miércoles, 4 de enero de 2012

2012, CINCUENTA AÑOS DEL CONCILIO VATICANO II

Poco antes de ser convocado el Concilio Vaticano II, los teólogos pensaban unánimemente que, después de la declaración de la infalibilidad del Papa por el Vaticano I en 1870 y del ejercicio del magisterio pontificio, los concilios eran innecesarios. De ahí la sorpresa, entusiasmo y recelos que despertó la convocatoria de Juan XXIII de un "concilio ecuménico", el 25 de enero de 1959, cuatro meses después de ser elegido papa. El papa Roncalli captó inmediatamente las simpatías de todo el mundo por su autenticidad, humor, audacia y sencillez. Sugirió perspectivas nuevas, nunca impuso consignas, respetó la libertad de todos y dijo palabras decisivas en tono coloquial.

El Concilio fue inaugurado el 11 de octubre de 1962 por Juan XXIII, -hace exactamente este año sus cincuenta aniversario-, con un discurso redactado por él mismo, que causó viva impresión. Sus palabras ayudaron a buscar la identidad de la magna convocatoria. No sería una reunión de obispos para condenar errores por medio de anatemas o proclamar afirmaciones dogmáticas sabidas, sino un concilio "eminentemente pastoral" que debía centrarse en la unidad de las Iglesias, la paz del mundo, la Iglesia de los pobres y la renovación de la vida cristiana. Al mismo tiempo denunció Juan XXIII a los "profetas de calamidades, que siempre están anunciando infaustos sucesos".
El acto se retransmitió a todo el mundo por televisión. Acudieron a la cita conciliar 2.540 obispos, mientras que en el Vaticano I hubo 744 y en Trento 258. Los obispos
del Vaticano I eran de raza blanca y en su mayoría europeos; en el Vaticano II hubo padres conciliares de todos los continentes y razas. Fueron nombrados peritos del Concilio teólogos hasta entonces sospechosos por su progresismo, a los que se sumaron otros partidarios de la reforma de la Iglesia. El influjo de los expertos fue decisivo. Se usó el latín como idioma del concilio.
No fue fácil para los 700 periodistas de todo el mundo dar cuenta del evento. El Concilio había despertado la atención de la Asamblea del C o n s e j o Ecuménico de las Iglesias, celebrada en Nueva Delhi en 1961, pero apenas interesó en el mundo islámico y en los medios religiosos judíos, al menos en un principio. Hubo observadores ortodoxos, anglicanos y protestantes.

Los meses anteriores a la inauguración del Concilio suscitaron una gran esperanza en el mundo católico y en el mundo cristiano en general. Juan XXIII había manifestado, recién elegido Papa, anhelos de paz, unión y renovación a todos los niveles. Al mismo tiempo había en los sectores progresistas desconfianza, dado el inmovilismo doctrinal reinante. En líneas generales faltó preparación y se advirtió, lógicamente, escasa experiencia conciliar.
A lo largo del verano de 1962 recibieron los Padres del Concilio siete esquemas, de un total de setenta proyectos. Antes de que los obispos se reunieran en la asamblea el 11 de octubre de 1962 se habían emitido juicios severos sobre el valor de los textos conciliares. De hecho, la mayor parte de todo el trabajo preparatorio, como se vio enseguida, fue casi inútil. La primera congregación general del 13 de octubre no duró ni una hora. Varios cardenales franceses y alemanes pidieron que se levantase la sesión y se diera tiempo a los obispos de conversar entre sí para proponer nuevos miembros de las comisiones. ( Casiano Floristan )

El Concilio Vaticano II, es considerado en todo el mundo católico como el acontecimiento más importante del siglo XX. Transcurrido 50 años de aquel acontecimiento, podemos decir que tenemos la Iglesia que quiso ese Concilio, estamos en esa " primavera eclesial ", de la que se habló con tanto entusiasmo en los años sesenta.

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