Como preparación al
evangelio del próximo domingo, creo que debemos de tener presente en nuestro
pensamiento que la paz social, es el resultado de la justicia, por lo tanto, si
en nuestra sociedad no existe justicia, es muy difícil pensar que pueda existir
la paz.
Creo que estas tres frases,
explican muy claramente todo el ambiente social que estamos viviendo o que podemos
vivir.
Aquí están sólo algunos
extractos: (1891, Rerum Novarum, Artículo 3): “El remedio debe ser encontrado
rápidamente para la miseria y la desgracia que presiona tan injustamente sobre
la mayoría de la clase obrera: ya que los gremios del obrero antiguo fueron
abolidos en el siglo pasado, y ninguna otra organización protectora tomó su
lugar. Los organismos públicos y las leyes ponen a la antigua religión a un
lado. Por lo tanto, poco a poco ha sucedido que los hombres de trabajo han sido
objetos de renuncia, aislados e indefensos, a la dureza de corazón de los
empleadores y la codicia de la competencia sin control. El daño ha aumentado
por la usura rapaz, que, aunque más de una vez condenada por la Iglesia, es sin
embargo, bajo una apariencia diferente, pero como la injusticia, aún practicado
por hombres codiciosos y avaros. El daño ha sido aumentado por la usura rapaz
que, aunque más de una vez condenada por la Iglesia, es sin embargo, bajo una
apariencia diferente, pero como la injusticia, aún practicada por hombres
codiciosos y avaros. A esto hay que añadir que la contratación de mano de obra
y el desarrollo del comercio se concentran en manos de relativamente pocos, de
manera que un pequeño número de hombres muy ricos han sido capaces de poner a
las grandes masas de los trabajadores pobres a disposición del yugo poco mejor
que el de la esclavitud misma. "
(1972, Día Mundial de la
Paz): "Si quieres paz, trabaja por la justicia".
(1991, Centesimus annus,
Articulo 34): "Parece que, en el nivel de las naciones y de las relaciones
internacionales, el libre mercado es el instrumento más eficaz para colocar los
recursos y responder eficazmente a las necesidades. Pero esto es cierto sólo
para aquellas necesidades que son "solventes", en la medida en que
sean dotados de poder adquisitivo, y para aquellos recursos que son
"negociables", en la medida en que son capaces de alcanzar un precio
satisfactorio. Pero existen numerosas necesidades humanas que no tienen salida
en el mercado. Es un estricto deber de justicia y de verdad no permitir que las
necesidades humanas fundamentales permanezcan insatisfechas, y no permitir que
los hombres oprimidos por esas necesidades perezcan. También es necesario
ayudar a estos hombres necesitados a conseguir los conocimientos, a entrar en
el círculo de cambio, y a desarrollar sus habilidades con el fin de hacer el
mejor uso de sus capacidades y recursos. Incluso antes de la lógica de un
intercambio equitativo de los bienes y las formas de justicia adecuada, existe
algo que es debido al hombre porque él es hombre, en razón de su eminente
dignidad. Inseparable de que “algo” es necesario es la posibilidad de
sobrevivir y, al mismo tiempo, hacer una contribución activa para el bien común
de la humanidad"
(2009, Caritas in Veritate,
Articulo 23): "Cabe destacar que los progresos de índole meramente
económico y tecnológico es insuficiente. El desarrollo tiene que sobre todo ser
verdadero e integral. El mero hecho de surgir del atraso económico, aunque es
positivo en sí mismo, no resuelve las cuestiones complejas del progreso del ser
humano, ni para los países que están liderando estos progresos, ni para
aquellos que ya están desarrollados económicamente, ni siquiera para aquellos
que todavía están pobres, que sufren no sólo por las viejas formas de
explotación, sino también por las consecuencias negativas de un crecimiento que
está marcado por las irregularidades y los desequilibrios”.
(2009, Caritas in Veritate
65): "Los financieros deben redescubrir los cimientos éticos de su
actividad, a fin de no abusar de los instrumentos sofisticados que pueden
servir para traicionar los intereses de los ahorradores".
(2009, Caritas in Veritate
67): "Ante el crecimiento incesante de la interdependencia global, hay una
necesidad fuertemente sentida, incluso en medio de una recesión global, para
una reforma de la Organización de las Naciones Unidas, y también de las
instituciones económicas y financieras internacionales, de modo que el concepto
de la familia de las naciones pueden adquirir real fuerza".
Las contribuciones de la
Iglesia son consideradas por su capacidad para responder a las necesidades de
justicia social y económica, con valores sólidos y principios. Muchos en
tiempos difíciles miran hacia la Iglesia en busca de orientación y dirección. Y
como los periodistas y expertos de los medios trabajamos tanto en los medios
seculares y religiosos, compartimos que es responsabilidad de la Iglesia guiar
a los pueblos para que todos podamos defender la justicia social y económica.
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