viernes, 27 de septiembre de 2013

EL COMPROMISO CRISTIANO ANTE LA SOCIEDAD EMPIEZA POR NO SER INDIFERENTE EN ESA SOCIEDAD

Es frecuente, escuchar entre nuestros políticos y dirigentes de otros países, que el estado de bienestar que se ha conseguido principalmente en el transcurrir del siglo XX, no es sostenible. Es decir, la educación, la sanidad, las pensiones, el trabajo digno, etc.., no es sostenible.

Yo me pregunto, ¿por qué no es sostenible? ¿qué hemos hecho para que no sea sostenible? ¿en qué consiste la sostenibilidad?

¿Dónde está la sostenibilidad de un estado?

Podemos observar que todo apunta y señala a la economía. Todo está basado en los mercados, en su funcionamiento en la prima de riesgo, en las grandes finanzas bursátiles. Pero independientemente de todo ello, yo creo que el sistema ha dejado de ser sostenible por la caída moral de esta sociedad en general.

En primer lugar, por la caída moral aunque posiblemente nunca la hayan tenido de esos grandes codiciosos del dinero. En segundo lugar, por aquellos que se llaman progresistas de izquierdas y que de una forma sutil han claudicado a este devenir que se nos presentan. Digo ellos, porque se llaman como los verdaderos defensores y reivindicadores de ese estado de bienestar.

Pero principalmente, todo este sistema de bienestar ha dejado de ser sostenible, por la verdadera caída moral de todos en general, que de una forma pasiva estamos dejando que este mundo llegue posiblemente a sus más altas cuotas de deshumanización.

Podemos ver como la clase política, anda ocupada en defenderse, ante este deterioro del bienestar y podemos tragarnos todas las cosas que nos digan, creyéndose ellos que somos tontos. Pero una cosa que, no deberíamos consentir es la pérdida de los valores morales; el consentir que todo vale, que esto es así, NO. Se pueden soportar muchas cosas, eso NO. En definitiva la INDIFERENCIA.

El Evangelio de mañana domingo, Jesús nos interrogará hasta qué punto los cristianos pueden ser indiferente a todas las cuestiones sociales



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