Tal como lo presentan los evangelios, Juan Bautista fue un hombre excepcional, que " preparó el camino del Señor " ( Mt 3,3 par; cf. Is 40,3 ). Jesús dijo de él que " no ha nacido de mujer nadie más grande que Juan Bautista " ( Mt 11, 11 ). El evangelio de Juan lo presenta como " un hombre enviado por Dios ", que vino " para dar testimonio de la luz " ( Jn 1,9 ).
Juan realizó esta " misión teológica " mediante una " vida ejemplar ". La ejemplaridad de Juan empezó desde su infancia. Por los datos que presenta el evangelio de Lucas, sabemos que el hijo único de un sacerdote judío se desentendió de su deber filial de continuar las funciones de su padre en el templo. Se retiró a la soledad del desierto donde quizá vivió asociado a alguna comunidad de " esenios ", los ermitaños ascetas de entonces ( Lc 1, 80 ). En todo caso, Juan vio que el camino del Señor no se prepara desde el estamento de los sacerdotes del templo, sino desde la ejemplaridad de los profetas que denuncian con libertad las contradicciones que él veía en cada grupo humano, incluidos los grupos religiosos ( Lc 3,7 par; 11-14 ).
Juan demostró la coherencia de su vida hasta el final: su valiente denuncia de los escándolos de Herodes le costaron la cárcel, primero ( Mc 1,14 ), y por último, la vida misma ( Mc 6,14-29 ). Así completó su misión de ejemplaridad de vida hasta ls muerte. Preparar el camino del Señor y ser testigo de la luz no es el oficio de un funcionario religioso. Es mucho más que eso. Es tanto, que exige la coherencia y al generosidad hasta los últimos límites de la vida.
La Religión de Jesús. José Mª Castillo
jueves, 24 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario