Evangelio según San Mateo 7, 21-27
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- "No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Aquel día, muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?".
Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados".
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente".
COMENTARIO.-
El evangelio de este domingo recoge el final del Sermón del Monte. El texto tiene dos partes claramente distintas.
En la primera parte; Jesús deja claro, que ni la piedad, ni la devoción, ni el mucho invocar al Señor, nada de eso nos asegura ni nos garantiza la amistad con Jesús. Solamente el hecho de cumplir la voluntad del Padre es lo que nos da la seguridad de que el Señor nos conoce y nos acoge. El Señor nos reconocerá como cristiano por lo que hacemos, no por estar todo el día en el templo con nuestras devociones o piedades.
La segunda parte es la parábola de los dos constructores. Dos hombres construyen una casa. Aparentemente los dos hacen lo mismo, pero no de la misma manera. Al llegar la tormenta, el que había construido en roca conserva su casa, el que construye en arena la pierde.
La enseñanza de Jesús es clara. No se puede edificar algo duradero de cualquier manera. Por eso, deberíamos preguntarnos si la crisis que pasa la Iglesia últimamente, y que hemos intentado reflexionar durante toda la semana, debe obligarnos a revisar los cimientos de la Iglesia.
Posiblemente nuestro cristianismo no lo hemos edificado sobre el evangelio, sino sobre costumbres, modas y tradiciones, que sobre todo en el tiempo litúrgico que empezamos el próximo miércoles CUARESMA, se acentuan mucho más. Costumbres, modas y tradiciones, que no concuerdan en nada con el espíritu de Jesús.
Quizás, hemos construido una religión basada en dogmas, normas y disciplinas, que posiblemente para muchas criaturas ha sido más, una carga pesada, que un encuentro de acogida y busqueda de la verdad del Evangelio.
Ser cristiano es "practicar" las palabras de Jesús, es vivir el evangelio. Si no se da esto, nuestro cristianismo no tiene sentido.
DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.
EL PRÓXIMO MIERCOLES, MIERCOLES DE CENIZA. COMENZAMOS, EL TIEMPO DE CUARESMA.
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