El pasado miércoles se ofició la última misa temporalmente en la Universidad de Barcelona. Concretamente la Facultad de Económica de dicha Universidad, posee una capilla, donde todos los miércoles un grupo de alumnos y profesores, celebraban la eucaristía.
La polémica, se desató el 10 de noviembre del pasado año -tres días después de la visita del Papa a Barcelona- cuando un grupo de estudiantes laicistas intentaron boicotear una de las misas que se celebran en la citada Facultad. Desde que empezaron los actos de protesta, las ceremonias religiosas se han oficiado bajo protección -agentes contratados por la universidad velan para que no haya altercados-. El conflicto entre estudiantes «progresistas» y católicos se recrudeció un par de semanas antes de la llegada de las vacaciones de Navidad. El pasado día 15 de diciembre se llegó a una situación límite cuando unos cuarenta estudiantes irrumpieron en el recinto con móviles y bocadillos e impidieron que el sacerdote oficiara la misa.
Desde que los alumnos «progresistas» declararan abiertamente la guerra a los católicos hasta ayer, la Universidad se ha pronunciado en dos ocasiones respecto al conflicto.
La UB emitió un escueto comunicado en el que se mostraba abierta a debatir la cuestión en los órganos de gobierno. «Los tiempos y opiniones cambian», indicaba el comunicado, que matizaba, no obstante, que las discusiones deben producirse exclusivamente «en los foros pertinentes». El decanato también ha colgado en su página web un comunicado en el que asegura que hará todo lo posible para preservar «el ejercicio de los derechos fundamentales (como el derecho a la libertad religiosa y de culto) y el derecho a la libre expresión».
Lógicamente, estos acontecimientos son para mí de una gran preocupación. En primer lugar, por que son el reflejo de la crispación social existente en estos momentos. Crispación social que ha llegado incluso a uno de los estamentos sociales, que debería servir de ejemplo de convivencia, tolerancia, respeto y diálogo. Porque si en la Universidad, lugar de fomento de ideas y principios, no existe los valores de la convivencia, tolerancia, respeto y diálogo de futuras generaciones, ¿ qué tendremos el día de mañana ?.
En segundo lugar, por que es lamentable que en un lugar - la Universidad -, donde se supone están personas con una cierta capacidad mental desarrollada por su formación intelectual y conocedora de los más mínimos derechos y las libertades de los ciudadanos, actué pisoteando esos derechos, ¿ qué personas tendremos el día de mañana ?.
El razonamiento lógico sería el de plantarse en primer lugar, si debe existir en una universidad pública una capilla o no. Ahora bien, si existe, que malo tiene que la usen para actos religiosos, sean de la religión que sea, si es un lugar creado para ello. Además donde esta la polémca, si es un acto voluntario, va el que quiere ir.
Yo creo que la Universidad, debe de ser un lugar de encuentro de culturas y pensamientos. De esta manera, podremos tener una generación responsable, tolerante, respetuosa, dialogante, dentro de los derechos y libertades que marca nuestra Constitución.
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