sábado, 17 de mayo de 2014

EVANGELIO DOMINGO 18 DE ABRIL 2014. QUINTO DEL TIEMPO DE PASCUA

Evangelio según San Juan 14, 1-12.

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "No perdáis la calma, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no, os lo habría dicho, y me voy a prepararos el sitio. Cuando vaya y os prepare sitio volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino". Tomás le dice: "Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?". Jesús le respondió: "Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. si me conocierais a mí, conoceríais también al Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto". Felipe le dice: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta". Jesús le replica: "Hace tanto tiempo que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo esté en el Padre y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores. Porque yo me voy al Padre".

COMENTARIO.-

Durante toda la semana, los evangelios de la liturgia diaria, nos han ido recordando, que Jesús es la puerta y el camino para llegar a Dios Padre.

Pero posiblemente nos pase como a Felipe: "¿Señor, muéstranos al Padre y nos basta?". Y en esa espera, creamos en nuestra cabeza una configuración de Dios, tan grande, tan alto en el cielo que no tiene nada que ver con el Dios Padre de Jesús. Nada es más decisivo que la idea que cada uno se hace de Dios. Si creo en un Dios autoritario y justiciero, terminaré tratando de dominar y juzgar a todos. Si creo en un Dios que es amor y perdón, viviré amando y perdonando. Ésta puede ser la pregunta: ¿En qué Dios creo yo: en un Dios que responde a mis ambiciones e intereses o en el Dios vivo revelado en Jesucristo?

Jesús nos lo deja muy claro: "Nadie va al Padre sino por mí". Es decir, para llegar a conocer a Dios, tenemos que seguir un camino que es Jesús; tenemos que tener una verdad, que es Jesús; y tenemos que vivir una vida, como la de Jesús. De esta manera encontramos a Dios. Porque una cosa que debemos de tener clara, es que nosotros sólo podemos conocer al Dios de Jesús. Ya que, lo que nosotros podemos conocer de Dios es lo que sabemos y aprendemos de Jesús. Lo que quiere decir, es que Dios se dio a conocer en aquel hombre que fue Jesús de Nazaret. Por eso en el N.T., encontramos y se dice que Jesús es la "imagen de Dios" (Col 1, 15), la "encarnación de Dios" (Jn 1, 14), la "Palabra de Dios" (Jn 1, 1-8). Por eso, Jesús es el camino, la verdad y la vida para el encuentro con el Dios Padre de Jesús.

Ahora bien, otra cuestión es, si Jesús es el camino, la verdad y la vida para los que nos llamamos cristiano y formamos su comunidad que es la Iglesia. Ya que, en función de nuestro compromiso con Jesús, se debe de crear nuestro compromiso en su camino, en su verdad y en su vida, en función de este seguimiento será nuestro encuentro con Dios Padre. Y, nuestro encuentro con Dios, será cuando en nuestra vida actuemos sin hacer jamás diferencias, ni entre amigos y enemigos; ni entre ricos y pobres, ni entre conocidos y desconocidos, ni entre los que son de izquierdas o derechas.

Pero ese camino, esa verdad y esa vida de seguimiento individual, se tiene que ver reflejada también en la vida de la Iglesia. Ya, que una cosa es la pluralidad de ideas en la Iglesia y otra es la unidad de todos en Cristo. Y el tema, es que anteponemos nuestras ideas como el camino, la verdad y la vida muchos antes que la unidad de los cristianos que debe venir marcada por el seguimiento a Jesús que es el verdadero camino, verdad y vida. Por eso cuando intentamos imponer nuestras ideas, ocurre que muchos cristianos abandonan la Iglesia y como consecuencia pueden abandonar a Cristo. Y el abandono de Cristo, es quedarse sin camino, sin verdad y en definitiva sin vida. Porque sin Jesús, no tendrás a Dios, y sin Dios no tendrás felicidad y sin felicidad no tendrás vida. Porque en definitiva DIOS ES NUESTRA ALEGRÍA.

HAGAMOS DE JESÚS NUESTRO CAMINO, NUESTRA VERDAD Y NUESTRA VIDA.

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