Evangelio según San Lucas 9,
18-24
Una vez que Jesús estaba
orando solo, en presencia de sus discípulos, les preguntó: " ¿Quién dice
la gente que soy yo?". Ellos contestaron: " Unos que Juan Bautista,
otros que Elías, otros dicen que ha vuelto a la vida uno de los antiguos
profetas”. Él les preguntó: " Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Pedro
tomó la palabra y dijo: " El Mesías de Dios”. Él les prohibió
terminantemente decírselo a nadie. Y añadió: " El Hijo del Hombre tiene
que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y letrados,
ser ejecutado y resucitar al tercer día ". Y, dirigiéndose a todos, dijo:
" El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz
cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá;
pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará”.
COMENTARIO.-
Este acontecimiento que nos
narra el evangelio de este domingo, es recogido también por los evangelistas
Marcos 8, 27-30 y Mateo 16, 13-20, en el caminar de Jesús con los discípulos
por las aldeas de Cesárea de Filipo. Lucas, en cambio, lo centra después del
relato conocido como la multiplicación de los panes y en un momento de oración
de Jesús. Otra diferencia de este pasaje evangélico entre los tres
evangelistas, es que mientras en Mateo Y Marcos, se recoge la reprimenda de
Jesús a Pedro cuando éste se opone al anuncio de la pasión de Jesús, en Lucas
esto queda omitido.
Después, de la experiencia
vivida por Jesús, en lo que conocemos como el pasaje de la multiplicación de
los panes, donde Jesús pudo comprobar lo que se puede conseguir cuando se
comparte lo que se tiene en beneficio de todos y como las palabras de Jesús
transformo los corazones de esas personas. Por eso, Jesús en su momento de
oración se plantea ¿Quién dice la gente que soy yo? Pregunta que después
traslado a sus discípulos.
En este pasaje evangélico,
podemos destacar tres partes. 1ª- La confesión Mesiánica de Pedro (vv. 18-21).
2ª- El primer anuncio de la Pasión (vv. 22). 3ª- Las condiciones para el
seguimiento de Jesús. (vv. 23-24).
¿Pero que quisieron recoger
los evangelistas en estos textos? Que a Jesús, en verdad no le importaba lo que
dijeran o pensaran los demás de él. Si no lo que le importaba era, que es lo
que sus discípulos pensaban de él, " Y vosotros, ¿quién decís que soy
yo?”. Por qué en función de su respuesta, él podría comprobar si sus discípulos
estaban dispuestos a seguirlo y entendía su misión. Jesús era consciente, de
que el solo no podría construir el Reino de Dios, de que el Reino se debe de
construir moviendo pequeñas comunidades y no grandes masas. Ahora bien, Jesús
como buen amigo, les advierte, que la construcción del Reino, les llevará a
enfrentamientos y padecimientos con ciertos sectores de la sociedad.
Los apóstoles escucharon de
Jesús la pregunta: " Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Hoy nosotros debemos seguir aceptando esa
pregunta, con el objeto de confesar nuestra fe en él al igual que Pedro lo hizo
en nombre de todos los discípulos. Pues de esta manera, podremos hacer vivo a
Jesucristo como salvador e instaurador del Reino de Dios en la tierra.
¿OCUPA JESÚS REALMENTE EL
CENTRO DE NUESTRA VIDA?
DIFUNDID EL EVANGELIO.
PÁSALO.
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