viernes, 13 de mayo de 2011

URGE UNA PRESENCIA VALIENTE Y SIN COMPLEJOS DE LOS CRISTIANOS CATÓLICOS EN LA VIDA PÚBLICA.

Transcurrida una semana del comienzo de la campaña electoral para las elecciones municipales y autonómicas, y viendo lo que vemos, quiero manifestar mi opión desde el seguimiento a Jesús y desde el compromiso con Él en el mundo.

Cada día nos levantamos con las preocupantes noticias económicas, que no son nada de halagüeñas. En especial la evolución de un paro que sigue creciendo, y que nos va dejando los rostros sufrientes de los parados, de los pequeños empresarios que intentan con mil esfuerzo mantener a todos sus trabajadores y colabores en una realidad que comenzaron hace tiempo, la realidad de nuestros vecinos, familiares y amigos que anhelan un puesto de trabajo, que le permite el mantenimiento de su familia y el desarrollo de su persona.

Me preocupa una juventud preparada, dispuesta a despegar en el horizonte de la vida, con todo lo que implica de sufrimiento, precarización e impotencia ante un dificil horizonte profesional, personal y familiar.

También me preocupa el clamoroso silencio de la Iglesia jerárquica ante estos temas. Si porque como pastores, están en la obligación no sólo de orientar al rebaño, sino que como jefe del rebaño son llamados a alzar la voz en primer lugar, para ejemplo de la comunidad, como veremos mañana en el comentario del evangelio del domingo.

Es cierto escuchar que no corresponde a la Iglesia jerárqica, como tal, actuar en el ámbito político para construir una sociedad justa, pero sí corresponde este papel y es urgente a los fieles cristianos laicos que actúan como ciudadanos bajo su propia responsabilidad. Pero tan cierto como esto, es que los fieles laicos deben estar apoyados y acompañados por sus pastores, con el mismo interés que se suponen colaboran en las tareas interna de la comunidad en favor del culto, la evangelización y la caridad.

Y más en estos tiempos donde el concepto de izquierda o de derecha, son concepto ya trasnochados y antiguos, pues la realidad nos lo demuestra. Hoy debemos de hablar de personas que buscan el progreso de la humanidad desde el mismo concepto humano, que en función de las circunstancias sociales, económicas y políticas, actuan con verdadera justicia e igualdad.

¿Pero qué partido o que candidatos actuán desde ese modo progresista?.

Lógicamente esta pregunta nos lleva a mojarnos y hacer claros con nuestros principios civiles, religiosos y éticos.

Una persona o grupo político es progresista, cuando actuan como un buen gestor de la comunidad, en todos sus ámbitos económicos, sociales, culturales, éticos y religiosos.

No se puede tolerar la tardanza en los gobernantes en reconocer y asumir la crisis y adoptar medidas tardías, que con su engaño y mentira perjudican a los más indefensos de la sociedad. Pues, mientrás que con dinero público, el de todos, hemos lavado a uno de los causante de esta crisis económica como ha sido el sector bancario. El cual, después de ser ayudado, en estos momentos, son incapaces de perdonar a aquellos que no pueden pagar su hipoteca, y que le devuleven el piso, la casa, el local o la nave industrial, y no consideran con ello extinguida su deuda.

Está crisis, ha sido el claro reflejo de la codicia humana. De la codicia de unos cuantos, que no han sufrido la oposición de unos gobernantes, que tendrían que haber velado por el interés de la mayoria, en lugar del de una minoría.

Me desconcierta unos gobernantes que dicen defender a los más desfavorecidos de la sociedad y que recortan ayudas sociales. Además de no valorar el esfuerzo social de esos más desfavorecidos, que pierden derechos a cambio de mantenerse grandes puestos en la clase política.

Por eso creo que es necesario ya, una presencia valiente, confesante y sin complejos de toda la comunidad católica en la vida pública, y no sólo de los seglares, sino todos los miembros de la comunidad. El Señor nos pide no encender la luz debajo del celemín, sino ponerla sobre el candelero para que alumbre a nuestro alrededor.

La levadura del Evangelio debe penetrar en el mundo de la acción política, en el mundo de la economía, del trabjo, de la cultura y del arte, el ocio, el mundo universitario,y de los medios de comunicación social… para orientar las realidades temporales según el corazón de Dios. Cristo vino para salvar al hombre, a toda la humanidad, en todos los tiempos y circunstancias.


URGE UNA PRESENCIA VALIENTE Y SIN COMPLEJOS DE LOS CRISTIANOS CATÓLICOS EN LA VIDA PÚBLICA.

"Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanza, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” (GS 1).

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