Gracias a Dios terminamos
este complicado año 2013. Lo terminamos algo cansado, pero con salud, felicidad
y ánimo para afrontar el gran reto del 2014.
Pero no quisiera comenzar el año sin hacer una pequeña reflexión sobre uno de los grandes acontecimientos eclesiales que desde mi punto de vista hemos tenido la oportunidad de vivir.
El encuentro del Papa
Francisco y el Papa emérito Benedicto XVI, un gesto histórico e
inédito de cohabitación de dos Papas en nuestra Iglesia del siglo XXI.
Quisiera agradecer al Papa
emérito Benedicto XVI, con todo mi corazón el servicio que ha prestado a la
Iglesia en estos momentos tan difíciles por los cuales está atravesando. Pero
especialmente quiero darles las gracias, por la valentía con la cual afrontó su
dimisión. Digo valentía, porque no me imagino lo que eso supuso en ciertos
círculos conservadores de la Iglesia que, tenían asumido que el Papa, siempre
tendría que estar a su muerte, porque ese es el designio de Dios.
Pero como Ud. dijo:”
"Después de examinar ante Dios reiteradamente su conciencia, ha llegado a
la certeza de que sus fuerzas, debido a su avanzada edad, no se adecuan por más
tiempo al ejercicio de mi Ministerio”.
Este gesto que, hasta hace
pocos días no entraba en las mentes de muchos miembros de la Iglesia, sino
solamente en algunos que eran clasificados por progresistas y destructores de
la Iglesia y que por tanto había que marginar. Pues bien, este gesto de
dimisión, ha demostrado claramente que el Pueblo de Dios, tiene su mente y su
corazón más abierto a los signos de los tiempos que, esos fieles jerarcas de la
Iglesia; pues han sabido aceptar y encajar su renuncia como un verdadero gesto
de amor a Dios y a su pueblo.
Esto simplemente nos puede
llevar a plantearnos que igual que el `pueblo sencillo ha encajado este
acontecimiento, está preparado seguro para aceptar otros tanto que los signos de
los tiempos están pidiendo, como la renovación al ministerio sacerdotal, con la
libre opción al celibato, el sacerdocio femenino. La apertura ministerial a los
laicos en la vida de la iglesia, lastrada por el absurdo poder concedido al
ministerio del presbiterado, que permitan una renovada vida sacramental, tan
necesaria en la vida de la Iglesia.
Por otro lado tenemos al
Papa Francisco donde no ha pasado un año, y la revista TIME (11.XII.2013) ha
proclamado al papa Francisco hombre del año en el mundo. ¿Motivo? Según la
citada revista, "lo que le hace tan importante es la rapidez con la
que ha capturado la esperanza de los millones de personas que habían
abandonado toda esperanza en la Iglesia".
¿Qué ha hecho el papa
Francisco para dar tanta esperanza a tantos millones de seres humanos en tan
poco tiempo? Muy sencillo. Ha tomado en serio el Evangelio. Tan en serio que,
en unos meses, ha desconcertado a casi todo el mudo.
La desnudez del Papa en de
Spadaro, donde Francisco, además de definirse como persona y como jesuita,
ofrece su visión sobre cuestiones morales, como la homosexualidad, y sobre
distintos temas como el gobierno de la Iglesia, el papel de la mujer, el
ecumenismo o la experiencia cristiana.
Los pasos aperturistas que
el Papa Francisco, está llevando a cabo en el seno de la Iglesia, y sus
revolucionarios discursos, era esperado desde el inicio del Concilio Vaticano
II, por un gran grupo de creyente y miembros de la Iglesia Católica.
Personalmente creo que el
actuar del Papa es correcto, pero quizás deberíamos ir con más tranquilidad los
demás miembros de la Iglesia. No digo tranquilidad en el actuar, sino
tranquilidad en la euforia que veo en algunos, pues podemos caer en el error de
mitificar al Papa Francisco. No lo mitifiquemos demasiado porque entonces
caeremos en la tentación de poner en primer lugar mi propia ilusión particular
y creer que la Iglesia se habrá renovado si se cumple lo que yo deseo. No
olvidemos que, las cosas de palacio van despacio y las de la Iglesia –purtroppo
magari- suelen ir más despacio.
Lo que creo, es que todos
deberíamos intentar colaborar al máximo en estas direcciones, que el Papa nos
va marcando y que todos llevamos presentes desde hace tiempo en nuestro caminar
dentro de la Iglesia.
Pues no debemos olvidar el
sabio refrán que dice “el bien no hace ruido y el ruido no hace bien”. Y digo
esto porque vaya a quedar todo nada más que en ruido.
El resumen de todo esto es
EL PAPA FRANCISCO Y BENEDICTO XVI ES EL CLARO ENCUENTRO DEL SERVICIO AL PUEBLO
DE DIOS.
FELIZ AÑO 2014 A TODOS.
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