Según H. Cox, el hombre
actual “ha comprado la prosperidad al precio de un vertiginoso empobrecimiento
en sus elementos vitales”. Y la verdad, es que todos olvidamos el valor último
de la vida como consecuencia de la gran actividad y competitividad en el mundo
laborar.
El evangelio que leeremos el
próximo domingo, lleva un mensaje para este tiempo de vacaciones. Jesús lleno
de su gran humanismo quiere disfrutar de la presencia de sus discípulos y de su
descanso.
Por eso, aprendamos también
nosotros a vivir nuestro descanso, nuestras vacaciones. Vivir las vacaciones no
es hacer lo que la mayoría hacen de una forma obsesionada de pasarlo bien a
toda costa. Vivir las vacaciones es descansar y tener tiempo para pensar uno en
si mismo, disfrutar de la presencia de los amigos, de la familia, de la
convivencia de las personas que nos rodean. De compartir la fiesta, la música,
el silencio, el juego y el deporte.
Vivir las vacaciones es
“Gozar de Dios”, en todo lo que nos rodea.
Pero vivir las vacaciones es
recoger fuerzas, para empezar nuevamente nuestra tarea evangelizadora de
construir una sociedad más humana y feliz. Es decir, hacer el Reino de Dios en
la tierra.
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