Un paseo a últimas horas del
día, por cualquiera de las principales avenidas de ciudades importantes de este
país llamado España, nos presenta imágenes que hace cinco años eran
impensables. Personas que rebuscan lo que pueden en los contenedores de basura, para ver
si dan con algo de alimento que les haga soportable el hambre que arrastran.
¿Es comprensible que un país
que está entre las primeras veinte economía del mundo, tenga cada vez más
ciudadanos suyos buscando comida en los contenedores de las puertas de los
grandes supermercados? ¿Es comprensible que en muchos colegios de un país
desarrollado del siglo XXI tengan que dar de comer a niños porque se encuentran
desnutridos, ya que sus familias no pueden alimentarlos correctamente?.
Lo más evidente de todo esto
- y que ya se nota - es que la clase media en España, está desapareciendo,
si no desaparece totalmente, va a quedar tan debilitada y tan escasa, que,
dentro de poco, ya no será el motor de la economía de este país.
¿Qué consecuencia podemos deducir
de todo esto? Si nos fijamos en muchos países de América Latina, podremos
observa que existen naciones enteras sin una clase media consistente. Es decir,
naciones enteras en las que el Estado de Derecho es y será imposible. Y en las
que, por tanto, la igualdad de derechos de todos los ciudadanos no se puede, ni
se podrá pensar. Porque, son países donde el 80 % de la población queda a
merced de lo que quieran hacer con ellos, el otro 20 % que son los más ricos.
Y esta es la situación que
desde mi punto de vista se está creando en España. Yo creo que lo más
preocupante, en este momento, en este país no es la ya los efectos de la
crisis, sino más bien el proyecto que se está creando de país injusto
y desigual que, de forma implacable, se está realizando. Pues no
debemos de olvidar que la estabilidad constitucional de un país no se puede
cimentar sobre la caridad, sino sobre la justicia.
Por eso, que no nos hablen
más de los presuntos crecimientos económicos, que sólo cuadran con sus cuentas
y proyectos de los grandes capitales.
Queremos una España más
igualitaria, más justa y más honrada. O digamos, por las claras, que no nos
importa España.
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