Las salesianas están
llamadas a ofrecer «el mensaje del Evangelio, que se resume en el amor del
Padre misericordioso a todas las personas», recordó el Papa Francisco a
las Hijas de María Auxiliadora, en un encuentro cordial, al terminar el
Capítulo general de estas religiosas sobre el tema «Ser hoy con los jóvenes
hogar que evangeliza», cuya importancia y actualidad destacó el Obispo de Roma,
recordando que se coloca muy bien en el contexto social y eclesial de hoy,
marcado por tantas formas de miseria espiritual y material.
Ante el sufrimiento causado
por la indigencia, pero también por la falta de amor y de relaciones, teniendo
en cuenta las fragilidades de los jóvenes, a los que se dedican con compromiso
amoroso, según el estilo y ejemplo de San Juan Bosco y de Santa Dominga
Mazzarello, el Sucesor de Pedro dirigió una exhortación especial:
«Sean, en todos los ámbitos,
testimonio profético y presencia educadora, mediante una acogida incondicional
de los jóvenes, afrontando el desafío de la interculturalidad y encontrando
caminos para que sean eficaces las intervenciones apostólicas de ustedes en un
contexto - el juvenil - permeado por el mundo virtual y las nuevas tecnologías,
en especial las digitales».
El Papa Francisco reiteró
que en la vida religiosa Cristo debe ocupar siempre el centro, así como la
importancia de buscar la unidad, superando envidias y celos. Y, poniendo en
guardia, una vez más, contra el «terrorismo de las habladurías», que es
como una bomba que destruye las comunidades, pidió a las salesianas que no se
olviden de Patagonia, para luego alentarlas a contribuir con entusiasmo «en los
ámbitos de la educación y de la escuela, de la catequesis y de la formación de
los jóvenes al apostolado»:
«Sean misioneras de
esperanza y de alegría, testimoniando los valores propios de su identidad
salesiana, en especial en lo que se refiere al encuentro, aspecto fundamental
de su carisma: es un manantial siempre lleno de frescor y vital, en el cual
pueden encontrar ese amor que revitaliza la pasión por Dios y por los jóvenes. Que
las inevitables dificultades, que se encuentran en el camino no ralenticen el
entusiasmo de la acción apostólica de ustedes».
Tras recordar asimismo el
gran aprecio de la Iglesia hacia la vida consagrada, que se coloca en el
corazón mismo de la Comunidad y es elemento decisivo para su misión, el Papa
encomendó el apostolado de las religiosas salesianas a la maternal ayuda de
María Santísima, que ellas veneran con el título de Auxiliadora.
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