Una de las grandes figuras del Adviento es Juan
Bautista. Juan fue el que preparó el comienzo de la actividad pública de Jesús.
Hasta el bautismo de Juan, Jesús había pasado totalmente inadvertido, como un
simple y sencillo artesano de pueblo, del que nadie esperaba nada especial. Su
familia y sus vecinos lo tenían por un hombre vulgar o incluso por un anormal
que había perdido el juicio. Juan Bautista marcó el principio de la genialidad
de Jesús.
El movimiento de Juan
Bautista duró años. Bastante tiempo después de la resurrección de Jesús, San
Pablo encontró en Éfeso un grupo de personas que habían recibido el bautismo de
Juan (Hech 19, 1-4). Y de ahí, las frecuentes referencias que hay en los
evangelios, indicando que Jesús es más que Juan (cf.Jn 1, 6-8; 15, 26-27; 3,
27-36) (Castillo).
Juan fue sólo el final de
una etapa en la Historia de la Salvación. Y el comienzo de otra, la etapa
definitiva, la de Jesús. Hasta Juan, la religiosidad estuvo marcada por la Ley
y los Profetas. A partir de Juan, se instaura un orden nuevo, que se resume en
el proyecto del Reino de Dios(Lc 16, 16). El Reino ya no se basa en templos,
leyes, ceremonias, rituales y sacerdotes. Jesús no instituyo nada de eso. El
Reino es el proyecto de humanización de todos y para todos, liberándonos de la
deshumanización que tanto daño nos hace y que deshumaniza al mundo. El problema
está en que hay demasiada gente que prefiere vivir en la etapa anterior al Evangelio,
bajo el yugo de la ley, por pesado que eso sea, pero les da seguridad.
(Castillo).
No hay comentarios:
Publicar un comentario