viernes, 2 de julio de 2010

LA OBLIGACIÓN DEL DOMINGO

En el último semanario diocesano del 27 de junio de Iglesia de Sevilla, nos encontramos un artículo bajo el título " LA OBLIGACIÓN DEL DOMINGO ", en él se nos recoge las siguientes enseñanzas del Catecismo de la Iglesia Católica:

" El mandamiento de la Iglesia determina y precisa la ley del Señor: " El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la misa " ( CIC can.1247 ). " Cumple el precepto de participar en la misa quien asiste a ella, dondequiera que se celebre en un rito católico, tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde " ( CIC can.1248, ..).
La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma toda la práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados a participar en la Eucaristía los días de precepto, a no ser que estén excusados por una razón seria ( por ejmeplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños ) o dispensados por su pastor propio ( cf. CIC can. 1245 ). Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave ".
La participación en al celebración común de la Eucaristía dominical es un testimonio de pertenencia y de fidelidad a Cristo y a su Iglesia. Los fieles proclaman así su comunión en la fe y la caridad. Testimonian a la vez la santidad de Dios y su esperanza de la salvación. Se reconfortan mutuamente, guiados por el Espíritu Santo.
" Cuando falta el ministro sagrado u otra causa grave hace imposible la participación en la celebración eucarística, se recomienda vivamente que los fieles participen en la liturgia de la palabra, si ésta se celebra en al iglesia parroquial o en otro lugar sagrado conforme a los prescrito por el Obispo diocesano, o permanezcan en oración durante un tiempo conveniente, solos o en familia,o, si es oportuno, en grupos de familias " ( CIC can. 1248,..2).
Catecismo de la Iglesia Católica nº 2180-2183.


La primera conclusión que yo saco de está información, es que todo aquello que se obliga y se amenza con pecado grave, no sirve para nada. Pues, ¿ Qué sentido tiene que tú vayas obligado a un encuentro fraternal ?. ¿ Qué sentido tiene ir obligados todos los domingos del año y comulgar al menos uno en el año ?. No sería mejor decir: " LA NECESIDAD DEL ENCUENTRO DEL DOMINGO "

Posiblemente hemos perdido la vivencia sacramental, motivada por la expedición de los sacramentos como un billete de lotería, previo pago del servicio religioso, y no como un encuentro vivenciar de nuestra fe. Además de crear la conciencia de una obligación, bajo la culpa del pecado en lugar de un encuentro voluntario y comprometido.

Para celebrar la eucaristía dominical no basta con seguir las normas prescritas o pronunciar las palabras obligadas. No basta tampoco cantar, santiguarse o darnos la paz en el momento adecuado. Es muy fácil asistir a misa y no celebrar nada en el corazón; oír las lecturas correspondientes y no escuchar la voz de Dios; comulgar piadosamente sin comulgar con Cristo; darnos la paz sin reconciliarnos con nadie.
¿Cómo vivir la misa del domingo como una experiencia que renueve y fortalezca nuestra fe? Para empezar, es necesario escuchar desde dentro con atención y alegría la Palabra de Dios y, en concreto, el evangelio de Jesús. Durante la semana hemos visto la televisión, hemos escuchado la radio y hemos leído la prensa. Vivimos aturdidos por toda clase de mensajes, voces, ruidos, noticias, información y publicidad. Necesitamos escuchar otra voz diferente que nos cure por dentro.
Es un respiro escuchar las palabras directas y sencillas de Jesús. Traen verdad a nuestra vida. Nos liberan de engaños, miedos y egoísmos que nos hacen daño. Nos enseñan a vivir con más sencillez y dignidad, con más sentido y esperanza. Es una suerte hacer el recorrido de la vida guiados cada domingo por la luz del evangelio.
La plegaria eucarística constituye el momento central. No nos podemos distraer. «Levantamos el corazón» para dar gracias a Dios. Es bueno, es justo y necesario agradecer a Dios por la vida, por la creación entera, por el regalo que es Jesucristo. La vida no es sólo trabajo, esfuerzo y agitación. Es también celebración, acción de gracias y alabanza a Dios. Es un respiro reunirnos cada domingo para sentir la vida como regalo y dar gracias al Creador.
La comunión con Cristo es decisiva. Es el momento de acoger a Jesús en nuestra vida para experimentarlo en nosotros, para identificarnos con él y para dejarnos trabajar, consolar y fortalecer por su Espíritu.
Todo esto no lo vivimos encerrados en nuestro pequeño mundo. Cantamos juntos el Padrenuestro sintiéndonos hermanos de todos. Le pedimos que a nadie le falte el pan ni el perdón. Nos damos la paz y la buscamos para todos. ( J.A. Pagola ).

Lógicamente esto me lleva a preguntarme:

- ¿ Es la liturgia que venimos repitiendo desde siglos la que mejor puede ayudar en estos tiempos a los creyentes a vivir lo que vivó Jesús, y recapitular para que vivó y murió ?

- ¿ Estamos seguros de estar haciendo hoy bien lo que Jesús quiso que hiciéramos en memoria suya ?


La segunda conclusión, es que existe una gran preocupación, por no decir algo alarmante ante la escases de creyentes en las misas dominicales y aún más en estos tiempos estivales donde se nota algo más la poca asistencia de los fieles.

Posiblemente, creemos que recordando la obligación de ir los domingos a misa, vamos a tener más llenos los templos; por que eso, si es lo que interesa, las apariencias, las masas, el parecer que somos muchos. Miren Uds., nuestros templos se encuentran vacios, posiblemente por que nuestros templos no son ya hoy, el lugar de encuentro con Dios y los hermanos. Posiblemente por que en esos templos no existen encuentros humanos, ya que hemos convertido nuestros templos en el punto de encuentro sacramental obligatorio de los domingos y no en el punto de encuentro y acogida de todos los hijos de Dios. Es decir, el lugar de encuentro con Dios no es un espacio geográfico ( el templo ), sino el espacio humano que se crea del encuentro entre las personas. Donde los humanos nos encontramos, nos comunicamos, convivimos y nos unimos, ahí es donde se encuentra Dios, " Donde dos o más están reunidos en mi nombre ahí estoy Yo ".
Pero si en nuestros templos no existe esa relación humana, no existe una comunidad, es posible que no encontremos a Dios y se busque en otro lado. Por eso seria importante plantarse, muy bien: " LA PARROQUIA COMO LA CASA DE LA FAMILIA CRISTIANA ", no solo como el lugar donde celebramos nuestra fe, sino el lugar abierto al diálogo, al estudio, a la reflexión, a la comunicación, a la ayuda....

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