jueves, 19 de mayo de 2011

POR UNA REGENARACIÓN ÉTICA DE NUESTRA SOCIEDAD SEGÚN LOS VALORES QUE EMANAN DEL EVANGELIO

Han transcurrido cuatro días del llamado 15-M, cuando el movimiento "democracia real, ya"; hizo acto de presencia en nuestra sociedad. Al principio, todos pensabamos que ya era hora de que la ciudadania se levantara y expresara su indignación ante la situación social y económica que estamos viviendo.

Transcurridos unos días, se dice, que este movimiento esta liderado por ciertas fuerzas políticas, sindicales, etc..Posiblemente en dicho movimiento hayan impulsos y aspiraciones muy diversas y corran el peligro de ser absorvido por otras fuerzas más interesadas en otros objetivos. Pero yo creo, que también exiten denuncias limpias de personas, que creen y aspiran a crear una sociedad más justa y solidaria.

Por eso, independientemente del devenir de este movimiento, una cosa si es clara, el cabreo de quienes padecen la crisis sin haberla causado es comprensible. Porque no se puede admitir que existan en una misma familia varias personas paradas y que dos o tres de sus miembros no cobren nada. Mientras que los bancos saneados con el dinero público, o sea de nuestros impuestos, se permiten no dar créditos para ayudar a que nadie se quede sin sus casas, al contrario, agravan la situación a pesar de que el dinero es nuestro.
No se puede admitir el nacimiento de una nueva clase social llena de privilegios como es la clase política. Mientras que la mayoría de los ciudadanos estamos 40 o más años trabajando para tener una pensión mínima, ellos sólo con 12 años poseen una pensión máxima vitalicia. No se puede admitir que la política que debe ser un servicio a la comunidad, se haya convertido en el vivir de unos cuantos, que llevan toda su vida en política. Los políticos tendrían que ser personas de más de 55 años de edad, personas curtidas ya por la universidad de la vida y que sólamente permanecierán 8 años en cualquier puesto público y se terminó.

Ignorar lo que está pasando en la calle y en las redes sociales puede ser irresponsable. En España hay una distancia creciente entre buena parte de la sociedad y sus representantes. Y el resultado se traduce en desesperanza y desencanto.

Como creyente que se siente interpelado a evangelizar, a través de su testimonio, creo que, hay motivos para apostar por una regeneración ética de nuestra sociedad. Y, si esos motivos existen, los valores que emanan del evangelio y del concilio vaticano II en su Gaudium Spet, son una alternativa creíble y factible para implicarnos en esa regeneración ética.

"Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanza, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo” (GS 1).

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