viernes, 6 de septiembre de 2013

LA GUERRA ES EL MÁS CLARO EJEMPLO DE LA DESHUMANIZACIÓN DEL SER HUMANO.

Mañana sábado estamos convocados por el Papa Francisco, todos los cristianos y fieles de otras religiones e incluso a los ateos, a una jordana de oración y ayuno por la paz en Siria, desde la siete de la tarde hasta la medianoche en la plaza de San Pedro.

Lógicamente esta jornada no se trata de rezar a Dios para que impida la guerra, sino más bien de que el ser humano reflexiones y haga reflexionar a los que tienen en su mano el poder de convocar la guerra. Y digo que, no se trata de rezar a Dios, porque Dios no es culpable de la posible guerra, ni mucho menos de la situación de Siria. El problema de todo esto, es de la gran deshumanización que existe en nuestra sociedad, posiblemente por el abandono del ser humano de dejar de escuchar de la voz de Dios.


No cabe duda alguna que, el ser humano es el único animal en la tierra que cae dos veces o más en sus mismos errores. Y,  digo esto,  por la cercana guerra de Irak y por las inmensas guerras y luchas que ha llevado siempre  a cabo a lo largo de la historia y que posiblemente el paso del tiempo hace borrar en la memoria humana.


Pero, lo cierto y verdad es que, lo que ocurre en Siria no es justo que ocurra, que un Dictador presione a su pueblo de esta manera tan cruel e inhumana, causando miles de muerte de seres totalmente inocentes.  Ante esta situación, es lógico que la comunidad internacional reaccione y ayude a esas miles de personas que se encuentran totalmente indefensas.


Ahora bien, la cuestión es porque en estos momentos y no hace dos años cuando el conflicto empezó. Porque, ahora están utilizando armas químicas de destrucción masiva; y es que caso las otras armas- llamadas convencionales- no han destruidos cerca de un millón de personas.


Al parecer, la llamada Comunidad Internacional cree que el uso de las armas químicas traspasa la frontera de lo humano  y es necesario actuar. Pero podemos observar que, no todos esos miembros que forman esa Comunidad Internacional están por la labor de la intervención militar. Por que como podemos observar una cosa es la vida de los seres humanos y otra es la economía. Y desgraciadamente la economía, el dinero está por encima del ser humano; sino nada más que tenemos que ver como para las cuestiones económicas la Comunidad Internacional siempre está de acuerdo.


La codicia a la que el ser humano está llegando en esta sociedad de la globalización, es la causa fundamental de la enorme crisis económica que se está padeciendo y que tanto sufrimiento está produciendo, sobre los más pobres. Pues estamos viendo que, en una economía global, los destrozos de la codicia también son globales.


Por eso, en los evangelios podemos aprender que el que tiene centrada su vida en el propio dinero y en el propio capital pervierte su visión de la vida, del mundo y de todo, hasta el extremo de llegar a cegarse sólo en el atesorar y atesorar más. De forma que, una persona así, vive en la plena oscuridad de la vida. No ve, la injusticia en que vivimos y el destrozo humano cargado de dolor y desesperanza que todo ese poder económico de más y más trae consigo.


De ahí la fuerza de la frase de Jesús: “No podéis servir a dos Señores a Dios y al dinero”. La fuerza de esta sentencia evangélica está en que quién centra su vida en el dinero, lo que hace es construir al dinero en amo, al tiempo que él mismo se vende como esclavo a semejante dueño. Así, el codicioso, creyendo que es libre, en realidad es un hombre que perdido su libertad. Y vive a merced de lo que le manden los mercados económicos.


De aquí que desde este punto de vista cristiano urge levantar la voz para proclamar la más amplia de la justicia social, de manera que nos llegue a humanizarnos plenamente, porque en la medida que nos humanicemos estamos en el camino de la construcción del Reino de Dios en la tierra.



Por eso, que la jornada a la que el Papa Francisco nos llama mañana, nos sirva para presionar a los grandes poderes políticos que busquen la paz y la fraternidad de todos los seres humanos. Pero también sirva especialmente a la comunidad cristiana católica para reflexionar sobre el gran acontecimiento de nuestra religión que es que Dios se humanizo en Jesús; es decir, de que no existe la experiencia divina, sino existe en nosotros la verdadera experiencia humana del amor.

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