Hoy la Iglesia nos despierta
con otro gran acontecimiento. El encuentro del Papa Francisco y el Papa emérito
Benedicto XVI, un gesto histórico e
inédito de cohabitación de dos Papas en nuestra Iglesia del siglo XXI. Un
acontecimiento que días posteriores analizaremos más detenidamente, pero que no
quiero dejar de pasar, como un gesto que escenifica la continuidad y la
discontinua entre los dos últimos Pontífices de la Iglesia católica.
Cuanto daríamos muchos, porque
no decirlo, por estar sentado en medio de estos dos Papas. Entre el Papa
intelectual Benedicto XVI, que supo poner en alerta de emergencia a toda la
Iglesia, pero especialmente a la curia, con su valor histórico y valiente de su
dimisión que, supuso y supondrá a lo largo ya de la historia de la Iglesia un
antes y un después y el Papa del “fin
del mundo” ; o del fin de un estilo de Iglesia que , en su primera semana de
pontificado deja ya entrever nuevos aire renovadores que, muchos miembros de
esta Iglesia viene desde hace tiempo pidiendo a grandes voces.
Creo que, este debe de ser
el valor del encuentro de hoy entre Francisco Y Benedicto el de dos miembros de
la Iglesia que han puesto su vida verdaderamente al servicio de la Iglesia de
Cristo, para el pesar de muchos
representantes de la "caverna"
eclesial, mediática, social y política de la Iglesia.
Mañana leeremos en la liturgia
del domingo de ramos, el pasaje evangélico de la entrada de Jesús en Jerusalén.
Estos dos Papas, nos quieren recordar hoy con su gesto de encuentro que Jesús
era el que iba primero en esa entrada, que Jesús no se quedo atrás, si no que
iba delante.
El Papa Francisco va delante,
en este proceso de renovación eclesial que se vislumbra, no lo dejemos sólo, especialmente
aquellos que durante años hemos reclamado nuevos aires. No se trata de una obediencia
ciega a la figura papal como ha ocurrido anteriormente por esos grupos que han
sido más papistas que el papa. Si ya fueron muchos los que, más o menos
abiertamente, criticaron la renuncia de Benedicto XVI por "haberse bajado
de la cruz", temen que la apertura que sugiere Bergoglio puede traicionar ciertos principios irrenunciables para ellos.
Hoy,
se produce para mí en este encuentro entre estos Papas que, el verdadero poder de la Iglesia se encuentra en
el servicio.
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