sábado, 5 de mayo de 2012

EVANGELIO DOMINGO 6 DE MAYO 2012. QUINTO DE PASCUA.


Evangelio según san Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos mios.»

COMENTARIO.-

Por mucho que, leemos y releemos los evangelios, podremos ver que los evangelistas no recogen nada de que, Jesús en el tiempo que convivió con los discípulos, fundara alguna institución, estableciera normas, leyes o reglamentos algunos. Si no que, por mucho que leemos los evangelios, lo que podemos encontrar según nos narran los evangelistas, es el estilo de vida de Jesús. Un estilo y forma de vivir que, cambió la mentalidad y el corazón de sus discípulos y de la gente que se acercaban a Él. Todos quedaron marcados por Él, por su espiritualidad.

Este es el verdadero problema que nos plantea el evangelio de este domingo. Permanecemos en Jesús, o en nuestras costumbres religiosa. 

Por seis veces, el evangelio nos dice "PERMANECED EN MÍ".  Lo que Jesús les pide a los discípulos es que se mantengan firmes y tengan consistencia en lo que han aprendido y vivido junto a Él. Jesús es la vid, los que creemos en Él somos los sarmientos. Los sarmientos tienen vida por que les llega la savia de la vid, por eso permanecen en la vid. 

Este puede ser el problema hoy de nuestra Iglesia, que posiblemente no permanecemos en Jesús, y, por eso nos trasmitimos vitalidad, alegría, luz, esperanza, ilusión. Porque, para transmitir esta vitalidad, debe de correr por nosotros la savia viva de Jesús, si esto no es así somos sarmiento secos.


PROCLAMAR Y LEER EL EVANGELIO COMO SAVIA QUE NOS HACE PERMANECER EN JESÚS.

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