jueves, 2 de enero de 2014

COMENZAMOS UN AÑO NUEVO. VAMOS A POR ÉL.

Gracias a Dios terminamos este complicado año 2013. Lo terminamos algo cansado, pero con salud, felicidad y ánimo para afrontar el gran reto del 2014.

Pero no quisiera comenzar el año sin hacer una pequeña reflexión sobre uno de los grandes acontecimientos eclesiales que desde mi punto de vista hemos tenido la oportunidad de vivir.
El encuentro del Papa Francisco y el Papa emérito Benedicto XVI,  un gesto histórico e inédito de cohabitación de dos Papas en nuestra Iglesia del siglo XXI. 
Quisiera agradecer al Papa emérito Benedicto XVI, con todo mi corazón el servicio que ha prestado a la Iglesia en estos momentos tan difíciles por los cuales está atravesando. Pero especialmente quiero darles las gracias, por la valentía con la cual afrontó su dimisión. Digo valentía, porque no me imagino lo que eso supuso en ciertos círculos conservadores de la Iglesia que, tenían asumido que el Papa, siempre tendría que estar a su muerte, porque ese es el designio de Dios.

Pero como Ud. dijo:” "Después de examinar ante Dios reiteradamente su conciencia, ha llegado a la certeza de que sus fuerzas, debido a su avanzada edad, no se adecuan por más tiempo al ejercicio de mi Ministerio”.

Este gesto que, hasta hace pocos días no entraba en las mentes de muchos miembros de la Iglesia, sino solamente en algunos que eran clasificados por progresistas y destructores de la Iglesia y que por tanto había que marginar. Pues bien, este gesto de dimisión, ha demostrado claramente que el Pueblo de Dios, tiene su mente y su corazón más abierto a los signos de los tiempos que, esos fieles jerarcas de la Iglesia; pues han sabido aceptar y encajar su renuncia como un verdadero gesto de amor a Dios y a su pueblo.

Esto simplemente nos puede llevar a plantearnos que igual que el `pueblo sencillo ha encajado este acontecimiento, está preparado seguro para aceptar otros tanto que los signos de los tiempos están pidiendo, como la renovación al ministerio sacerdotal, con la libre opción al celibato, el sacerdocio femenino. La apertura ministerial a los laicos en la vida de la iglesia, lastrada por el absurdo poder concedido al ministerio del presbiterado, que permitan una renovada vida sacramental, tan necesaria en la vida de la Iglesia.

Por otro lado tenemos al Papa Francisco donde no ha pasado un año, y la revista TIME (11.XII.2013) ha proclamado al papa Francisco hombre del año en el mundo. ¿Motivo? Según la citada revista, "lo que le hace tan importante es la rapidez con la que ha capturado la esperanza de los millones de personas que habían abandonado toda esperanza en la Iglesia".
¿Qué ha hecho el papa Francisco para dar tanta esperanza a tantos millones de seres humanos en tan poco tiempo? Muy sencillo. Ha tomado en serio el Evangelio. Tan en serio que, en unos meses, ha desconcertado a casi todo el mudo.
La desnudez del Papa en de Spadaro, donde Francisco, además de definirse como persona y como jesuita, ofrece su visión sobre cuestiones morales, como la homosexualidad, y sobre distintos temas como el gobierno de la Iglesia, el papel de la mujer, el ecumenismo o la experiencia cristiana.

Los pasos aperturistas que el Papa Francisco, está llevando a cabo en el seno de la Iglesia, y sus revolucionarios discursos, era esperado desde el inicio del Concilio Vaticano II, por un gran grupo de creyente y miembros de la Iglesia Católica.

Personalmente creo que el actuar del Papa es correcto, pero quizás deberíamos ir con más tranquilidad los demás miembros de la Iglesia. No digo tranquilidad en el actuar, sino tranquilidad en la euforia que veo en algunos, pues podemos caer en el error de mitificar al Papa Francisco. No lo mitifiquemos demasiado porque entonces caeremos en la tentación de poner en primer lugar mi propia ilusión particular y creer que la Iglesia se habrá renovado si se cumple lo que yo deseo. No olvidemos que, las cosas de palacio van despacio y las de la Iglesia –purtroppo magari- suelen ir más despacio.

Lo que creo, es que todos deberíamos intentar colaborar al máximo en estas direcciones, que el Papa nos va marcando y que todos llevamos presentes desde hace tiempo en nuestro caminar dentro de la Iglesia.


Pues no debemos olvidar el sabio refrán que dice “el bien no hace ruido y el ruido no hace bien”. Y digo esto porque vaya a quedar todo nada más que en ruido. 

El resumen de todo esto es EL PAPA FRANCISCO Y BENEDICTO XVI ES EL CLARO ENCUENTRO DEL SERVICIO AL PUEBLO DE DIOS.


FELIZ AÑO 2014 A TODOS.

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