sábado, 17 de julio de 2010

EVANGELIO DOMINGO 18 DE JULIO. 16ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio según San Lucas 10, 38-42

Entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que paró y dijo: " Señor, ¿ no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio ?. Dile que me eche una mano ". Pero el Señor le contestó: " Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán ".

COMENTARIO.-

Situémonos un poco. Este acontecimiento sucede en casa de Lázaro, en el camino de Jesús a Jerusalén. Marta y María son las hermanas de Lázaro.

Lo primero que debemos tener en cuenta en este pasaje evangélico, es que los protagonistas de la acción son las dos mujeres Marta Y María. Algo verdaderamente insólito, pues la mujer en tiempos de Jesús no tenía status de igualdad con respecto al hombre. Es decir, la mujer estaba siempre al servicio del hombre. Y eso, es lo que hace Marta, actuar como le habían enseñado, a ser mujer; por eso ella se multiplicaba para dar abasto con el servicio.
María por el contrario, rompe con todos los esquemas de lo que tiene que hacer la mujer y comprende que escuchar al Maestro, también es un gran servicio al Él y a Ella principalmente. Ya que escuchando a Jesús, María podrá seguirlo.
Aunque seguir a Jesús nos llevará a tener que romper a veces las normas y las tradiciones establecidas, como hizo María que se sentó a los pies de Jesús para escucharlo.

Nosotros hoy, posiblemente nos encontramos, en un ritmo de vida tan agitado y tan rápido y llenos de preocupaciones que nos tiene tan absorbido, que nos olvidamos de lo fundamental, como Marta, que es la escucha de la Palabra de Dios, como María. El evangelista, pone aquí también a las dos mujeres, para recordarnos que la Palabra de Dios es para todos y es de todos.
Ya que la Palabra de Dios está hecha para caminar con nosotros todos juntos en comunidad día a día.

Nuestro cristianismo, está convertido en normas, obligaciones religiosas y tradiciones, que posiblemente nos impidan crear un espacio y tiempo para la escucha de la Palabra de Dios. A lo mejor, como María debemos de romper esas normas, obligaciones religiosas y tradiciones para crear ese encuentro de la Palabra de Dios.

DIFUNDID EL EVANGELIO.

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