Recién pasado el ecuador de
este año que dedicado a la fe, conmemorativo de los 50 años del Concilio Vaticano
II y a sus cuatro meses de su nombramiento, el Papa Francisco nos presenta su
primera encíclica.
LUMEN FIDEI. «La Luz de la
Fe» completa el cuadro de las virtudes teologales que Benedicto XVI había
iniciado con sus encíclicas sobre la esperanza, la caridad y ahora la fe. El
texto estaba «prácticamente completado»
por Benedicto XVI, cuya solidez teológica se nota en cada página de un
documento enriquecido con el afecto y el calor vital de su sucesor.
El primer capítulo presenta
la fe de Jesucristo, el verdadero «testigo fiable» que revela cómo es Dios y
que nos ayuda a verlo del modo en que él mismo lo veía, como Padre. Pero la fe
no es sólo conocimiento, «es un don gratuito de Dios que exige la humildad y el
valor de fiarse y confiarse, para poder ver el camino luminoso del encuentro
entre Dios y los hombres, la historia de la salvación».
El segundo capítulo, más
práctico, aborda la relación entre «fe y verdad», y también entre «fe y amor».
El Papa Francisco advierte que «la fe, sin verdad, no salva. Se queda en una
bella fábula, la proyección de nuestros deseos de felicidad». Al mismo tiempo,
se traduce en amor a Dios y a los demás. Por eso, la fe no es intransigente, y
el creyente no es arrogante, sino que practica de modo natural el diálogo.
El capítulo tercero se
centra en la evangelización, pues la fe es para difundirla, y en el modo en que
todo se refuerza gracias a los sacramentos del bautismo y la eucaristía.
Por último, el capítulo
cuarto se refiere al bien común, es decir, al modo de organizar la sociedad
según los criterios de la fe, con detalles sobre el modo de vivirla en la
familia fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, en las
relaciones sociales, en el respeto a la naturaleza que es manifestación de
Dios– y en los momentos difíciles del sufrimiento y de la muerte.
El Papa Francisco concluye
con una hermosa oración poética en la que pide a la Virgen: «Siembra en nuestra
fe la alegría del Resucitado. Ensénanos a mirar con los ojos de Jesús para que
él sea luz en nuestro camino».
“LUMEN FIDEI” ES UNA ENCÍCLICA APÓSTATA: EL PATRIARCA ABRAHÁM ES EL PADRE DE LA FE PARA LOS PONTÍFICES JUDAIZANTES POST CONCILIARES. EL PADRE DE LA FE PARA LOS CRISTIANOS, ES JESUCRISTO. Cristo, increpó a los pontífices judaizantes: Hay de vosotros, escribas y fariseos, ¡hipócritas! “Que cerráis el reino de los cielos a los hombres, porque parados en la puerta, no entráis ni dejáis entrar, impidiendo que mis discípulos se salven”. El Pontífice Francisco I, apostatando a Cristo proclama que Abraham es el padre de la fe, para promover la transformación apóstata de la Iglesia Romana en Sinagoga Noajida, impidiendo la salvación eterna de los cristianos. http://www.scribd.com/doc/148809387/CRISTIANISMO-RELIGION-LAICA
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