A falta de todavía de la lectura del último libro del
Papa Benedicto XVI, “La Infancia de Jesús”, el cual espero que los reyes magos
se dignen dejar, dejo aquí algunas anotaciones que nos puedan permitir
comprender el nacimiento y la infancia de Jesús, según los pocos y únicos datos
que los Evangelios nos aportan.
¿Cómo se explica que la familia de Jesús, y los vecinos
de un pueblo tan chico, si se sabía que el origen de Jesús era celestial,
milagroso, sobrenatural, anunciado por ángeles, adorado por magos de oriente,
perseguido y temido por Herodes, presentado como el Hijo de Dios y el Mesías de
Israel, no se recogió todos los acontecimientos que rodearon esa infancia?. ¿Por
qué no se sabe de Jesús nada hasta el comienzo de su vida pública con treinta
años?.
Tanto el evangelio de Mateo como el de Lucas ofrecen en
sus dos primeros capítulos un conjunto de relatos en torno a la concepción,
nacimiento e infancia de Jesús. Son conocidos tradicionalmente como "
evangelios de la infancia”. Ambos ofrecen notables diferencias entre sí en
cuanto al contenido, estructura general, redacción literaria y centros de
interés. El análisis de los procedimientos literarios utilizados muestra que
más que relatos de carácter biográfico son composiciones cristianas elaboradas
a la luz de la fe en Cristo resucitado. No fueron redactados para informar
sobre los hechos ocurridos (probablemente se sabía poco), sino para proclamar
la Buena Noticia de que Jesús es el mesías davídico esperado en Israel y el
Hijo de Dios nacido para salvar a la humanidad. Así piensan especialistas como
Holzmann, Benoit, Vögtle, Trilling, Rigaux, Laurentin, Muñoz Iglesias O Brown.
De ahí que la mayoría de los investigadores sobre Jesús comiencen su estudio a
partir del bautismo en el Jordán.
Jesús nació probablemente en Nazaret. Solo en los
evangelios de Mateo y Lucas se nos habla de su nacimiento en Belén; lo hacen
seguramente por razones teológicas, como cumplimiento de las palabras de
Miqueas, profeta del siglo VIII a. C., que dice así: " Y tú, Belén, tierra
de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá, pues de ti
saldrá un jefe que será pastor de mi pueblo, Israel " ( Miqueas 5,1 ). Por
lo demás, todas las fuentes dicen que proviene de Nazaret ( Marcos 1,9; Mateo
21,11; Juan 1, 45-46; Hechos 10,38 ) y que era llamado " Jesús, el
Nazareno " o " de Nazaret " ( Marcos 1,24; 10,47; 14,67; 16,6;
Lucas 4,34; 24,19 ).
Lógicamente, no voy a entrar en la polémica del burro y
el buey; pero si voy a reflexionar un poco sobre la figura de los pastores. El
tema de los pastores suele ser utilizado por los predicadores cristianos para
ponderar lo mucho que Dios ama la pobreza y lo importante que es la pobreza. Lo
cual es una solemne tontería. Porque la pobreza es una cosa horrible, es mala,
es causa de indecibles sufrimientos, es humillante y es la expresión más
dolorosa de las desigualdades que ensucian y pudren la convivencia social. Dios
no quiere que haya pobreza. Ni puede querer que existan los pobres. Lo que Dios
quiere es que todos los humanos seamos "iguales" en dignidad y
derechos. Y, puesto que somos "diferentes" (unos más listos que otros,
o más trabajadores que otros, o más honrados que otros...), es inevitable que
se produzcan "desigualdades" sociales, culturales, económicas. Esto
supuesto, el mensaje del Evangelio, al decir que los pastores fueron los
primeros invitados para acercarse a Jesús, lo que nos viene a decir es que,
puesto que las "diferencias" provocan tantas
"desigualdades", Jesús considera que los primeros para él son los que
están más abajo en la escala de las "diferencias". Para ir así
acortando las "desigualdades". Las "desigualdades" no se acaban
por decreto. Las "desigualdades" se van aminorando en la medida en
que, quienes pueden hacerlo, se ponen de parte de los que están los últimos, en
cuanto se refiere a las "diferencias" económicas, sociales,
culturales, sanitarias y así sucesivamente. Por eso, sin duda, Jesús dijo,
tantas veces, que los primeros se pongan los últimos. Para que los últimos
vayan teniendo, también ellos, lo que tienen los primeros. Porque sólo así,
mediante hechos patentes, los derechos de los últimos se convertirán en realidades
tangibles.
Mañana comentaremos el Evangelio de la Vigilia de la Navidad y el día 25 el de la liturgia de la festividad de Navidad.
Mañana comentaremos el Evangelio de la Vigilia de la Navidad y el día 25 el de la liturgia de la festividad de Navidad.
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