sábado, 25 de enero de 2014

EVANGELIO DOMINGO 26 DE ENERO 2014. 3ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Evangelio según San Mateo 4, 12-23

Al oír Jesús que Juan había sido encarcelado, se volvió a Galilea. Dejó Nazaret y se fue a vivir a Cafarnaún, junto al lago, en el término de Zabulón y Neftalí; para que se cumpliera lo anunciado por el profeta Isaías:

Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los paganos. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande, a los que habitaban en una región de sombra de muerte una luz les brilló.

Desde entonces empezó Jesús a predicar diciendo: Convertíos, porque esta cerca el Reino de los cielos. Paseando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos: Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, que estaban echando la red en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: " Veníos detrás de mí y os haré pescadores de hombres”. Ellos dejaron al instante las redes y lo siguieron. Más adelante vio a otros dos hermanos: Santiago, el Zebedeo, y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo, reparando las redes. Los llamó también, y ellos, dejando al punto la barca y a su padre, lo siguieron.

Jesús recorría toda Galilea, enseñando en sus sinagogas. Anunciaba la buena noticia del reino y curaba las enfermedades y las dolencias del pueblo.


COMENTARIO.-

El evangelio comienza narrándonos, que Jesús empieza su misión en Galilea y cuando se entera de que Juan ha sido encarcelado. 

Comienza, anunciando la conversión para que el Reino de Dios, se pueda llevar a cabo. Esta es la causa, a la que Jesús dedicará su tiempo, sus fuerzas y su vida entera, es a lo que Él llama el Reino de Dios. Jesús todo lo que dice y hace está al servicio del Reino de Dios. El Reino de Dios es la clave para captar el sentido que Jesús da a su vida. Hay que cambiar (convertirse) «porque» viene el Reinado de Dios, y, también, hay que cambiar «para que» venga, para hacer posible que venga, porque cambiando, en nuestro cambiar, ya está viniendo ese Reinado….

Continúa su misión llamando a unos pescadores. Que serán sus compañeros y sus seguidores. Con estos seguidores comienza el movimiento de Jesús. Comienza el cristianismo, comienza no una religión, sino un estilo de vida.

Jesús no vino para construir la Iglesia, ni enseñar una doctrina religiosa para que sus oyentes la aprendan bien. Jesús anuncia un acontecimiento para aquellas personas, que lo acogen con gozo y con fe. Una vida más digna para todos, buscando con fuerza que Dios sea acogido entre nosotros y que su reino de justicia y misericordia se vaya extendiendo con alegría.

Bajo el lema: "¿Es que Cristo está dividido? (1 Cor. 1, 1-17)", terminamos ayer, la SEMANA DE ORACION POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS. 

Nosotros como seguidores de Jesús es la misión que tenemos, el seguir trabajando con gozo, fe y alegría en construir el Reino de los Cielos, no en los cielos, sino en la tierra. El Reino de Dios no es la Iglesia, el Reino de Dios es el mundo y la humanidad. La Iglesia es la comunidad de creyentes en Jesús, que son llamados diariamente a seguir construyendo el Reino, siendo seguidores de Jesús.


DIFUNDID EL EVANGELIO. PÁSALO.

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