sábado, 11 de enero de 2014

EVANGELIO DOMINGO 12 DE ENERO 2014. BAUTISMO DEL SEÑOR.

Evangelio según San Mateo 3, 13-17.

En aquel tiempo, fue Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole: "Soy yo el que necesita que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?" Jesús le contestó: " Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere". Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu Santo bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: "Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto".

COMENTARIO.-

El bautismo era un baño de inmersión en el agua, no para quedar puro y limpio, sino para nacer de nuevo y encontrar un nuevo sentido a la vida, gracias al arrepentimiento y el perdón de los pecados. 

Pero si analizamos, el texto evangélico bien, podremos observar que lo importante en el bautismo de Jesús no es, su inmersión en el agua, buscando el arrepentimiento predicado por Juan. Sino la salida del agua, pues en ese momento es donde Jesús acoge el Espíritu del Padre. Es a partir de este momento cuando Jesús asume el proyecto del Reino de Dios. Jesús anunciaba el Reino de Dios curando enfermos, aliviando el hambre, el dolor y haciendo felices a los demás.

Estos días atrás el Papa Francisco nos preguntaba si nos acordábamos de la fecha de nuestro bautizo. ¿Por qué nos bautizamos? No nos bautizamos porque seamos culpables desde el origen, sino porque somos amados desde el origen y porque creemos en la gracia original. No somos hijas e hijos de Dios porque nos bautizamos, sino que nos bautizamos porque somos hijas e hijos de Dios.

Nos bautizamos porque creemos que el bien es más originario que el mal, y porque queremos renovar el mundo en la bondad originaria de Dios. Nos bautizamos porque creemos en la bondad del ser humano, y esperamos un mundo mejor. Nos bautizamos porque esta crisis económica que padecemos la queremos resolver no desde el interés de los más ricos sino desde el interés de los más pobres, y porque queremos dar una salida diferente al angustioso problema de los inmigrantes, porque no queremos que haya ningún imperio en el mundo.

Nos bautizamos porque creemos que todos podemos ser hermanas y hermanos, y porque queremos que la Iglesia de Jesús sea hogar y signo de la fraternidad universal.


Por eso, hoy debemos de reflexionar sobre cuál es nuestra relación con Dios. Estamos abiertos a la acogida del Espíritu de Dios, como Jesús. Asumimos el proyecto que Dios nos dejó marcado en la vida de Jesús. Oh, bien por el contrario cerramos nuestra puerta a la renovación del Espíritu, porque nos resulta más fácil conservar lo que tenemos, que lo que debemos renovar.

DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.

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