Evangelio según san Lucas 1, 39-45.
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a
la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En
cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó
Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito.
- “¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de
tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En
cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”.
COMENTARIO.-
Para comprender bien este texto evangélico, deberíamos de
leer los versículos anteriores, sobre todos en los versículos en los que se nos
narra el nacimiento de Juan el Bautista, hijo de Zacarías e Isabel.
Porque entre esos versículos y los correspondientes a
este evangelio, podemos encontrar un gran contraste. Ya que, a Zacarías le dijo
el ángel: “guardarás silencio, sin poder hablar….porque no has creído”(Lc 1,
20); por el contrario, a María le dice Isabel: “¡Dichosa tú que has creído!”(Lc
1,45). La consecuencia fue que Zacarías se quedó mudo, mientras María habló en
el “Magnificat”. La venida de Jesús al mundo anuncia un cambio asombroso en la
experiencia religiosa de la humanidad y es que el encuentro con Dios y su
proyecto de construir su Reino en la tierra, dejan de estar limitado a las
ceremonias religiosas y rituales de los templos y sale al mundo. Por eso
Zacarías enmudece, mientras que María una mujer sencilla del pueblo, toma la
palabra para anunciar un situación que todavía nos asombra y nos desconcierta a
todos. Una situación que dio lugar al camino que Jesús fue después
configurando.
Este gran contraste que encontramos en este Evangelio, está
marcado entre la falta de fe y la presencia de la fe. Por eso, en este año que
Benedicto XVI, llama a toda la comunidad cristiana a celebrar un año de
profundización en la fe, sería muy conveniente reflexionar, si nuestra vida está
marcada por el silencio de la falta de fe o bien por el contrario es dichosa
por la presencia de la fe.
LA VENIDA DE JESÚS AL MUNDO ANUNCIA UN CAMBIO EN LA
EXPERIENCIA RELIGIOSA.
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