viernes, 14 de octubre de 2016

MENSAJE DEL PAPA PARA EL DÍA MUNDIAL DE LA ALIMENTACIÓN. DOMINGO 16 DE OCTUBRE 2016.



Sabemos que el mecanismo de la distribución se queda en teoría si los hambrientos no tienen un acceso efectivo a los alimentos, si no se crea una relación adecuada entre la necesidad alimenticia y el consumo". Son palabras del Papa Francisco en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Alimentación 2016, que se celebrará este domingo 16 de octubre.

En su mensaje, el Santo Padre resaltó el tema elegido por la FAO para la presente Jornada: "El clima está cambiando. La alimentación y la agricultura también". Este tema, dijo el Pontífice, nos lleva a considerar la dificultad que se suma a la lucha contra el hambre, es decir, la presencia de un fenómeno complejo como el del cambio climático. Por ello, es importante "cuestionarnos sobre nuestra responsabilidad individual y colectiva, sin recurrir a los fáciles sofismas que se esconden tras los datos estadísticos o las previsiones contradictorias", aunque, al mismo tiempo, "sin abandonar el dato científico, que es más necesario que nunca, sino de ir más allá de la simple lectura del fenómeno o de la enumeración de sus múltiples efectos".

En este sentido, prosigue el Papa, es necesario reconocer ante todo que los diferentes efectos negativos sobre el clima tienen su origen en la conducta diaria de personas, comunidades, pueblos y Estados. "Es necesario intervenir políticamente y, por tanto, tomar las decisiones necesarias, disuadir o fomentar conductas y estilos de vida que beneficien a las nuevas y a las futuras generaciones. Sólo entonces podremos preservar el planeta", asevera.

Este aspecto es fundamental, afirma el Papa, ya que una gran parte de la población mundial vive en zonas rurales en contacto directo con los efectos del cambio climático, y ellos experimentan que, si el clima cambia, también sus vidas cambian. "Su diario acontecer se ve afectado por situaciones difíciles, a veces dramáticas, el futuro es cada vez más incierto y así se abre camino la idea de abandonar casas y afectos". De la sabiduría de las comunidades rurales, señala Francisco, podemos aprender un estilo de vida que nos puede ayudar a defendernos de la lógica del consumo y de la producción a toda costa; lógica que, envuelta en buenas justificaciones, como el aumento de la población, en realidad sólo busca aumentar los beneficios.

Además, precisa el obispo de Roma, no podemos olvidar que es también el clima el que contribuye a que la movilidad humana sea imparable. "Los datos más recientes nos dicen que cada vez son más los emigrantes climáticos, que pasan a engrosar las filas de esa caravana de los últimos, de los excluidos, de aquellos a los que se les niega tener incluso un papel en la gran familia humana. Un papel que no puede ser otorgado por un Estado o por un estatus, sino que le pertenece a cada ser humano en cuanto persona, con su dignidad y sus derechos".

Muchas veces, también en cuanto Iglesia Católica, hemos recordado que los niveles de producción mundial son suficientes para garantizar la alimentación de todos, a condición de que haya una justa distribución. "En efecto", dice el Papa, "sabemos que el mecanismo de la distribución se queda en teoría si los hambrientos no tienen un acceso efectivo a los alimentos, si siguen dependiendo de la ayuda externa, más o menos condicionada, si no se crea una relación adecuada entre la necesidad alimenticia y el consumo y, no menos importante, si no se elimina el desperdicio y se reducen las pérdidas de alimentos".


Todos estamos llamados a cooperar en este cambio de rumbo: esa es la invitación conclusiva del Papa Francisco. Los responsables políticos, los productores, los que trabajan en el campo, en la pesca y en los bosques, y todos los ciudadanos. "La voluntad de actuar no puede depender de las ventajas que se puedan obtener", recuerda, "sino que es una exigencia que está unida a las necesidades que surgen en la vida de las personas y de toda la familia humana... con el fin de conseguir que todo el mundo tenga cada día una alimentación suficiente y saludable".

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