domingo, 23 de diciembre de 2012

PARA ENTENDER EL NACIMIENTO E INFANCIA DE JESÚS SEGÚN LOS EVANGELIOS.


A falta de todavía de la lectura del último libro del Papa Benedicto XVI, “La Infancia de Jesús”, el cual espero que los reyes magos se dignen dejar, dejo aquí algunas anotaciones que nos puedan permitir comprender el nacimiento y la infancia de Jesús, según los pocos y únicos datos que los Evangelios nos aportan.

¿Cómo se explica que la familia de Jesús, y los vecinos de un pueblo tan chico, si se sabía que el origen de Jesús era celestial, milagroso, sobrenatural, anunciado por ángeles, adorado por magos de oriente, perseguido y temido por Herodes, presentado como el Hijo de Dios y el Mesías de Israel, no se recogió todos los acontecimientos que rodearon esa infancia?. ¿Por qué no se sabe de Jesús nada hasta el comienzo de su vida pública con treinta años?.

Tanto el evangelio de Mateo como el de Lucas ofrecen en sus dos primeros capítulos un conjunto de relatos en torno a la concepción, nacimiento e infancia de Jesús. Son conocidos tradicionalmente como " evangelios de la infancia”. Ambos ofrecen notables diferencias entre sí en cuanto al contenido, estructura general, redacción literaria y centros de interés. El análisis de los procedimientos literarios utilizados muestra que más que relatos de carácter biográfico son composiciones cristianas elaboradas a la luz de la fe en Cristo resucitado. No fueron redactados para informar sobre los hechos ocurridos (probablemente se sabía poco), sino para proclamar la Buena Noticia de que Jesús es el mesías davídico esperado en Israel y el Hijo de Dios nacido para salvar a la humanidad. Así piensan especialistas como Holzmann, Benoit, Vögtle, Trilling, Rigaux, Laurentin, Muñoz Iglesias O Brown. De ahí que la mayoría de los investigadores sobre Jesús comiencen su estudio a partir del bautismo en el Jordán.

Jesús nació probablemente en Nazaret. Solo en los evangelios de Mateo y Lucas se nos habla de su nacimiento en Belén; lo hacen seguramente por razones teológicas, como cumplimiento de las palabras de Miqueas, profeta del siglo VIII a. C., que dice así: " Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá, pues de ti saldrá un jefe que será pastor de mi pueblo, Israel " ( Miqueas 5,1 ). Por lo demás, todas las fuentes dicen que proviene de Nazaret ( Marcos 1,9; Mateo 21,11; Juan 1, 45-46; Hechos 10,38 ) y que era llamado " Jesús, el Nazareno " o " de Nazaret " ( Marcos 1,24; 10,47; 14,67; 16,6; Lucas 4,34; 24,19 ).

Lógicamente, no voy a entrar en la polémica del burro y el buey; pero si voy a reflexionar un poco sobre la figura de los pastores. El tema de los pastores suele ser utilizado por los predicadores cristianos para ponderar lo mucho que Dios ama la pobreza y lo importante que es la pobreza. Lo cual es una solemne tontería. Porque la pobreza es una cosa horrible, es mala, es causa de indecibles sufrimientos, es humillante y es la expresión más dolorosa de las desigualdades que ensucian y pudren la convivencia social. Dios no quiere que haya pobreza. Ni puede querer que existan los pobres. Lo que Dios quiere es que todos los humanos seamos "iguales" en dignidad y derechos. Y, puesto que somos "diferentes" (unos más listos que otros, o más trabajadores que otros, o más honrados que otros...), es inevitable que se produzcan "desigualdades" sociales, culturales, económicas. Esto supuesto, el mensaje del Evangelio, al decir que los pastores fueron los primeros invitados para acercarse a Jesús, lo que nos viene a decir es que, puesto que las "diferencias" provocan tantas "desigualdades", Jesús considera que los primeros para él son los que están más abajo en la escala de las "diferencias". Para ir así acortando las "desigualdades". Las "desigualdades" no se acaban por decreto. Las "desigualdades" se van aminorando en la medida en que, quienes pueden hacerlo, se ponen de parte de los que están los últimos, en cuanto se refiere a las "diferencias" económicas, sociales, culturales, sanitarias y así sucesivamente. Por eso, sin duda, Jesús dijo, tantas veces, que los primeros se pongan los últimos. Para que los últimos vayan teniendo, también ellos, lo que tienen los primeros. Porque sólo así, mediante hechos patentes, los derechos de los últimos se convertirán en realidades tangibles.

Mañana comentaremos el Evangelio de la Vigilia de la Navidad y el día 25 el de la liturgia de la festividad de Navidad.

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