Toda institución que pretenda perpetuarse ha de tener un mínimo de organización, una estructura. Pero eso se puede hacer de muchas maneras. El concepto de "Iglesia", que es la versión a nuestra lengua del término griego "ekklesía", es la palabra técnica que se utilizaba en Grecia para designar a la asamblea de ciudadnos libres, reunidos para tomar democráticamente sus decisiones.
Digo todo esto, porque en mi diocesis, el Obispo, ha renovado toda la curia. Trasladando no se, con que criterio, a los presbiteros de esas comunidades. Seguramente sin consultar, nada de esos cambios con los responsables laicos tambien, de esas comunidades. Dejando muy lejos la corresponsabilidad que todos tenemos en la Iglesia Pueblo de Dios. Consecuencia de todo esto, será el malestar de los miembros de las comunidades.
Jesús no quiso, en el movimiento que el ponia en marcha, reproducir los modelos organizativos de los poderes de este mundo. Y, con claridad y firmeza, los primeros cristianos entendieron que la Iglesia no tiene por qué ser guiada por "hombres sagrados" o " consagrados". Pero el hecho es que en la Iglesia trastornó el ideal utópico de Jesús. El ideal de quien está convencido que todo el que sube, por eso mismo, divide; mientras que todo el que baja, por eso mismo, une. Ya el autor de la primera carta de Pedro se dio cuenta del peligro que acechaba, a las comunidades de la Iglesia, cuando, dirigiéndose "a los responsables de las comunidades", les dijo: "cuidad del rebaño de Dios que os han confiado, cuidando de él no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por por sacar dinero, sino generosamente; no tiranizando a los que os han confiado, sino haciéndoos modelos del rebaño" (1 Pe 5, 1-3).( Castillo ).
Consecuencia de todo estos cambios, es que presentan a las comunidades cristianas como una institución administrativa, donde se perpetua el distanciamiento del pueblo y la jerarquia; y por lo tanto una Iglesia distante, cerrada, burocrática, etc.
Si queremos comunidades cercanas, abiertas, acogedoras, sus responsables deben ser elegidos por los miembros de la comunidad, con el visto bueno del Obispo. Y deben ser elegidos, no los que más sepan, sino los que mejores nos enseñen a ser testigos de Jesús.
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Estoy de acuerdo contigo Rafael. Si en una comunidad parroquial no hay problemas con ese cura, la parroquia o comunidad marcha bien, los feligreses están contentos, etc. ¿Por qué los cambia? ¿Por qué ese guía espiritual con el que nos va bien, lo destinan a otro lugar? Eso es como si a una familia le cambian de vez en cuando al padre o a la madre y le ponen otro. ¿Sería coherente?. La verdad es que la explicación que dan no me convence. Un abrazo.-
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