La Sala de lo Penal de la
Audiencia Nacional ha optado por seguir su propio criterio y resolver
los recursos de los etarras que han solicitado su excarcelación tras la
sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, que anuló la aplicación de
la doctrina Parot. Con un ajustado resultado de nueve votos contra ocho,
los magistrados de la sala decidieron el pasado viernes día 8 de Noviembre
decretar la libertad de nueve etarras que, de no habérseles aplicado la fórmula
elaborada por el Supremo en 2006 para el cómputo de las redenciones (la
llamada doctrina Parot), habrían estado ya en libertad desde hace años, en
la mayoría de los casos.
El primero en salir ha sido
el etarra Juan Francisco Gómez López, que llevaba 22 años presos y ha
abandonado la prisión de Basauri (Bizkaia) antes de la seis de la tarde.
Domingo Troitiño, condenado por el atentado de Hipercor, ha abandonado también
la prisión de Teixeiro (A Coruña): llevaba 26 años preso de los 1.000 a los que
fue condenado por 22 asesinatos. El mismo Troitiño ha dicho a los reporteros
gráficos "ya está", una vez captaron su imagen, mientras que sus
acompañantes han pedido a los informadores que busquen otra profesión más
digna, con distintos mensajes en este sentido.
José Ignacio Urdiain ha
abandonado la prisión de Picassent (Valencia) tras 24 años entre rejas. Habría
salido en 2009 de no habérsele aplicado la doctrina Parot.
Jokin Mirena Sancho y Luis
María Azcargorta salieron del centro penitenciario de Zuera. El primero había
condenado a más de 156 años de cárcel por varios atentados, entre ellos el
asesinato en 1983 de Jesús Blanco Cereceda, jefe de comunicaciones del
aeropuerto de Noain en Pamplona, y el del policía nacional Diego Torrente
Reverte en 1984.
Elías Fernández Castañares,
integrante del comando Orbaiceta y preso en la cárcel de Villabona
(Asturias) desde hacía 27 años. El último en salir ha sido Isidoro María
Garalde Bedialauneta, alias Mamarru, que ha abandonado en torno a las ocho
de la tarde el centro penitenciario de Puerto I, en El Puerto de Santa María
(Cádiz) al grito de "ondo nago" ("estoy bien").
Asimismo, Joseba Koldobica
Artola ha sido otro de los etarras que ha quedado en libertad. Detenido en 1986
y condenado por dos asesinatos se encontraba en la cárcel de Daroca. Habría
salido de prisión en 2006 de no ser por la doctrina Parot.
Por su parte, Luis María
Azcargorta había sido condenado a más de treinta años de cárcel por el atentado
con una bomba-lapa cometido por el comando Araba en 1985 en Vitoria en un
vehículo de un policía nacional Félix Gallego Salman, que falleció.
Por nueve votos frente a
ocho, la sala ha acordado la puesta en libertad de nueve de los once presos.
Lógicamente, todo esto está
produciendo una nueva división en la sociedad, entre los que son partidarios de
la ley y los que no. Los familiares de las víctimas se revelan ante la crueldad
del que le quito la vida a un ser querido, este en libertad. Los que tienen
asuntos pendientes con la justicia desde hace años –que es lo normal-, ven como
esto se resuelve en horas. Por parte de los presos y los grupos que lo apoyan,
los primeros su ansiada libertad, los segundo la voz de su victoria.
Mi opinión al respecto de
todo esto y desde mi punto de vista cristiano, es de denunciar que la justicia,
en este país llamado España – por el momento- no es igual para
todos. Pues, no se resuelve todo con la misma rapidez. Y con esto, no
quiero decir que no esté de acuerdo con la liberación de los presos etarras, si
la ley lo ampara. Pero lógicamente, lo que no puedo estar de acuerdo, es que
salga sin el más mínimo arrepentimiento de quitar la vida a otra persona, en
definitiva sin pedir perdón por lo menos a sus víctimas, por mucha condena que
hayan cumplido.
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