domingo, 25 de marzo de 2012

25 DE MARZO. LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR.

A los cuatro días del comienzo de la primavera, estación que nos anuncia vida, alegria, luz, la Iglesia celebra LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR, festividad que coincide con el quinto domingo de cuaresma.

La primavera anuncia a la vida, el misterio de la Encarnación también, y nuestro caminar por esta cuaresma también en busca de la Pascua. Vida del Cristo que vive. Reflexión que durante esta última semana, iremos profundizando para vivir, el acontecimiento más importante d ela vida cristiana que es la Pascua de Resurrección.

Pero la solemnidad de la Anunciación del Señor, que celebramos también en la liturgía de hoy, es para nosotros, un verdadero encuentro marianológico sin duda alguna, pero quizás es un mayor encuentro cristológico. Ya que, la Anunciación del Señor, representa el acontecimiento más asombroso que ha ocurrido en la historia de las tradiciones religiosas de la humanidad.

La Encarnación de Dios en Jesús es el acontecimiento de la humanización de Dios en un hombre. Este es el gran acontecimineto de nuestra religión.

Es importante tener encuenta que este acontecimineto es sólo recogido en el evangélico de Lucas. Esto demuestra la elaboración teológica de los primeros cristianos desde la visión del Jesús Resucitado, como Hijo de Dios.
Pues el evangelio de Marcos, que es el primero que se escribe con mucha distacia en el tiempo con Lucas, empieza con la predicación de Juan Bautista.


" En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen, desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: " Alégrate, llena de gracia, el señor está contigo, bendita tú entre las mujeres ". Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: " No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo de Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin ". Y María dijo al ángel: " ¿ Cómo será eso, pues no conozco varón ? ". El ángel le contestó: " El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible ". María contestó: " Aquí está la esclava del señor, hágase en mí según tu palabra ".


La Encarnación de Dios en Jesús es el acontecimiento de la humanización de Dios en un hombre. Lo cual quiere decir que sólo la experiencia humana del judio Jesús es la que nos revela lo que es Dios, quién es Dios y cómo es Dios. La Encarnación, por lo tanto, no es sólo la divinización del hombre, sino ante todo la humanización de Dios. A Dios no lo encontramos " divinizándonos ". Y menos aún " endiosándonos ". Sólo " humanizándonos " encontramos al Dios-Padre del que nos habla Jesús

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