanuel”, que significa “Dios con nosotros”. Es decir, Dios se hace presente entre los humanos asumiendo y haciendo nuestras las mismas preocupaciones que vivió Jesús. He aquí el sentido profundo que tiene este extraño relato de las visiones de José y del nacimiento de Jesús.

DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.


viernes, 16 de diciembre de 2016

NOCIONES PARA COMPRENDER EL NACIMIENTO DE JESÚS

Tanto el evangelio de Mateo como el de Lucas ofrecen en sus dos primeros capítulos un conjunto de relatos en torno a la concepción, nacimiento e infancia de Jesús. Son conocidos tradicionalmente como " evangelios de la infancia ". Ambos ofrecen notables diferencias entre sí en cuanto al contenido, estructura general, redacción literaria y centros de interés. El análisis de los procedimientos literarios utilizados muestra que más que relatos de carácter biográfico son composiciones cristianas elaboradas a la luz de la fe en Cristo resucitado. No fueron redactados para informar sobre los hechos ocurridos (probablemente se sabía poco), sino para proclamar la Buena Noticia de que Jesús es el mesías davídico esperado en Israel y el Hijo de Dios nacido para salvar a la humanidad. Así piensan especialistas como Holzmann, Benoit, Vögtle, Trilling, Rigaux, Laurentin, Muñoz Iglesias O Brown. De ahí que la mayoría de los investigadores sobre Jesús comiencen su estudio a partir del bautismo en el Jordán.

Jesús nació probablemente en Nazaret. Solo en los evangelios de Mateo y Lucas se nos habla de su nacimiento en Belén; lo hacen seguramente por razones teológicas, como cumplimiento de las palabras de Miqueas, profeta del siglo VIII a. C., que dice así: " Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá, pues de ti saldrá un jefe que será pastor de mi pueblo, Israel " (Miqueas 5,1). Por lo demás, todas las fuentes dicen que proviene de Nazaret (Marcos 1,9; Mateo 21,11; Juan 1, 45-46; Hechos 10,38) y que era llamado " Jesús, el Nazareno " o " de Nazaret " (Marcos 1,24; 10,47; 14,67; 16,6; Lucas 4,34; 24,19).

Lo que pasa es que, cuando llegan estas fiestas, se suele hablar del " belén". Y, por tanto, de los "pastores" de Belén. Por el evangelio de Lucas sabemos que, cuando nació Jesús, un ángel del cielo se apareció a unos pastores, "que pasaban la noche al raso velando el rebaño". Y fueron aquellos modestos trabajadores los primeros invitados para ir al encuentro de Jesús (Lc 2, 8-12).


El tema de los pastores suele ser utilizado por los predicadores cristianos para ponderar lo mucho que Dios ama la pobreza y lo importante que es la pobreza. Lo cual es una solemne tontería. Porque la pobreza es una cosa horrible, es mala, es causa de indecibles sufrimientos, es humillante y es la expresión más dolorosa de las desigualdades que ensucian y pudren la convivencia social. Dios no quiere que haya pobreza. Ni puede querer que existan los pobres. Lo que Dios quiere es que todos los humanos seamos "iguales" en dignidad y derechos. Y, puesto que somos "diferentes" (unos más listos que otros, o más trabajadores que otros, o más honrados que otros...), es inevitable que se produzcan "desigualdades" sociales, culturales, económicas. Esto supuesto, el mensaje del Evangelio, al decir que los pastores fueron los primeros invitados para acercarse a Jesús, lo que nos viene a decir es que, puesto que las "diferencias" provocan tantas "desigualdades", Jesús considera que los primeros para él son los que están más abajo en la escala de las "diferencias". Para ir así acortando las "desigualdades". Las "desigualdades" no se acaban por decreto. Las "desigualdades" se van aminorando en la medida en que, quienes pueden hacerlo, se ponen de parte de los que están los últimos, en cuanto se refiere a las "diferencias" económicas, sociales, culturales, sanitarias y así sucesivamente. Por eso, sin duda, Jesús dijo, tantas veces, que los primeros se pongan los últimos. Para que los últimos vayan teniendo, también ellos, lo que tienen los primeros. Porque sólo así, mediante hechos patentes, los derechos de los últimos se convertirán en realidades tangibles.


