sábado, 30 de julio de 2016

EVANGELIO DOMINGO 31 DE JULIO 2016. 18ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO.

Evangelio según San Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno del pueblo a Jesús: " Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia”. Él le contestó: " Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?” Y dijo a la gente: " Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes”. Y les propuso una parábola: "un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y se dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: "Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, como, bebe, y date buena vida". Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado ¿de quién será? "Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios".

COMENTARIO.-

Una cosa que debemos de tener en cuenta antes de realizar una pequeña reflexión sobre el texto evangélico de este domingo; es que, los Evangelios antes que unos libros de religión, podemos decir también que, son los mejores manuales para la convivencia humana. Prueba de ello, es el Evangelio de este domingo.

La crisis económica que estamos sufriendo desde hace varios años, es el claro ejemplo de lo que la parábola del Evangelio nos quiere enseñar. La codicia de unos países ricos, de grandes banqueros y poderosos capitales, no solamente en lo económico, sino también lo político; al igual que la codicia de muchos en mantener sus cargos políticos, títulos religiosos, o puestos de trabajos no bien desarrollados, es lo que ha desencadenado que millones de trabajadores pierdan su empleo, familias arruinadas y millones de seres humanos vivan en la extrema pobreza.

A todo ello, también hemos contribuido todos nosotros, viviendo por encima de nuestras posibilidades, soñando con acumular cada vez más, olvidándonos de todos los que tenían necesidades. Como dice el refranero, la codicia, rompe el saco y eso es lo que nos ha pasado. "construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: "Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, como, bebe, y date buena vida".

Jesús hace intervenir a Dios: "Dios le dijo: " Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado ¿de quién será? "Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios".

Lo que yo aprendo de este mensaje, es que crear riquezas económicas no es malo, siempre que se creen en beneficioso de todos, y no nos apropiemos de lo ajeno, de cualquier bien ajeno. Crear riquezas económicas no es malo, siempre que nos permitan agrandar los graneros del horizonte de la vida, y del Reino de Dios en la tierra. Crear riquezas económicas no será malo, siempre que estas no nos deshumanicen.

Crear riquezas económicas, políticas y eclesiásticas serán malas, cuando nos olvidemos, de la amistad, la solidaridad, la honradez, del compartir, y de vivir el día a día con los demás, con lo que Dios nos ha dado tanto en lo material como en lo espiritual.

En definitiva, la codicia es la falta de la humanización de Dios en nosotros, es decir, la falta de Jesús en nuestra vida. Ya que la codicia, nos deshumaniza y no nos hace felices, Y al no ser felices, no podemos hacer felices a los demás.

PASEMOS POR ESTA VIDA, HACIENDO EL BIEN Y HACIENDO FELICES A LOS DEMÁS, COMO JESÚS LO HIZO.


DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.

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