Comenzamos la octava de
Pascua. Aprovechemos esta semana los evangelios que la liturgia de la Iglesia
nos va a ir presentando cada día de esta octava de Pascua, para vivir la
experiencia del Resucitado desde la fe de las primeras comunidades en las
distintas apariciones de Jesús Resucitado, a sus primeros seguidores.
Desde el evangelio de
Marcos, en la vigilia pascual donde se le aparece a las tres María (María
Magdalena, María la de Santiago y María Salomé), al evangelio de la liturgia de
hoy de Mateo, en el que se nos narra la aparición a las mujeres y le comunica
que vaya a Galilea. Para continuar con el evangelista Juan, que nos narrará:
"que estaba María Magdalena sola junto al sepulcro, fuera, llorando.
Mientras lloraba se acercó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de
blanco...". El evangelista Juan nos narrará también como Jesús se apareció
otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Lucas en su evangelio en
esta octava de Pascua nos relatará que: "Dos discípulos de Jesús iban
andando aquel mismo día a una aldea llamada Emaús, distante una dos leguas de
Jerusalén.....".
Como podemos comprobar en
Marcos y Mateo, las apariciones de Jesús se centrará en Galilea, posiblemente
para hacernos saber, que para seguir al Resucitado, debemos de volver a donde
el empezó su camino, que lógicamente es el camino que nosotros debemos seguir,
si queremos ser discípulos del Maestro. Lucas por el contrario centra las
apariciones de Jesús en Jerusalén. Esto nos demuestra una vez más que los
evangelios nos narra las experiencias de fe de las primeras comunidades
cristianas, más que su desarrollo histórico.
Ahora bien, que quede claro
y muy claro, que aquí no estoy dudando de la fe en el Resucitado. Pues como he
dejado muy claro anteriormente, nuestra fe se basa en el testimonio que nos
dejaron los primeros discípulos y ellos tuvieron la experiencia cierta de que
Jesús había resucitado. Y la Iglesia cree desde entonces firmemente en esta
experiencia que ha transmitido de generación en generación.
Yo, lo que quiero dejar aquí
reflejado, es que lo más importante que debemos buscar en los relatos de la
resurrección es que la vida y la presencia de Jesús, en este mundo y en esta
vida no se acabó con la muerte de Él en la cruz. Si no que por su Resurrección,
Jesús prolonga en todos nosotros, en la medida que vivimos como Él, su
presencia hasta el fin de todos los tiempos.
Aprovecharemos esta octava
para reflexionar desde la fe y la experiencia de Jesús Resucitado en el
acontecimiento de la Resurrección.
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