El próximo domingo día 26 de
Junio, todos los españoles mayores de edad, estamos convocados a las urnas para
elegir a quienes nos representarán y gobernarán en los próximos cuatro años, en
el gobierno nacional.
Ante esto, yo quiero decir,
que posiblemente la democracia que tenemos, no sea la perfecta; pero sí es la
que nos permite a todos expresarnos y manifestarnos no sólo el día de las
votaciones, sino días antes de las votaciones.
Es verdad que la clase
política está desprestigiada, y esto hace que posiblemente, no tengamos
políticos de más altura. Es verdad, que existe un gran desencanto en el pueblo,
por su clase política, pensando que todos son iguales. Pero no debemos de
olvidar, que la política es, en principio, una actividad digna y noble, a pesar
de todos los pesares y es obligación nuestra ayudar a su regeneración en los
casos en que se haya degradado.
Por ello, la participación
en unas elecciones, es un deber cívico ineludible y un acto de responsabilidad
a favor del bien común.
En las actuales circunstancias
no es fácil saber para muchos a quién se debe votar. En todo caso, es algo que
pertenece a la conciencia personal. Lo que no podemos es estos momentos tan
difíciles para muchos de nuestros vecinos, familiares, amigos, etc.., es
dejarnos llevar por la rutina, por el cansancio o la minusvaloración del
ejercicio del voto. Ni mucho menos votar a un determinado partido por razones
injustificadas: “siempre he votado a...”, “es que yo soy de derechas...”, “es
que yo soy de izquierdas...”, “a mí el que me gusta es...”.
Yo sé, que muchos dicen, que
esto es Coca Cola o Pepsi Cola, y es verdad, pero son nuestras reglas de juego
en estos momentos. Teniendo en cuenta desde mi punto de vista que, en estos
tiempos, el concepto de izquierda o derecha, son conceptos ya trasnochados y
antiguos, pues la realidad nos lo demuestra.
Hoy debemos de hablar y
centrarnos en personas que buscan el progreso de la humanidad desde el mismo
concepto humano, que en función de las circunstancias sociales, económicas y
políticas, actúan con verdadera justicia e igualdad.
Una persona o grupo político
es progresista, cuando actúan como unos buenos gestores de la comunidad, en
todos sus ámbitos económicos, sociales, culturales, éticos y religiosos.
Lo bueno de la democracia,
es que cuando uno no cumple, existe la posibilidad de quitarlo y dejar paso a
otro, aunque sea Coca Cola en lugar de Pepsi Cola.
La votación, en una sociedad
democrática, es un acto cargado de responsabilidad ética personal. Por eso, los
cristianos católicos tenemos el deber y la obligación de ir a VOTAR el próximo
domingo día 26 y de participar desde esa responsabilidad en la creación de un
mundo más justo para todos.
Esto es construir el Reino
de Dios en la tierra, pues el Reino de Dios en el cielo, ya está construido.
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