Como es lógico, los que, por el motivo que sea, estamos bien situados en cuanto se refiere a las "diferencias", nos resistimos con uñas y dientes a que el "orden" establecido, a base de "desigualdades", se convierta en " desorden". El "desorden" necesario para acabar con las "desigualdades". Y es que el problema y las resistencias para que eso suceda, no provienen sólo del egoísmo, el orgullo, la ambición, etc. No se trata sólo de un problema moral. Ese problema moral existe, no cabe duda. Pero tal problema se sostiene y se justifica por argumentos y razones que nos hemos buscado los afortunados de arriba. Para seguir arriba. Y seguir donde estamos con buena conciencia.


Como es bien sabido, los mejores educadores de la "mentalidad burguesa" fueron los predicadores del s. XVIII en Francia. Concretamente, los grandes educadores de la burguesía, en aquel tiempo, fueron los oradores sagrados. Así lo demostró ampliamente el excelente y enorme estudio de Bermhard Groethuysen, La formación de la conciencia burguesa en Francia durante el siglo XVIII, publicado en alemán en 1927, y editado en castellano en 1943 (Fondo de Cultura Económica). La idea de aquellos predicadores es que la "virtud" y el "orden" son la misma cosa. Es decir, para que haya virtud tiene que haber orden, decía el jesuita Crasset. De ahí que, para Bourdaloue, lo que ante todo interesa mantener a toda costa es el orden social. De donde este predicador, entre otros muchos, sacaba la conclusión: "Fue necesario que hubiera diversas clases y, ante todo, fue inevitable que hubiera pobres, a fin de que existieran en la sociedad humana obediencia y orden" (o. c., p. 285). Porque, según esta forma de pensar, si todos en la sociedad quisieran ser iguales, "¡qué trastorno no se experimentaría en el mundo, qué no vendría a ser la sociedad humana!" (o. c., p. 282). Por lo demás, fue inevitable que estas ideas pasaran a España, con retraso pero con fuerza. Y así, el s. XIX, predicadores como Fray Diego José de Cádiz, sembraron con estos discursos la semilla de la seguridad en las clases pudientes, que se sintieron justificadas y tranquilizadas en sus conciencias por los clérigos que les decían que Dios quiere a los ricos y a los pobres, pero a cada uno en su sitio, para que no se perturbe el "orden" querido por el mismo Dios.


Así las cosas, ¿nos va a extrañar que estemos viviendo lo que estamos viviendo? En consecuencia, ¿no es verdad que los pastores de Belén tienen hoy más actualidad que la noche aquélla en la que el ángel los llamó por primera vez a ser los primeros en acercarse a Jesús? Por eso, mi pregunta angustiosa es ésta: ¡Dios mío! ¿qué hemos hecho con el Evangelio? Y sobre todo, ¿qué hemos hecho con la dignidad de los seres humanos?


Aproximación histórica de Jesús. José Antonio Pagola


Teología popular. José María Castillo.

viernes, 9 de diciembre de 2016

EVANGELIO DOMINGO 11 DE DICIEMBRE 2016. TERCER DOMINGO DE ADVIENTO


Evangelio según San Mateo 11, 2-11.

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras de Cristo, le mandó a preguntar por medio de dos de sus discípulos: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”. Jesús les respondió: “. Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los inválidos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia. ¡ Y dichoso el que no se sienta defraudado por mí”. Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: “¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis, a ver a un profeta?. Sí, os digo, y más que un profeta: él es de quien está escrito: “Yo envió mi mensajero delante de ti para que prepare el camino ante ti”. Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan Bautista, aunque el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él”.

COMENTARIO.-

El tercer domingo de adviento, llamado “Gaudete”, es decir, Gozo, se utiliza el color rosado, indicando la alegría al acercarse ya el nacimiento del Señor. (Cf. Flp. 4, 4-5), usado como antífona propia de ese día: "Estad alegres en el señor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo.

El Evangelio de este domingo, comienza recordándonos que Juan había oído hablar de Cristo, por sus obras y no por sus palabras. Por eso, Juan envía a dos discípulos a preguntar a Jesús si él era el que tenía que venir arreglar este mundo; o había que esperar a otro. Jesús contestó mostrando que lo que él hacía era curar enfermos, aliviar penas y sufrimientos y especialmente anunciar la Buena Noticia a los pobres.

