El estilo directo y claro
del papa Francisco divide a los cardenales, entre ellos cinco purpurados
conservadores, quienes se rebelaron públicamente por primera vez contra la idea
del pontífice argentino de conceder la comunión a los divorciados que se
vuelven a casar.
La inédita rebelión está
encabezada por el poderoso prefecto de la Congregación para la Doctrina de la
Fe, el cardenal alemán Ludwig Muller, y es un síntoma del malestar que la idea
suscita dentro de la jerarquía de la Iglesia católica.
Las posiciones Muller,
nombrado por el emérito Benedicto XVI en 2012 para dirigir el temido ex Santo
Oficio y conocido por sus ideas conservadoras, aparecen en el recién publicado
ensayo 'Permanecer en la verdad de Cristo'.
El texto también lo firman
el prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, Raymond Leo Burke,
el presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas, Walter
Brandmüller, el arzobispo de Bolonia y teólogo Carlo Caffarra y el presidente
emérito de la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede, Velasio
De Paolis.
El hecho de que el libro sea
lanzado pocas semanas antes de que empiece el sínodo extraordinario sobre la
familia, convocado entre el 5 y el 18 de octubre, está considerado una
operación mediática para frenar la idea del papa jesuita. Muchos católicos de
base consideran una injusticia que los divorciados que se vuelven a casar no
puedan recibir la comunión. Pero para una parte de la jerarquía católica es el
precio que deben pagar al romper un sacramento que considera el matrimonio como
indisoluble.
Ante este nuevo revuelo en
esta cuestión, quiero hacer mi reflexión de hoy.
Lo primero que deberíamos
preguntarnos, es de donde nace el problema.
Lógico es pensar, que el
problema, está en dos pilares desde mi punto de vista. Uno de ello y principal,
es el arrastre de unos pensamientos e ideas fijadas de otros tiempos. Y el
otro, es la lectura de los evangelios desde un punto de vista literal,
olvidándonos que los evangelios, fueron escritos en un contexto donde los
estatus del hombre y la mujer, son muy distinto a lo de nuestros tiempos.
Recordando el comienzo del
evangelio de Marcos, él cual empieza diciendo: " Comienzo del evangelio de
Jesucristo, Hijo de Dios". Que nos quiere decir Marcos, que el comienzo,
el punto de partida, para conocer a Jesús es el "Evangelio", que
significa literalmente "Buena Noticia". Osea, que el evangelio nos
debe de abrir a una nueva noticia, a una nueva esperanza, a una nueva
fraternidad, a un nuevo encuentro con Cristo y nuestros hermanos, lógicamente
en los tiempos en que vivimos. Es decir, que la lectura de los evangelios, nos
deben de ayudar a encontrar nuestro camino de salvación en nuestros momentos y
no en tiempos y circunstancias pasadas. El no hacerlo así, es posiblemente no
encontrar nuestra felicidad y lógicamente no encontrar la felicidad de los
demás. Y consecuencia de todo esto, es no encontrar a Dios, porque a Dios lo
encontraremos en nuestra felicidad y en la felicidad de los demás.
Digo todo esto, porque
posiblemente realicemos una lectura algo literal y fundamentalista de los
pasajes evangélicos que tratan el tema del divorcio.
Siguiendo con el evangelio
de Marcos, que es el primero que se escribe y el más cercano por tanto a la
tradición de Jesús.
En aquel tiempo se acercaron
unos fariseos y le preguntaron a Jesús para ponerlo a prueba: -¿Le es lícito a
un hombre divorciarse de su mujer?.
Él les replicó:-¿Qué os ha mandado Moisés?.
Contestaron: -Moisés
permitió divorciarse dándole a la mujer un acta de repudio.
Jesús les dijo: -Por vuestra
terquedad dejó escrito Moisés este precepto. Al principio de la creación, Dios
los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre,
se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. Lo que Dios ha unido, que
no lo separe el hombre.
En casa, los discípulos
volvieron a preguntarle sobre lo mismo.
Él les dijo: -Si uno se
divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y
si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio. (Marcos
10, 2-16).
Es curioso, como Jesús
empieza a explicar:" Por vuestra terquedad...". Si dejamos esa
terquedad atrás posiblemente podremos encontrar la buena noticia del evangelio
a nuestro tiempo.
Jesús comienza recordando,
que al principio de la creación, Dios los creó hombre y mujer. Es decir, los
creo de la misma carne, los creo iguales en todas las condiciones. Y esta
igualdad debe permanecer por siempre y no debe de ser destruida, negada,
despreciada por ningún hombre o mujer. Está igualdad que nace de Dios, el
hombre no la puede separar. Recordemos, que en el tiempo en que Jesús pronuncia
estas palabras, la mujer no tenía ningún derecho, ni libertades e igualdades
con respecto al hombre. Por eso Jesús, les deja dicho, que la verdadera unión
entre el hombre y la mujer debe de nacer desde la igualdad, desde los mismos
derechos y libertades. Desde que esto no es así, la unión no es perfecta. Por
eso los discípulos al llegar a casa volvieron a preguntarle: "Si uno se
divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y
si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio".
Posiblemente volvieron a preguntar, porque su mentalidad de la época, no le
permitía comprender que la mujer tenía que ser igual al hombre en todo. Es
decir, que cuando la separación no se realiza desde la igualdad, comprensión,
compasión, respeto y misericordia, sino que, por el contrario se lleva desde la
humillación, desprecio, hundimiento del otro, se está actuando fuera de la ley
de Dios.
No trato de poner en
discusión la visión cristiana del matrimonio, lo que intento es pensar: ¿qué
actitud debemos de adoptar ante tantos hombres y mujeres, muchas veces amigos y
familiares nuestros, que han roto su unión matrimonial y viven en la actualidad
otra unión, que no está bien considerada por la Iglesia?
Debemos de recordar que los
divorciados que se han vuelto casar civilmente siguen siendo miembros de la
Iglesia. No están excomulgados; no han sido expulsados de la Iglesia. Luego si
esto es así, no tiene sentido participar en una comunidad eclesial, que no deja
sentarte a la mesa compartida de Cristo. Mesa compartida, que es el pleno
encuentro de la comunidad.
Por eso, les digo a todos
los divorciados que, cuando nosotros no os comprendemos, Dios Padre seguro que
os comprende y os habla en la voz de vuestra conciencia desde su infinita
misericordia, amor, comprensión y compasión. Desde vuestra conciencia, estáis
llamados a sentaros o no, en la mesa compartida del amor de Cristo
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