Sin duda alguna los Evangelios son posiblemente uno de los libros de mayor actualidad. El Evangelio, antes que un libro de religión, es el mejor manual de la más humana convivencia. Y prueba de ello, es el mensaje que la parábola de la cizaña, nos presenta el evangelio de mañana sábado.
En aquel tiempo, Jesús propuso ésta otra parábola a la gente: " El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga, apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: Señor, ¿ no sembraste buena semilla en tu campo ? ¿ de dónde sale la cizaña ? Él les dijo: " Un enemigo lo ha hecho ". Los criados le preguntaron: " ¿ Quieres que vayamos a arrancarla ?" Pero él les respondió: " No, que podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega, y cuando llegue la siega diré a los segadores. " Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero ". ( Mt 13, 24-30 ).
La parábola de la cizaña es la parábola del respeto, de la tolerancia y del pluralismo. Es, por tanto, una parábola de enorme actualidad. Vivimos en una sociedad que cada día es más plural y está cada día más diversificada. Las sociedades avanzadas ya no son ( ni pueden ser ) sociedades homogéneas, uniformes y monolíticas, como lo eran antiguamente. La llamada " aldea global " es un hecho. En esta " aldea ", las comunicaciones y los transportes, la economía y la política, todo está tan interconectado, que ya nunca más será posible vivir en la paz armoniosa en que se vivía en las sociedades antiguas.
Por todo esto, ahora es tan frecuente oír a los que se lamentan de la " secularización ", del " laicismo " y del " relativismo " que imperan por todas partes, dañan la convivencia pacífica, arruinan las buenas costumbres, etc,etc. Para muchas personas religiosas y de mentalidad tradicional, todo eso es la " cizaña actual ". Es decir, en eso está la mala semilla que el enemigo ha sembrado en nuestro terreno. De ahí la cantidad de malas hierbas que crecen por todas partes.
Así las cosas, no es de extrañar que haya tantos " trabajadores del Señor " que, sin duda con buena voluntad, quisieran arrancar cuanto antes tanta mala hierba como crece junto al trigo. Pero, por más sorprendente que parezca, el Señor no quiere que se haga eso. Porque nadie está cualificado para saber dónde está la mala hierba y dónde el buen trigo. Jesús quiere que sus trabajadores sean respetuosos, tolerantes y nunca fanáticos. Porque los humanos nos equivocamos. Y tenemos el peligro de ir por la vida arrancando lo que pensamos que son malas hierbas, cuando en realidad es posible que estemos arrancando el trigo de Dios. Dejemos a Dios que sea Dios. Y, por tanto, que sea Él quien tenga la última palabra.
Esta reflexión nos la realiza el teólogo José Mª Castillo en su libro Seguimiento de Jesucristo.
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