jueves, 20 de octubre de 2011

NECESITAMOS UNA IGLESIA MÁS PROFÉTICAS

Esta conversión a una Iglesia más profética no puede ser liderada por la jerarquía, ni promovida por un organismo oficial. Es en el seno de la comunidad cristiana donde podemos y debemos escuchar la llamada de Pablo: «Buscad el amor y aspirad los dones del Espíritu, sobre todo, la profecía» . Es en las comunidades donde hemos de iniciar la reacción hacia una fase nueva de cristianismo, más inspirado y motivado por Jesús, y mejor estructurado para servir al proyecto del reino de Dios. El cambio decisivo es ir pasando de comunidades primordialmente cultuales, centradas en la celebración y la catequesis, hacia comunidades proféticas más centradas en el reino de Dios y en la acción evangelizadora. Estoy pensando en una conversión «sostenida» a lo largo de los años venideros, que hemos de iniciar ya las generaciones actuales y que hemos de trasmitir como herencia y talante a las minorías que vienen tras nosotros. La renovación que necesita la Iglesia no vendrá por vías institucionales, sino por las brechas abiertas por el espíritu profético .

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