Querido jóvenes en general y
a los que no somos tan jóvenes en edad pero si en espíritu. Bajo el lema:"ID
Y HACED DISCÍPULOS A TODAS LAS NACIONES" (Mt. 28,19), nos vamos a reunir
con el Papa Francisco desde ayer hasta el próximo domingo 28, en lo que todos
conocemos como JMJ (Jornadas Mundiales de la Juventud).
Un encuentro que lógicamente
como todas las cosas de los jóvenes, será vivo, festivo y alegre. Y un
encuentro espero también, que esté llamado a poner de manifiesto la presencia
en nuestro mundo de una Iglesia dinámica, así como la actualidad y vigencia del
mensaje cristiano.
Y digo esto queridos jóvenes,
porque yo, ya he recorrido parte del camino que Uds., empezáis a caminar en la
vida. Esto hace que muchas veces me vea tentado de deciros cosas, pensamientos
y experiencias de esa ventaja en el camino. Pero hoy, queridos amigos y jóvenes
en general, OS CONFIESO QUE ESTOY MUY INTERESADO EN ESCUCHAR LO QUE UDS, NOS
TENGÁIS QUE DECIR, A MÍ Y A LOS DE MI EDAD, Y ESPECIALMENTE A LA IGLESIA EN LA
CUAL VÍVIS VUESTRA FE.
Mi mirada está puesta en
todos los jóvenes, por que sois la esperanza de futuro. De un futuro incierto y
difícil para todos, pero especialmente para Uds. los jóvenes, tras escuchar que
existe una generación perdida y una generación sin la oportunidad de trabajar
en toda su vida como recordaba el Papa Francisco en su encuentro con los
periodistas que el acompañaban en el avión con destino a Brasil.
Por eso, jóvenes del mundo
que se reunís con el Papa, y que representáis también, a todos aquellos que no
han podido ir, escuchad los mensajes del Papa. Pero eso sí, desde vuestra
libertad y desde vuestra fe en Cristo, ALZA VUESTRA VOZ TAMBIÉN, MOSTRAR
VUESTRAS INQUIETUDES, VUESTRAS ESPERANZAS, VUESTROS DESEOS. Que no sólo
hablemos los mayores, sino que habléis también Uds., decirnos que queréis, que
Iglesia necesitáis, pues sólo desde ese punto de vista podremos llevar a buen
puerto el lema de la JMJ:"ID Y HACED DISCÍPULOS A TODAS LAS NACIONES"
(Mt. 28,19).
Ayer arrancó la JMJ,
acompañada también como todas las anteriores de todas las polémicas habidas y
por haber, de estos eventos. Desde el eufemismo de los organizadores; a las oposiciones de los que no comparten estos
eventos, desde dentro de la organización eclesial, como desde fuera de ella.
Lógicamente estos acontecimientos dan también a la reflexión en todos los ámbitos de nuestra vida. Por eso, ayer llegué a la conclusión, de que nuestros jóvenes, no es que pasen de la religión, no es que no les interese la Iglesia y mucho menos son responsables de la gran crisis religiosa y eclesial que tenemos. Al contrario, nuestros jóvenes, lo que son víctimas de la gran crisis religiosa que nosotros la generación que les hemos precedido, hemos ido creado, mantenido y ellos están viviendo.
Lógicamente estos acontecimientos dan también a la reflexión en todos los ámbitos de nuestra vida. Por eso, ayer llegué a la conclusión, de que nuestros jóvenes, no es que pasen de la religión, no es que no les interese la Iglesia y mucho menos son responsables de la gran crisis religiosa y eclesial que tenemos. Al contrario, nuestros jóvenes, lo que son víctimas de la gran crisis religiosa que nosotros la generación que les hemos precedido, hemos ido creado, mantenido y ellos están viviendo.
El problema no son los
jóvenes, el problema es la Iglesia y la religión que hemos creado nosotros en
un mundo que se va secularizando rápidamente y que nosotros quizás no hemos
sido capaces de escuchar las preguntas y cuestiones más profundas, que esos
jóvenes como miembros de la Iglesia han podido ir planteando.
Jóvenes que nos oyen hablar
de preservativos, de control de la natalidad, de paternidad responsable, de
expresiones distintas de amor. Pensamientos y actitudes de una religión y de
una Iglesia que no concuerdan después posiblemente con lo que ellos y todos
necesitamos y buscamos al Dios de Jesús. Al Dios amoroso, comprensivo,
tolerante, que busca el bien de todos y que nos habla en nuestra conciencia y
en función de los tiempos en que vivimos.
Afortunadamente, Dios no
abandona a estos jóvenes, ni a los jóvenes que dejan la Iglesia. Si no, que
serán ellos mismos quienes buscarán a Dios por caminos que nosotros no les
hemos sabido señalar.
APROVECHEMOS LA JMJ PARA
ESCUCHAR A LOS JÓVENES. LAS JORNADAS SON SUYAS, LOS PROTAGONISTAS SON CRISTO Y
LOS JÓVENES.
Desde mi rincón de clausura,
estoy en comunión con todos los jóvenes que se encuentran en la JMJ, os deseo
una feliz jornada.
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