Indiscutiblemente Jesús nos deja muy claro, que la solución no está en los discursos, los argumentos, las teorías, los dogmas, las celebraciones religiosas, ni las manifestaciones ostentosas de la religiosidad popular. Si no que la Buena Noticia está en lo humano, en lo muy humano, como poner buena cara en ciertos momentos, una sonrisa de acogida, unos brazos abierto a la esperanza, un silencio oportuno, una mirada de apoyo, una visita a un enfermo, a una persona sola, una conversación de escucha, una escucha sin prisa, un acompañamiento sin palabras, una ayuda en el trabajo, una ayuda en buscar un trabajo, en definitiva en transmitir felicidad. Hacer y no hablar.

Jesús termina diciendo a los mensajeros de Juan. “Dichoso el que no se escandalice de mí “. Que quiere decir, que Dios está en nuestra felicidad y en la felicidad de los demás. No en el sufrimiento y en el dolor, que nosotros provocamos a veces con nuestros discursos religiosos.

En la corona de adviento encenderemos la tercera vela que corresponderá a la tolerancia, practiquemos durante esta semana está virtud. Posiblemente hagamos más felices a los demás.

DIFUNDID EL EVANGELIO. PASALO.


sábado, 3 de diciembre de 2016

EVANGELIO DOMINGO 4 DE DICIEMBRE 2016. 2º DOMINGO DE ADVIENTO


Evangelio según Mateo 3, 1-12
Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea predicando: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.
Éste es el que anunció el profeta Isaías diciendo: «Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad sus senderos».
Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. 
Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a escapar de la ira inminente? Dad el fruto que pide la conversión, y no os hagáis ilusiones pensando: «Abrahán es nuestro padre», pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con el Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga.

COMENTARIO.-

La importancia de Juan Bautista, en los evangelios, radica en que este personaje singular presenta las claves que explican lo que realmente representó la figura de Jesús, su vida, su mensaje y su destino final. Desde este punto de vista, lo primero que salta a la vista es que Juan fue un “hombre marginal” en la sociedad y en la religión judía de aquel tiempo. Es decir, Juan vivió en los márgenes de aquella sociedad y de aquella religión. El sitio en que vivió (el desierto), su forma de vestir (vestimenta y comida estrafalaria), su mensaje de denuncia que le enfrentó con los poderes, tantos religiosos como políticos. Todo eso indica a las claras que Juan no fue un hombre integrado en el sistema, sino “auto-excluido” de aquel sistema de poderes y creencias. Esto es lo más patente que se advierte en la vida de Juan Bautista (Castillo).

Juan vivió así porque así vivieron los “grandes profetas” de Israel, hombres que vivieron en los límites e incluso fuera de los límites de aquella sociedad. Los profetas bíblicos presentaron y propusieron un “mundo alternativo”: otra forma de ver la vida, otros valores, otros criterios. Por eso, los profetas “trataron con reyes, profetas y sacerdotes; pero, al hablar de un mundo alternativo, no decían lo que quería escuchar la élite (W. Cartel). Esto explica por qué Juan vivió y habló como profeta de un mundo distinto y nuevo. Porque, para hacer eso, no se puede ser “funcionario” del sistema, sino un “auto-excluido” frente al sistema.

A partir de estos criterios, se comprende lo que Juan Bautista representó y quiso. Así se prepara el camino del Señor. Mediante la denuncia, la exigencia, la urgencia de un cambio de vida. Pero eso se puede hacer solamente a partir de una “autoridad” que sólo tiene el que no está integrado en aquello que denuncia. Desde la pompa y el boato, ¿cómo se va denunciar la maldad y la ridiculez que entraña la pompa y el boato? (Castillo)

“Convertíos porque está cerca el reino de Dios”. Éstas son las primeras palabras que pronuncia Juan en el desierto de Judea. Y éstas son también las primeras que pronuncia Jesús, al comenzar su actividad profética, a orillas del lago de Galilea.

