martes, 5 de julio de 2011

¿QUÉ BUSCAMOS EN LA VIDA CUANDO NOS PREGUNTAMOS POR LA RELIGIÓN?.

Realmente, ¿qué buscamos en la vida cuando nos preguntamos por la religión, por las muchas religiones que hay en el mundo, por los cutos sagrados y las ceremonias rituales? ¿Qué buscamos cuando nos preguntamos por el problema de Dios o el problema del mal? ¿Qué buscamos cuando atacamos o defendemos a la Iglesia y a los curas? ¿Por qué hablamos mal o bien de los imanes o de los rabinos?
La religión puede ser, para mucha gente, un camino para encontrar a Dios. Pero también puede convertirse en un impedimento para relacionarse con Dios. Porque hay personas que se quedan atrapadas por la religión, en ella se complacen, con ella se sienten bien y hasta es posible que las observancias religiosas les sirvan de ascensor que les sube al piso más alto del alto cielo, desde donde ellos, los observantes, se sienten mejores, se ven superiores a los demás y hasta con derecho para menospreciar o despreciar a los "malos", a los ateos, agnósticos, pecadores y gentes que la religión presenta como anormales o pervertidas. Por no hablar de los que rechazan a los que van a la sinagoga o a la mezquita. Como también hay quienes rechazan a que vamos a la iglesia.
Ya es hora de que todos los creyentes, cada cual desde sus propias creencias, seamos capaces de trascender nuestras ideas y nuestras costumbres, nuestras obeservancias y nuestros ritos. Dios es el Trascendente. Es decir, Dios nos trasciende a todos y, por tanto, no está a nuestro alcance. De ahí, que la tarea de las religiones no es discutir cuál de ellas es la verdadera. Ni siquiera, cuál es la mejor. La religión no puede tener otra finalidad que llevarnos a Dios. Pero Dios, si es Dios de todos y para todos los humanos, sólo se puede encontrar allí y en aquello en lo que todos los humanos coincidimos: la defensa de la vida, la salud, la comida, el respeto, la tolerancia, la estima mutua... Cuando acudimos a la mezquita, a la sinagoga, a la iglesia, al templo, sea el que sea, lo que importa es que eso nos haga más humanos. Y si es que se tratata de personas que no tienen creencias religiosas, en cualquier caso, lo que sin duda tienen es humanidad. Y en la humanidad coincidimos todos. Hay templos de la religión, como hay templos de la ciencia, del arte, del poder, del dinero. ¿Cuándo llegará el día en el que en todos los templos encontremos lo más profundamente humano que nos une a todos, más allá de nuestras creencias, de nuestras ideas, de nuestros intereses o de nuestras esperanzas? (José María Castillo)

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