sábado, 17 de marzo de 2012

EVANGELIO DOMINGO 18 DE MARZO 2012. CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

Evangelio según San Juan 3, 14-21

"En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo:"Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único Dios. Esta es la causa de la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios".

COMENTARIO.-

Para comprender bien el evangelio de este domingo, deberíamos de leer los catorce primeros versículos de este tercer capítulo del evangelio de Juan. En primer lugar, para conocer la figura de Nicodemo y el primer diálogo que Jesús mantiene con él, donde le recuerda que para seguirlo, debemos de nacer de nuevo, del agua y del Espíritu.

Nicodemo, cuyo nombre significa “el que vence al pueblo”, aparece varias veces en el evangelio de Juan (3,1-21; 7,50-52; 19,39). No es un cualquiera. Por su filiación religiosa es un fariseo, es decir, un rígido observante de la Ley, considerada como la expresión suprema e indiscutible de la voluntad de Dios para el ser humano. Es el primer rasgo que señala Juan antes del nombre mismo. Nicodemo se define como hombre de la Ley antes que por su misma persona. Juan añade otra precisión sobre el personaje: en la sociedad judía es un “jefe” título que se le aplica particularmente a los miembros del Gran Consejo o Sanedrín, órgano de gobierno de la nación (11,47). En éste, el grupo de los letrados fariseos era el más influyente y dominaba por el miedo a los demás miembros del Consejo (12,42).
Nicodemo habla en plural (3,2: sabemos). Es, pues, una figura representativa. La escena va a describir, por tanto, un diálogo de Jesús con representantes del poder y de la Ley. Nicodemo llama a Jesús “Rabbí” (3,2) término usado comúnmente para los letrados o doctores de la Ley que mostraban al pueblo el camino de Dios. Así es como este fariseo adicto ferviente de la Ley, ve a Jesús. Es extraño, porque hasta el momento, Jesús no ha dado pie para semejante interpretación de su persona.(Koinonia).

La conclusión que debemos de extraer del evangelio de este domingo, es que Dios no se hizo presente en este mundo, en la persona y vida de Jesús, porque se sintiera ofendido, indignado e irritado. Dios se hizo presente en el mundo, en el hombre de Jesús de Nazaret, porque quiere tanto al mundo, que no soportaba más estar lejano, distante, desconocido.(Castillo).

Y lógicamente, Dios no quiso tampoco el sufrimiento de Jesús en la cruz, ni Jesús fue abandonado por Dios. Si no que fuimos nosotros los hombres, los que no quisimos ver en Jesús la salvación del mundo. Su estilo de vida molestaba a los poderosos, y por eso decidieron matarlo. En Jesús, se realizó la verdad de Dios, para que nosotros viéramos que sus obras y su manera de vivir es el único camino de construir el Reino de Dios en la tierra.

Por eso el evangelista nos dice:"que la luz vino al mundo", y que esa luz es la verdad. Dios se humanizó en Jesús. Por eso nosotros, en la medida que nos hacemos tan humano como Jesús, estamos dando la luz que vino al mundo, porque esa luz es la verdad, que es el amor de Dios. Jesús es, antes que nada, el «regalo» que Dios ha hecho al mundo, no sólo a los cristianos.

La razón de ser de la Iglesia, lo único que justifica su presencia en el mundo es recordar el amor de Dios. Lo ha subrayado muchas veces el Vaticano II: La Iglesia «es enviada por Cristo a manifestar y comunicar el amor de Dios a todos los hombres». Nada hay más importante. Lo primero es comunicar ese amor de Dios a todo ser humano.(Pagola).

El próximo lunes 19 de marzo, festividad de San José, se celebra en España, el Día del Seminario, este año bajo el lema: “PASIÓN POR EL EVANGELIO” -leer, el post que escribí ayer sobre el día del seminario-. Este acontecimiento, que en muchas Iglesias locales adelantaremos a la celebración de la eucaristia dominical, ya que en muchos lugares, el lunes, día de San José no es festivo.

Pues bien, que el evangelio de este domingo, nos ayude a descubrir nuestra PASIÓN POR EL EVANGELIO, COMO LUZ QUE VINO AL MUNDO.

TENED PASION POR EL EVANGELIO, COMO LUZ QUE VINO AL MUNDO.

Mañana festividad de San José, reflexionaremos sobre su figura en la vida de Jesús.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por su reflexión, por su labor de apostolado y entrega a los demás.

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