Que quiere decir esto, que el camino empieza en la conversión. Pero esta conversión no consiste en hacer penitencia. Esta conversión consiste en una vida nueva. Una vida nueva que debe de nacer, del desierto. Que nace de la erosión de aquello que nos puede impedir cumplir nuestra misión de ser testigos de la esperanza que vamos a recibir.

Esta conversión no es sólo un cambio individual de cada uno, sino también un cambio en la Iglesia, pues toda ella ha de vivir para acoger el Reino de Dios. 

Esto no consiste en cumplir con más fidelidad las prácticas religiosas, sino en “buscar el reino de Dios y su justicia” en la sociedad. Acogiendo a los alejados de nosotros, acogiendo a los que se marcharon de la Iglesia, acogiendo a los más débiles; acompañando a los que sufren; reconciliándonos con la sociedad; perdonando; luchando por las injusticias.


El camino del Señor, solo podemos prepararlo mediante la denuncia, la exigencia, la urgencia de un cambio de vida.

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viernes, 2 de diciembre de 2016

¡PREPARAD, EL CAMINO DEL SEÑOR! VUELVE AL DESIERTO.

Para comprender el evangelio del próximo domingo, es conveniente que nos detengamos un poco en la figura de Juan el Bautista. Porque para entender, cuál será la misión de Jesús, es importante empezar por Juan Bautista, que tuvo la misión de "preparar los caminos del Señor" (Mc 1, 3; Is 40, 3).

La importancia de Juan Bautista, en los evangelios, radica en que este personaje singular presenta las claves que explican lo que realmente representó la figura de Jesús, su vida, su mensaje y su destino final. Desde este punto de vista, lo primero que salta a la vista es que Juan fue un “hombre marginal” en la sociedad y en la religión judía de aquel tiempo. Es decir, Juan vivió en los márgenes de aquella sociedad y de aquella religión. El sitio en que vivió (el desierto), su forma de vestir (vestimenta y comida estrafalaria), su mensaje de denuncia que le enfrentó con los poderes, tantos religiosos como políticos. Todo eso indica a las claras que Juan no fue un hombre integrado en el sistema, sino “auto-excluido” de aquel sistema de poderes y creencias. Esto es lo más patente que se advierte en la vida de Juan Bautista (Castillo).

Juan vivió así porque así vivieron los “grandes profetas” de Israel, hombres que vivieron en los límites e incluso fuera de los límites de aquella sociedad. Los profetas bíblicos presentaron y propusieron un “mundo alternativo”: otra forma de ver la vida, otros valores, otros criterios. Por eso, los profetas “trataron con reyes, profetas y sacerdotes; pero, al hablar de un mundo alternativo, no decían lo que quería escuchar la élite (W. Cartel). Esto explica por qué Juan vivió y habló como profeta de un mundo distinto y nuevo. Porque, para hacer eso, no se puede ser “funcionario” del sistema, sino un “auto-excluido” frente al sistema.

A partir de estos criterios, se comprende lo que Juan Bautista representó y quiso. Así se prepara el camino del Señor. Mediante la denuncia, la exigencia, la urgencia de un cambio de vida. Pero eso se puede hacer solamente a partir de una “autoridad” que sólo tiene el que no está integrado en aquello que denuncia. Desde la pompa y el boato, ¿cómo se va denunciar la maldad y la ridiculez que entraña la pompa y el boato? (Castillo)

Que quiero decir con todo esto que los caminos del Señor no se preparan desde el Templo y las ceremonias del Templo, sino desde la vida profética de un hombre del desierto.

Esta debe de ser nuestra misión en este adviento, " Prepararnos, para poder preparar el camino al Señor ", pero no desde los Templos y desde las celebraciones religiosas; sino desde las plazas, las calles, nuestros lugares de trabajo, nuestros sitios de ocio.

¿ES POSIBLE PREPARAR EL CAMINO AL SEÑOR DESDE NUESTRA FAMILIA, NUESTRO GRUPO DE AMIGO, DESDE NUESTRO LUGAR DE TRABAJO, DESDE NUESTROS SITIOS DE OCIO?

Un camino apasionante nos espera, abróchate bien tus zapatos para dejar las huellas de la alegría del que camina en busca de la Buena Noticia, Jesús.