Viendo el partido de
España-Tahiti, he podido comprobar como el público ha sido muy solidario con la
selección de Tahiti, ante el poderío de España. Desde mi punto de vista, creo
que ha sido una clara expresión de la situación social que, el pueblo brasileño
está viviendo de reivindicación social del domino del poderoso ante el débil.
Cuando estos días he visto
las imágenes de las manifestaciones en Brasil, lógicamente lo primero que me
hace pensar es que a esta situación, no se llega por que hayan subido los
billetes de los autobuses 20 ctmos, como nos quieren hacer ver los medios. No,
posiblemente la subida del transporte público haya sido la gota de un” basta ya”,
de un pueblo que ve cómo va perdiendo sus derechos sociales, ante los grandes despilfarros
que se están produciendo. Por qué, desde luego si por la subida del billete del
transporte público, los brasileños se han puesto así, no quiero pensar como nos
tendríamos que poner nosotros los españoles.
Y con esto, no quiero que
Uds. piensen que estoy llamando a una desobediencia civil española estilo a la
brasileña. Pero, tal como se han puesto las cosas con motivo de la crisis
económica, que se agrava casi cada día y cuyo final no se ve cercano, aunque
nos digan que se ve ya la luz al final del túnel, son muchas las personas de
buena conciencia que se preguntan si no ha llegado el momento de afrontar en
serio el problema de la desobediencia civil pacífica pero reivindicativa al
máximo.
Lo que quiero decir con esto
es que, debemos de luchar por la libertad que acabe con la pasividad que
tenemos. Tenía toda la razón del mundo Martin Luther King cuando dijo la famosa
frase que tantas veces se ha repetido: “Lo que más me preocupa no es ni el
grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin
carácter, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los
buenos”.
Algunos de Uds. pensarán que
como justifico yo, lo expuesto anteriormente desde mi perspectiva cristiana.
Desde los evangelios, en ellos podemos descubrir que Jesús defendió y liberó a los que sufren desobedeciendo
a las leyes establecidas en la sociedad de su tiempo.
El problema, Rafael, si me permites darte mi punto de vista, es que lo que afirmas es interpretable. Un violento interpretará tu visión de la sociedad, de manera violenta, y se sentirá justificado para su violencia. Un cristiano, intentará luchar con la justicia en la boca y en la vida contra todas esas injusticias que se dan en nuestra sociedad, desde la lealtad, el trabajo, la honestidad y la valentía de denunciar lo injusto y apoyar lo que es justo.
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