Pasadas las elecciones generales
del 26J, creíamos que todo iba a volver a la normalidad y al compromiso
político de luchar por una estabilidad gubernamental.
Tras las reacciones de los
partidos políticos, me confirmó más, en mis dos ideas.
La primera de ella, es
indiscutiblemente la profesionalidad de la política. Cuando la política se
convierte en una profesión de ciertas personas, se corre el peligro, como está
ocurriendo, de que el político, pierde el norte del bien de la política como el
servicio a la comunidad. Y, se convierte la política, en su forma de vivir. No
solamente del político de turno, sino de todos sus allegados, convirtiéndose la
cuestión, en un clan cerrado y controlado, de manera que nadie altere el orden
establecido. Como mucho, quede todo en pequeñas discusiones familiares. Y digo
todo esto, porque yo creo que ciertos políticos después de estas elecciones,
deberían plantarse su lugar en la política; pero claro dónde va el señor...
La consecuencia de todo
esto, es la segunda conclusión que yo tengo. El poder económico, le interesa
esta profesionalización de la política, pues es la única manera de ellos poder
garantizarse sus grandes beneficios. Ya que, al tener siempre los mismos
políticos, estos pueden ser llegados a comprarse. Pues si hubiera al
alternancia política y la rotación de políticos cada ocho años, el tema de la
corrupción sería muy difícil de sembrar en el tiempo dentro de una idea
política.
Esto es para toda la clase
política de un signo y de otro.
Posiblemente, hay que
realizar un esfuerzo para profundizar en la democracia real. La democracia es
el mejor camino para superar los problemas humanos y sociales por la vía del
diálogo y de la participación de los ciudadanos en la gestión de la sociedad.
Sin embargo la democracia no ha de ser solamente formal sino real.
¿Cuándo se van a enterar de
que lo importante son las personas?
Por eso, más que nunca
quizás, los cristianos católicos debemos de participar con mayor compromiso en
la vida política, al igual que lo hacemos en la vida universitaria,
empresarial, profesional, cultural.
Los valores cristianos deben
de ser en una sociedad laica exigencia de ejemplaridad y servicio a la
comunidad.
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