Para comprender el evangelio
del próximo domingo, es conveniente que nos detengamos un poco en la figura de
Juan el Bautista. Por qué para entender, cuál será la misión de Jesús, es
importante empezar por Juan Bautista, que tuvo la misión de "preparar los
caminos del Señor" (Mc 1, 3; Is 40, 3).
El padre de Juan fue el
sacerdote Zacarías (Lc 1, 5-23). Y su madre, Isabel, era de la familia de Aarón
(Lc 1, 5), la más ilustre de las familias sacerdotales de Israel. El sacerdocio
judío era hereditario, entonces lo lógico es que Juan, heredero de una familia
sacerdotal por los cuatro costados, hubiera sido él también sacerdote, dedicado
al culto religioso del Templo.
Sin embargo, Juan no se fue
al templo a formarse como sacerdote, sino que se fue al desierto (Lc 1, 80). Y
su misión nace y comienza desde el desierto, desde los caminos, desde los
campos.
Que quiero decir con todo
esto que los caminos del Señor no se preparan desde el Templo y las ceremonias
del Templo, sino desde la vida profética de un hombre del desierto.
Esta debe de ser nuestra
misión en este adviento, " Prepararnos, para poder preparar el camino al
Señor ", pero no desde los Templos y desde las celebraciones religiosas;
sino desde las plazas, las calles, nuestros lugares de trabajo, nuestros sitios
de ocio.
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