La verdad que, nos encontramos ante un fin de año lleno
de celebraciones que, no nos da tiempo a pensar en todo.
Comenzamos ayer con la fiesta de la familia, para
continuar mañana con el primer día del año 2013. Primer día del año civil,
«¡Año Nuevo!», y Jornada Mundial por la Paz, fiesta, ésta última, que aunque
originalmente es una iniciativa eclesiástica católica, ha alcanzado una notable
aceptación en la sociedad, gozando ya de un cierto estatuto civil.
Litúrgicamente, mañana es también la fiesta de «Santa
María Madre de Dios»; es también la «octava [los ocho días] de Navidad» y por
tanto el recuerdo de «la circuncisión de Jesús», celebración judía que se
celebraba al octavo día del nacimiento del niño, y en la que se le imponía el
nombre.
Pues bien, mañana primer día del año y bajo el lema
“BIENAVENTURADOS LOS QUE TRABAJAN POR AL PAZ”, celebramos la 46 jornada mundial
de la PAZ.
“La PAZ”
tiene el sentido semítico de la prosperidad, tranquilidad, derecho y justicia.
Significa, por eso, la felicidad del hombre considerado individual y socialmente.
De ahí que, con toda razón, se puede afirmar que esta bienaventuranza condensa
y resume, que en una sociedad donde todos están dispuestos a prestar ayuda y
donde nadie abriga malas intenciones contra los demás, se realiza plenamente la
justicia y se alcanza la felicidad del hombre.
Por eso mi reflexión va a todos en las siguientes
preguntas:
¿Estamos acogiendo la tarea que Jesús nos ha confiado de humanizar la vida o vivimos distraídos por otros intereses religiosos más secundarios?
¿Somos ese pueblo nuevo que Jesús quiere, dedicado a producir los frutos del reino o estamos decepcionando a Dios?
¿Vivimos trabajando por un mundo más humano?
¿Cómo estamos respondiendo desde el proyecto de Dios a las víctimas de la crisis económica y a los que mueren de hambre en otros continentes y desnutrición del ser humano en las guerras?
¿Estamos acogiendo la tarea que Jesús nos ha confiado de humanizar la vida o vivimos distraídos por otros intereses religiosos más secundarios?
¿Somos ese pueblo nuevo que Jesús quiere, dedicado a producir los frutos del reino o estamos decepcionando a Dios?
¿Vivimos trabajando por un mundo más humano?
¿Cómo estamos respondiendo desde el proyecto de Dios a las víctimas de la crisis económica y a los que mueren de hambre en otros continentes y desnutrición del ser humano en las guerras?
No hay comentarios:
Publicar un comentario