sábado, 28 de noviembre de 2015

LA VISITA DEL PAPA FRANCISCO A ÁFRICA.

El Papa Francisco emprendió el pasado miércoles día 25, su primer viaje a África donde visitará Kenia, Uganda y la República Centroafricana (RCA) y regresará el 30 de noviembre. Se convertirá en el cuarto Papa que viaja a este continente después de Pablo VI (Uganda, 1969), Juan Pablo II, que visitó 42 países africanos, y Benedicto XVI.

La intención del Papa Francisco es visitar los tres países, incluida la RCA a pesar de que en los últimos meses se han vivido nuevos brotes de violencia, así como ante las amenazas de posibles atentados.

En Kenia el Papa ha celebrado una reunión interreligiosa, un encuentro en la Universidad de Nairobi y también visitará la barriada de Kangemi y acudirá a la sede de las Naciones Unidas.

En Uganda, visita el santuario anglicano de los mártires de Namugongo y dialoga con los jóvenes ugandeses.

El domingo 29 de noviembre, primer domingo de Adviento, partirá hacia la RCA donde llevará a cabo una visita a un campamento de refugiados, víctimas de la guerra civil. El Papa también abrirá la Puerta Santa de la Catedral de Bangui, con una anticipación del inicio del Jubileo de la Misericordia, que en Roma será el 8 de diciembre.

Este viaje del Papa Francisco me enseña como el Papa enseña y vive el mensaje evangélico. No sé,  si ha cogido a propósito esta fecha de inicio del tiempo litúrgico de Adviento, para la realización de este viaje; sino es así da igual todo viene bien.

Y es que al inicio de este tiempo de Adviento, este viaje del Papa Francisco me hace ver que la religión con Jesús no está en los templos solamente, sino que la religión con Jesús está y debe de estar presente en el mundo. Y en la vida siendo testigos de la esperanza que vamos a recibir en Él, actuando con honradez y responsabilidad en todos los ámbitos sociales.

Y, digo esto, porque lo importante durante este tiempo de Adviento que comenzamos, es caer en la cuenta de que no es lo mismo hablar de Adviento, lo que viene “desde de arriba”, que de Futuro, lo que viene “desde abajo”. En el primer caso hablamos de “portentos divinos”. En el segundo caso, nos referimos a “responsabilidades humanas”. Como es lógico, las religiones tienen tendencia a insistir más en la necesidad de la “intervención de los dioses” que de la “historia de los hombres”. Ahora bien, si algo dejó claro el Evangelio es que el mundo se arregla mediante la “responsabilidad histórica” y no esperando “apariciones divinas”. La Navidad nos enseña que la idea fundante del cristianismo se centra en afirmar que Dios, en Jesús, entró en la historia de los hombres para enseñarnos que lo decisivo es actuar con honradez y responsabilidad para humanizar esta historia nuestra. (Castillo)

De aquí que el Adviento, debe de suponer también para nosotros una preparación para la llegada al realismo de Jesús en los tiempos que nos ha tocado vivir. Estamos viviendo unos momentos difíciles a nivel mundial en todos los ámbitos, políticos, sociales, económico, militares, religiosos.

Por eso, las palabras que escuchamos en el evangelio del próximo domingo después de muchos siglos, no están dirigidas a otros destinatarios. Son llamadas que hemos de escuchar los que vivimos ahora en la Iglesia de Jesús, en medio de las dificultades e incertidumbres de estos tiempos.

La Iglesia actual marcha a veces como una anciana «encorvada» por el peso de los siglos, las luchas y trabajos del pasado. «Con la cabeza baja», consciente de sus errores y pecados, sin poder mostrar con orgullo la gloria y el poder de otros tiempos.

Es el momento de escuchar la llamada que Jesús nos hace a todos.


«Levantaos», animaos unos a otros. «Alzad la cabeza» con confianza. No miréis al futuro solo desde vuestros cálculos y previsiones. «Se acerca vuestra liberación». Un día ya no viviréis encorvados, oprimidos ni tentados por el desaliento. Jesucristo es vuestro Liberador. (Pagola)

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